Transformaciones Culturales en España: Sociedad, Educación y Prensa en los Siglos XIX y XX

Clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 8,78 KB

Cambio en las Mentalidades y Estructura Social

Las clases dominantes de una sociedad no se limitan únicamente a ejercer su poder en los ámbitos económico y político, también influyen en la mentalidad colectiva, convirtiendo así sus modos de vida y sus comportamientos sociales en modelo de referencia a imitar. La alta sociedad española, dominada por una oligarquía conservadora, hacía gala de una mentalidad que, en muchos aspectos, parecía retornar a los viejos valores del Antiguo Régimen. Se caracterizaba por considerar la propiedad de la tierra como signo de prestigio social. Es difícil separar a la oligarquía agraria de la industrial y financiera porque las grandes familias tenían intereses en los tres sectores. Además, la alta burguesía no se consideraba plenamente incluida en la sociedad hasta no haber alcanzado un título nobiliario, para lo cual únicamente existían dos caminos: la concesión real o el matrimonio. Por último, la alta burguesía hacía ostentación pública de riqueza cuando participaba en actos públicos o construyéndose grandiosos palacios.

Estas actitudes y comportamientos no impregnaban en las clases más bajas de la sociedad. Sus miserables condiciones de vida les hacían inclinarse hacia las ideas radicales del movimiento obrero.

La Situación de la Mujer

Las mujeres ocupaban una posición subordinada y permanecían excluidas de los derechos políticos y jurídicos, con escasas posibilidades de acceder a la educación y totalmente sujetas a la autoridad de sus padres, hermanos o esposos. Según las leyes, no podían efectuar compraventas ni trabajar fuera del hogar sin permiso de sus maridos. Como se consideraba un desprestigio que las mujeres burguesas trabajaran fuera de casa, se pasaban recluidas en sus hogares desempeñando el papel de madres y esposas. Por el contrario, entre los sectores sociales más humildes era muy frecuente el trabajo femenino en los talleres industriales y en las casas burguesas como criadas. En 1860, la tasa de analfabetismo femenino era del 87%.

Cultura y Literatura

En el ámbito de la cultura, destaca el predominio de la novela realista, que se impuso gracias al talento de autores como Leopoldo Alas “Clarín”, y sobre todo Benito Pérez Galdós. Por otro lado, destaca la figura de Menéndez Pelayo, quien, desde 1875, sostuvo una intensa polémica con los krausistas y se esforzó por demostrar que el catolicismo había contribuido a que España alcanzara sus mayores glorias artísticas, históricas y militares.

La crisis del 98 contribuyó a extender una corriente política, el regeneracionismo, que defendía la necesidad de una transformación social y política de la vida española. Su máximo representante fue Joaquín Costa. Relacionado también con la pérdida de las últimas colonias está la Generación del 98, aunque su creación literaria maduró en las primeras décadas del siglo XX. Destacan: Pío Baroja, Unamuno, Azorín, Antonio Machado, Valle-Inclán y Ramiro de Maeztu.

La Educación en España

En el ámbito de la enseñanza las realizaciones de los diferentes gobiernos del periodo fueron muy escasas a pesar de las retóricas declaraciones de los textos constitucionales. El modelo educativo español quedó fijado por la Ley Moyano (1857), que dividía la enseñanza en tres niveles: primaria, secundaria y universitaria. Se establecía la enseñanza primaria como obligatoria y los ayuntamientos debían financiarla.

El Concordato de 1851 garantizaba la influencia de la Iglesia, que seguía controlando la enseñanza primaria y secundaria a través de sus colegios. El Estado contaba con unos 50 institutos en las grandes ciudades, ocupados por los hijos de familias ricas. Apenas se investigaba por falta de medios, a pesar de lo cual destacó la figura de Ramón y Cajal.

