Transformaciones económicas en la España del siglo XIX
Clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 3,97 KB
1. Proceso de desamortización y cambios agrarios
España, a lo largo del siglo XIX, experimentó un cambio notable en su economía. Si bien al finalizar el siglo la industria no se había desarrollado lo suficiente y la mayoría de la población seguía vinculada al sector primario, el país logró en ciertas áreas un desarrollo industrial, con un predominio de despliegue a partir de la década de 1840, provocado por las desamortizaciones y la Ley de los Ferrocarriles (1855).
La agricultura española del siglo XIX se caracterizaba por sus bajos niveles de productividad, cultivos y técnicas tradicionales. A esto se sumaban obstáculos, tanto físicos (relieve o clima) como sociopolíticos. Los grandes propietarios de tierras eran la Corona y la Iglesia (manos muertas), quienes estaban exentos de pagar impuestos y explotaban sus tierras de manera ineficiente. Aunque ya existían precedentes como las medidas de Godoy o las Cortes de Cádiz en 1813, tras la muerte de Fernando VII en 1833 los gobiernos liberales se plantearon afrontar la situación con la desamortización (confiscación de tierras en manos muertas y posterior venta en subastas).
La primera desamortización fue impulsada por el gobierno de Mendizábal en 1836, y las tierras expropiadas pertenecían al clero. Se buscaba recaudar dinero para financiar la guerra contra los carlistas, aumentar la productividad, crear una clase media de agricultores propietarios y ganar apoyos a la causa liberal. Sin embargo, no se obtuvieron los ingresos esperados (continuación de préstamos extranjeros) y se generó un enfrentamiento con el Vaticano.
En 1855, durante el Bienio Progresista, Madoz impulsó una nueva desamortización que afectaba a las tierras comunales, por lo que era de ámbito civil. El objetivo principal era la financiación del ferrocarril.
Ambas desamortizaciones tuvieron como consecuencias:
- El cambio de la propiedad de las tierras: un 40% pasó de la Iglesia a aristócratas y comerciantes.
- Se amplió la superficie cultivada, pero no se mejoró la vida de los agricultores al no tener acceso a la tierra.
Otros hechos que transformaron el mundo agrario fueron:
- La supresión de la Mesta, de los señoríos y del diezmo.
- La introducción de abonos (nitrato, guano).
- La trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo) fue dejando paso a productos exportables como cítricos, arroz, etc.
- Las exportaciones subieron en el vino de Jerez y el cereal castellano, aunque las plagas de filoxera a finales de siglo las frenaron.
2. Las peculiaridades de la incorporación de España a la Revolución Industrial. Modernización de las infraestructuras. El impacto del ferrocarril.
A pesar de los cambios en la agricultura, España se incorporó a la Revolución Industrial de manera tardía y con ciertas peculiaridades. La falta de carbón mineral, la escasa inversión en tecnología y la persistencia de estructuras económicas tradicionales dificultaron el desarrollo industrial.
La modernización de las infraestructuras fue clave para el desarrollo económico del siglo XIX. La construcción de carreteras, puertos y canales mejoró la comunicación y el transporte de mercancías. Sin embargo, el mayor impacto lo tuvo la llegada del ferrocarril. La Ley de Ferrocarriles de 1855 impulsó la construcción de una red ferroviaria que conectó las principales ciudades y regiones del país. El ferrocarril facilitó el transporte de mercancías y personas, impulsó la industria siderúrgica y minera, y contribuyó a la creación de un mercado nacional.
En definitiva, el siglo XIX fue una época de importantes transformaciones económicas en España. La desamortización, los cambios en la agricultura y la llegada del ferrocarril sentaron las bases para la modernización del país, aunque persistían importantes desafíos para alcanzar un desarrollo industrial pleno.