Transformaciones Sociales y Demografía en España: Siglo XIX
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Las Transformaciones Sociales en España
Evolución Demográfica en el Siglo XIX
La población española creció a lo largo del siglo XIX. Pasó de unos 11 millones de habitantes a unos 18,6 millones. Fue un crecimiento lento, próximo al 6% anual, inferior al de otros países europeos e insuficiente para crear un mercado nacional, condición necesaria para el desarrollo económico.
Causas del Lento Crecimiento Demográfico
Las causas de ese lento crecimiento hay que buscarlas en las características de la mortalidad y natalidad españolas. La tasa de mortalidad era muy elevada: rondaba el 28%.
Factores de la Alta Mortalidad
- La continuada serie de guerras que sostuvo el país dentro y fuera de las fronteras.
- Las enfermedades infecciosas, que afectaban a las clases populares subalimentadas y expuestas al contagio por la falta de higiene y sanidad. Desaparecieron el cólera, la tuberculosis, la viruela y la peste. Los gobiernos tomaron medidas, como la inspección de aguas, la recogida de basura, la limpieza de calles, las vacunas y las campañas preventivas.
- La alta mortalidad debido a las crisis de subsistencia causadas por las malas cosechas. Apenas se acumulaban reservas, por lo que se disparaban los precios y provocaba hambre entre campesinos y trabajadores. Las malas comunicaciones solo permitían abastecer con trigo a las ciudades costeras. Se puso en funcionamiento el uso de líneas ferroviarias.
Se daba también una elevada tasa de natalidad. Para las familias pobres, los hijos eran una especie de seguro de vida.
Movimientos Migratorios
Otro factor importante fue la prohibición de emigrar al exterior. A partir de entonces, se inició una corriente de emigración, protagonizada por las familias campesinas que buscaban un futuro mejor, trasladándose al norte de África o América.
En las décadas de finales de siglo, el ferrocarril o los barcos de vapor abarataron los viajes y la corriente migratoria aumentó mucho. En el interior tuvo lugar un proceso de migración del campo a la ciudad, un éxodo que explica el crecimiento de las ciudades (Valencia, Bilbao, Barcelona y Madrid) en unos casos por el auge industrial.
Se produjo un incremento de la emigración al exterior, hacia América. Los gobiernos no hicieron nada por detenerla, ya que sabían que el débil desarrollo no aseguraba ningún futuro a la población hambrienta. Entre 1880 y 1914, miles de españoles embarcaron a Sudamérica, sobre todo hacia Argentina, la mayoría de ellos de forma definitiva.
Ni la Guerra de Cuba ni el Desastre pudieron detener el proceso. Solo el estallido de la Primera Guerra Mundial invertiría la situación y proporcionaría un saldo migratorio positivo.