Iniciativas Educativas Alternativas

Pero al margen del sistema público de enseñanza, se emprendieron iniciativas, de alcance limitado pero de gran interés pedagógico y social. Hay que destacar a la Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1876 con el fin de aplicar los principios del Krausismo. Su principal fundador fue Francisco Giner de los Ríos, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Central de Madrid que había sido apartado de su cátedra. Frente a los tradicionales métodos memorísticos, la Institución Libre de Enseñanza propugnaba una educación integral y activa, que incorporaba nuevas materias y actividades, como la educación física, el canto, las excursiones, todo ello en un ambiente de tolerancia y libertad de opinión. Aunque fue una institución minoritaria de la que sólo se beneficiaron los hijos de una pequeña burguesía intelectual, sus planteamientos ejercieron una gran influencia en la cultura de su tiempo.

También fue meritoria la labor de “Los círculos católicos obreros” o “Las escuelas del Ave María”, creadas en Granada, a partir de 1888 por iniciativa del padre Manjón. Aunque de carácter religioso, aplicaba unos planteamientos pedagógicos similares a los de la Institución Libre de Enseñanza, pero se orientó hacia los sectores más marginados, los niños gitanos.

También los partidos obreros llevaron a cabo una lucha contra el analfabetismo. El PSOE creó “Las casas del pueblo” y los anarquistas propiciaron la lectura de periódicos como “Tierra y libertad” y crearon escuelas, destacando “La escuela moderna” dirigida en Barcelona por Ferrer Guardia. Pero a pesar de estas iniciativas hacia 1900 la proporción de analfabetos ascendía a casi las dos terceras partes de la población, y hasta ese mismo año no se creó el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.

El Auge de la Prensa

En cuanto a la Prensa, tuvo un importante impulso sobre todo gracias a los sectores de mayor inquietud intelectual. En las primeras décadas del siglo XIX la prensa sigue siendo un producto para minorías ya que la mayoría de la población era analfabeta. Las tiradas son muy pequeñas pero tienen una amplia difusión debido a la tradición de la lectura en voz alta, los gabinetes de lectura y la costumbre de leer los diarios en los cafés, ateneos y tertulias. La Guerra de la Independencia creó una gran demanda informativa. Se multiplicaron las publicaciones de todas las tendencias políticas: periódicos liberales como El Robespierre Español, anticonstitucionales, como El Censor General; y afrancesados, como La Gaceta de Sevilla. Con el regreso de Fernando VII se volvió a prohibir toda publicación no oficial. Los periódicos anteriores a 1835 apenas incluían informaciones. Trataban temas políticos o científicos. Solían tener formato pequeño, estaban escritos en una columna y su aspecto era bastante aburrido.

Pero a partir de esta fecha surgen otros más parecidos a los actuales. Desde 1868 siguen existiendo periódicos de opinión, defensores de un partido o líder político, pero se desarrolla una prensa informativa que alcanza mayores tiradas. El aspecto externo de estos periódicos es más ameno. Su contenido ya no se limita a temas políticos, sino que aparecen nuevas secciones de crítica literaria, pasatiempos, humor y anécdotas. Dedican más espacio a la publicidad e insertan folletines, (novelas por capítulos) que gozaban de gran aceptación entre el público lector. Con la libertad de prensa que reconoce la Constitución de 1869, surgen numerosos periódicos y revistas. Comienza a desarrollarse la prensa femenina y aparecen los primeros periódicos obreros.

Entre los periódicos de mayor tirada de esta época, destaca El Imparcial (1867), cuyo suplemento literario, “Los Lunes del Imparcial”, publicó, desde 1879 hasta 1906, obras de los autores más importantes del momento: Zorrilla, Valera, Campoamor, Pardo Bazán, Rubén Darío. Así mismo fue plataforma para lanzar a otros autores de la Generación del 98: Unamuno, Azorín, Baroja, Valle Inclán.

Los periódicos en torno a 1900 se definen como independientes, incorporan fotografías y reflejan los gustos de la cultura de masas: entretenimiento, (fútbol, toros, teatro), suplementos de economía, arte, espectáculos. Hay que destacar La Vanguardia, periódico catalán fundado en 1881 y ABC, fundado en 1903, con formato de revista e ideología monárquica y conservadora. Ambos subsisten hasta nuestros días.

En cuanto a las revistas merecen ser citadas “La Pluma” dirigida por Manuel Azaña, que luego sería director de la revista “España” en 1923, año en que surgía también “La revista de Occidente” de Ortega y Gasset.

Entradas relacionadas: