La Transición Española: de la Dictadura a la Democracia (1975-1982)
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LA TRANSICIÓN TRAS LA MUERTE DE FRANCO
Tras la muerte de Franco en noviembre de 1975, se inicia la Transición Española, un período de gran interés y controversia. Su inicio se marca con la proclamación de Juan Carlos I como rey y Jefe de Estado (22 de noviembre), pero su conclusión es debatida. Aunque algunos sugieren distintas fechas, se propone considerar la victoria electoral del PSOE en octubre de 1982 como punto de cierre de esta etapa.
Surgieron tres alternativas políticas en España:
- La continuidad del régimen franquista con ajustes superficiales, impulsada por el "búnker".
- La reforma política desde dentro del sistema, promovida por los aperturistas como Torcuato Fernández Miranda o Gutiérrez Mellado.
- La ruptura democrática, abogada por la oposición democrática para poner fin al régimen dictatorial de manera inmediata. Se destacan diferencias entre la Junta Democrática, que abogaba por la demolición inmediata del sistema franquista, y la Plataforma Democrática liderada por el PSOE, que buscaba un diálogo con el reformismo franquista para una transición democrática legal.
El rey asumió un papel fundamental el 22 de noviembre al convertirse en jefe de Estado. Aunque juró los Principios del Movimiento Nacional y las Leyes Fundamentales a los principios del régimen franquista, insinuó su inclinación hacia la democracia en su discurso de proclamación. Inicialmente, Carlos Arias Navarro continuó como presidente del Gobierno, manteniendo un gabinete que combinaba ministros del franquismo inmovilista, militares y reformistas como José María Areilza, Alfonso Osorio y Manuel Fraga. Torcuato Fernández Miranda presidía las Cortes y el Consejo del Reino, siendo una figura clave en el inicio de la Transición.
Las promesas reformistas de Arias Navarro se vieron obstaculizadas por la lenta implementación y limitaciones de sus acciones, alienando tanto al apoyo del régimen como a la oposición democrática. La conflictividad laboral y política aumentaba en las calles, con incidentes en Vitoria, Montejurra, entre otros. Las divisiones entre reformistas y conservadores dentro del gobierno se acentuaban. En respuesta, la oposición democrática se unificó bajo la Coordinación Democrática ("Platajunta").
A finales de junio de 1976, el rey forzó la dimisión de Arias Navarro y designó a Adolfo Suárez, un joven proveniente del régimen, como nuevo presidente del gobierno. Suárez entabló conversaciones con Felipe González, Santiago Carrillo y CCOO, lo que llevó a la dimisión del vicepresidente ultraconservador, el general De Santiago, y al ingreso del general Gutiérrez Mellado. Con el respaldo de sectores reformistas, el nuevo gobierno presentó la Ley para la Reforma Política, que efectivamente liquidaba el régimen dictatorial al otorgar exclusivamente a la representación popular la facultad legislativa a través de un sistema bicameral elegido por sufragio universal. Suárez y Fernández Miranda lograron la aprobación de esta ley por parte de las Cortes franquistas, allanando el camino para la legalización de partidos políticos y la convocatoria de elecciones libres. Además, Suárez expresó su intención de legalizar los sindicatos.
A pesar de los desafíos, como el recrudecimiento del terrorismo en 1977, se aprobaron medidas como una amnistía política, el derecho de huelga, la libertad sindical y la Ley sobre el derecho de asociación política en febrero.
Desde la extrema derecha, grupos franquistas como El Alcázar y Fuerza Nueva, liderados por Blas Piñar, atacaron al gobierno y al incipiente sistema democrático, exigiendo una respuesta dura contra los grupos terroristas de izquierda y proponiendo la delegación del poder en el ejército. Por otro lado, desde la extrema izquierda surgieron grupos violentos como el FRAP y los GRAPO, que llevaron a cabo atentados y secuestros para desestabilizar la transición a la democracia parlamentaria. La semana del 23 al 29 de enero de 1977 fue especialmente tensa, con el asesinato de un estudiante por parte de los "Guerrilleros de Cristo Rey", el secuestro del presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar por los GRAPO, y la matanza de cinco abogados laboralistas del PCE en Atocha por grupos de extrema derecha. Sin embargo, la respuesta popular fue una manifestación de repulsa pacífica en Madrid, demostrando la voluntad general de continuar los cambios de manera pacífica.
A medida que se aproximaban las elecciones programadas para junio, surgían diversas fuerzas políticas. En la izquierda destacaban el PCE y el PSOE, mientras que en la derecha se consolidaba Alianza Popular (AP), liderada por Manuel Fraga Iribarne y compuesta por exministros franquistas. Desde el propio gobierno se creó la Unión de Centro Democrático (UCD) como un partido político ad hoc. La legalización del PCE, llevada a cabo por Suárez el 9 de abril de 1977, generó cierta oposición militar.
Las elecciones generales del 15 de junio de 1977 resultaron en la victoria de la UCD de Adolfo Suárez, mientras que el PSOE se convirtió en la principal fuerza de oposición. Se enfocaron en la elaboración de una Constitución y se aprobaron medidas como la Ley de Amnistía y los Pactos de la Moncloa para abordar temas económicos y sociales. Se avanzó en el reconocimiento de las autonomías, reinstaurando la Generalitat en Cataluña y estableciendo 13 preautonomías. Estas acciones generaron descontento entre los sectores conservadores del ejército, evidenciado en la "Operación Galaxia" en noviembre de 1978. La Constitución fue aprobada en las Cortes y ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, estableciendo a España como un Estado social y democrático de derecho.
En marzo de 1979 se celebraron nuevas elecciones donde la UCD volvió a ganar. Sin embargo, en su segunda legislatura, Suárez enfrentó dificultades internas en la UCD, la crisis del petróleo, el terrorismo y la presión del PSOE. Suárez dimitió en enero de 1981, y su sucesor, Leopoldo Calvo Sotelo, se enfrentó al intento de golpe de Estado del 23F, que fue frustrado gracias a la falta de apoyo y la postura del rey.
Bajo el gobierno de Calvo Sotelo se aprobó la Ley del Divorcio, generando fuertes enfrentamientos. Se reactivó el proceso autonómico y España ingresó en la OTAN, lo que provocó un fuerte rechazo de la izquierda. La desintegración de la UCD llevó a la disolución de las Cortes y a la convocatoria de elecciones generales anticipadas en octubre de 1982, donde el PSOE ganó por mayoría absoluta. Felipe González se convirtió en presidente, y su partido ganaría cuatro elecciones consecutivas hasta 1993.
La acción terrorista de ETA fue un factor de desestabilización, con una campaña de atentados especialmente violenta dirigida contra miembros de las fuerzas armadas, cuerpos de seguridad y figuras vinculadas al franquismo, lo que provocaba una reacción radical en estos sectores. Entre 1975 y 1982, se registraron casi 3200 actos violentos, con más de 600 víctimas mortales y más de 2000 heridos, de los cuales el 60% fueron atribuidos a ETA. Aunque surgida durante la dictadura, la democracia española se convirtió en el principal objetivo del terrorismo nacionalista.
CONSTITUCIÓN DE 1978. ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS
Tras las elecciones generales de junio de 1977, las nuevas Cortes iniciaron la elaboración de una nueva Constitución. La UCD de Adolfo Suárez ganó con 116 diputados, seguida por el PSOE con 118. El PCE-PSUC obtuvo 19 y AP, 16. Diversas fuerzas nacionalistas también lograron representación. Se buscaba consenso en la redacción constitucional, asignando la tarea a una ponencia de 7 miembros, donde UCD y PSOE cedieron puestos a partidos minoritarios. Así, los "padres de la Constitución" incluyeron a:
- Gabriel Cisneros, Miguel Herrero de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca (UCD)
- Gregorio Peces-Barba (PSOE)
- Jordi Solé Tura (PCE)
- Manuel Fraga (AP)
- Miquel Roca (CDC)
La Constitución fue debatida en las Cortes entre mayo y octubre de 1978 y luego ratificada en un referéndum el 6 de diciembre de 1978. Finalmente, entró en vigor el 29 de diciembre de 1978. Define a España como un "Estado social y democrático de Derecho", destacando la libertad, justicia, igualdad y pluralismo político como sus valores fundamentales. Establece una monarquía parlamentaria donde la Corona tiene funciones representativas, arbitrales y moderadoras, y la soberanía nacional reside en el pueblo español, que elige a sus representantes por sufragio universal.
El Título I de la Constitución detalla los derechos fundamentales y libertades civiles y políticas (Artículos 10-54). Garantiza la libertad de expresión en todas sus formas, la libertad de asociación, manifestación y huelga, así como la libertad de conciencia, estableciendo a España como un estado aconfesional. Promueve la igualdad ante la ley sin discriminación por sexo, edad, religión o procedencia, y obliga al Estado a favorecer la igualdad mediante leyes que impulsen el progreso social y económico, incluyendo el derecho a la educación, al trabajo, a la cultura y al deporte, así como el mantenimiento de la Seguridad Social y la protección de la salud pública. También incluye el derecho a la vida, la abolición de la pena de muerte, y el deber del Estado de proteger el medio ambiente y el patrimonio artístico.
La Constitución establece la división de poderes: el legislativo está a cargo de dos cámaras (Congreso y Senado) elegidas por sufragio universal; el ejecutivo corresponde al Gobierno; y el judicial se encuentra en los juzgados y tribunales, coordinados por el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional. Algunos estudiosos la consideran una Constitución abierta, ya que delega la regulación y desarrollo de varios aspectos y derechos a leyes orgánicas posteriores.
La nueva Constitución estableció el desarrollo del Estado de las Autonomías, lo que generó importantes controversias. El Título VIII de la Constitución aborda la articulación de un Estado descentralizado. El artículo 2 de la Constitución afirma que esta se basa en la unidad indisoluble de la Nación española como patria común e indivisible de todos los españoles, reconociendo y garantizando el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la componen, así como la solidaridad entre todas ellas.
La Constitución establece el desarrollo de las Comunidades Autónomas como unidades políticas y administrativas, reguladas por los estatutos de autonomía, que definen sus órganos legislativos y ejecutivos. Se especifican las competencias que pueden cederse a las Comunidades Autónomas, las compartidas con el Estado y las exclusivas de este último (Artículos 148-149). La Carta Magna contempla dos vías para la creación de Comunidades Autónomas: una vía rápida (artículo 151) para las nacionalidades históricas y una vía lenta (artículo 143).
Antes de la aprobación de la Constitución, se tomaron medidas significativas. En septiembre de 1977, se reinstauró la Generalitat en Cataluña, liderada por Josep Tarradellas, y se estableció un régimen preautonómico para el País Vasco. Entre septiembre de 1977 y octubre de 1978, el Gobierno estableció trece preautonomías. Tras la entrada en vigor de la Constitución, se desarrolló ampliamente el Estado de las Autonomías, con la creación del Ministerio de Administración Territorial. Entre 1979 y 1983, se formaron diecisiete Comunidades Autónomas. En octubre de 1979 se aprobaron los Estatutos de Cataluña y del País Vasco, este último más complejo debido a la oposición del PNV a la Constitución y a las aspiraciones independentistas de la izquierda nacional. El de Galicia se aprobó en diciembre de 1980, seguido más tarde por Andalucía, entre otras trece que celebraron sus primeras elecciones en mayo de 1983.
El traspaso de competencias desde el Estado Central a las autonomías ha sido un proceso complejo que se ha llevado a cabo a lo largo de los gobiernos de UCD, del PSOE y del PP. El título octavo de la constitución es ambiguo y ha dado lugar a interpretaciones divergentes sobre el alcance de las competencias de las Comunidades Autónomas, un debate que continúa vigente en la actualidad. La cesión de transferencias implica la necesidad de establecer fórmulas de financiación para que las comunidades puedan gestionar esas competencias, lo que también ha generado importantes controversias en varias ocasiones.
EL FRANQUISMO. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS DEL RÉGIMEN; CONTEXTO EUROPEO
El Franquismo
El "Régimen Franquista" es el sistema político instaurado por Franco tras la Guerra Civil (1 de abril de 1939 - 20 de noviembre de 1975) y constituye una mezcla de dictadura militar y Estado fascista. Franco concentró todos los poderes: Jefe del Estado, Presidente del Gobierno, Generalísimo de los 3 ejércitos, legislaba por decreto ley, Jefe del único partido político permitido (FET de las JONS) y controlaba el poder judicial. Era el líder del sistema, al que se le debía obediencia y fidelidad absoluta. Adoptó el título honorífico de caudillo y demostró una enorme habilidad para mantenerse en el poder a lo largo de los años
Contexto Histórico Europeo
En la Europa de entreguerras surgieron regímenes totalitarios como:
- El fascista en Italia (1922-1945) de Benito Mussolini. Fuerte componente nacionalista de oposición al socialismo, defendiendo la creación de un Estado fuerte y centralizado, controlado por un único partido.
- El nacionalsocialista en Alemania (1933-1945). El nazismo, de Adolf Hitler, se caracterizaba por la defensa de un ultranacionalismo extremo y racial que establecía la superioridad de los arios sobre el resto de las etnias. El estado ejerce un control total sobre la vida política, social y económica.
- Comunista en la URSS (1917-1991) de Lenin. Quería la eliminación de la propiedad privada y el control estatal de los medios de producción para acabar con la desigualdad social. Stalin (1924) instauró un régimen de terror en el que acabó con toda la oposición y promovió el culto al líder mediante una activa propaganda.
Fundamentos Ideológicos
Los valores ideológicos que identificaron el régimen franquista fueron:
- El autoritarismo derechista.
- El antiliberalismo (rechazo del parlamentarismo y partidos políticos).
- El anticomunismo (rechazo de doctrinas igualitarias, socialistas, comunistas y anarquistas).
- El corporativismo. Defensa del orden y la propiedad privada.
- El nacionalcatolicismo (unidad de España, centralismo y el catolicismo eran valores absolutos).
- El tradicionalismo (defensa de la familia, el orden y la propiedad).
Los dirigentes, intelectuales y propagandistas del régimen acusaron a los bolcheviques de todos los desastres que habían azotado a España durante los años 30
En 1939 se promulgó la Ley de Responsabilidades Políticas; en 1940, el Gobierno creó el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, para perseguir, depurar, encarcelar y sancionar a todos los que hubieran tenido alguna vinculación con grupos políticos u organizaciones sindicales de izquierdas. Y en 1947, apareció la Ley de Represión de Bandidaje y terrorismo.
El franquismo contó con los siguientes apoyos institucionales y sociales, conocidos como "familias". Ejercieron su influencia a través de las Cortes y los distintos Gobiernos nombrados por Franco.
- Iglesia. Legitimó la sublevación y la dictadura. A cambio, el régimen reconoció la confesionalidad del Estado, la financiación pública de la Iglesia y el control de la educación, instrumento fundamental de adoctrinamiento y censura. Además del respaldo diplomático del Vaticano, el régimen recibió el apoyo de los eclesiásticos y católicos del Opus Dei y de la Asociación Católica Nacional de propagandistas. Tras el Concilio Vaticano II (1965) la iglesia se aleja de la dictadura franquista.
- Ejército: leal a Franco hasta el final, aunque fue perdiendo peso político, salvo Carrero Blanco.
- Falange: Durante el régimen de Franco, la Falange controlaba instituciones importantes como el Ministerio de Trabajo y periódicos como Pueblo y Arriba. Su Sección Femenina impartía cursos de doctrina católica y propaganda política, además de organizar talleres para enseñar habilidades domésticas (corte y confección, cocina, floricultura…) y pudieran “formar familias con austeridad y alegría, apoyando a sus maridos e hijos y olvidando tareas y funciones varoniles”. El Frente de Juventudes se encargaba del adoctrinamiento político-religioso y la preparación militar de los jóvenes desde los 7 hasta los 21 años. El fin de la Segunda Guerra Mundial perjudicó severamente a los falangistas, quienes siempre habían mostrado entusiasmo pro-nazi y admiración por Mussolini. A partir de 1945, observaron cómo el gobierno de Franco se desprendía de la parafernalia fascista y eliminaba símbolos como el saludo "a la romana", cediendo protagonismo a otras facciones del régimen, como los católicos y los tecnócratas.
- Los carlistas: mantuvieron una estrecha colaboración con el régimen y fueron designados por Franco para desempeñar distintas carteras ministeriales.
- Apoyo empresarial: Destacaron muchos industriales y financieros catalanes y vascos. Los sectores empresariales cooperaron con el Gobierno franquista, siendo favorecidos por su legislación.
- Los monárquicos: Casi todos los monárquicos derechistas y antiliberales apoyaron el régimen. Don Juan de Borbón insistió en sus elogios al régimen franquista y comparó el levantamiento militar de 1936 con la guerra de independencia en 1808.
Franco trató de que los ministros representasen a todas las “familias” de forma equilibrada, variando su número y la importancia de las carteras asignadas en función de la evolución del régimen. Así, “familias” inicialmente importantes como la carlista (tradicionalismo) o los monárquicos cedieron paso a otras como los católicos o tecnócratas. Las relaciones entre los diferentes grupos del régimen franquista no siempre fueron buenas.
- Grupos sociales: en los años 50 se sumó la burguesía industrial catalana y vasca, beneficiadas por el proteccionismo.
Además de sus importantes apoyos, el nuevo régimen necesitó unas durísimas leyes represivas para controlar y eliminar la oposición:
INSTITUCIONALIZACIÓN DEL RÉGIMEN. RELACIONES INTERNACIONALES Y ETAPAS POLÍTICAS
Institucionalización
Esta dictadura se institucionalizó mediante las Leyes Fundamentales:
- Ley de la Administración General del Estado (1938). Concedió a Franco la potestad de legislar en exclusiva.
- Fuero del Trabajo (1938). Prohíbe la huelga y los sindicatos. 1940, promulga Ley de Unidad Sindical (sindicato vertical)
- Ley de Cortes (1942) estableció una cámara consultiva, miembros elegidos y controlados por Franco.
- Fuero de los Españoles (1945) Recogía derechos cuyo ejercicio no garantizaba.
- Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado (1947) Establecía como modelo sucesorio una monarquía autoritaria cuyo rey debía ser propuesto por Franco
Relaciones Internacionales
La política exterior franquista fue variando para adaptarse a la situación internacional
- 1939-1943: Alineamiento con el Eje: España se declaró neutral en la Segunda Guerra Mundial, pero los éxitos de Hitler llevaron a Franco a alinearse con el Eje declarándose no beligerante. Franco envió a Alemania recursos y voluntarios contra la URSS, (División Azul). En 1943, Franco recuperó la neutralidad ante las derrotas del Eje
- 1945-1950: Aislamiento internacional: España fue sometida a un aislamiento tras la Segunda Guerra Mundial para que Franco abandonara el poder. La ONU rechazó el ingreso de España, calificó al régimen como fascista y promovió la retirada de embajadores. Además, Estados Unidos excluyó a España del Plan Marshall.
- 1950-1975: Reconocimiento internacional: Durante la Guerra Fría, Estados Unidos consideró a Franco un aliado contra el comunismo. En 1953, se firma el pacto militar bilateral y el Concordato con el Vaticano, y en 1955, España ingresa en la ONU. En 1959 se confirma el fin del aislamiento. Los éxitos se vieron acompañados por: la pérdida de Marruecos (1956) y Guinea (1968). El rechazo al ingreso en la CEE. La crisis diplomática con Reino Unido por Gibraltar. En los años 70, España estaba tan debilitada que no pudo evitar la invasión marroquí del Sáhara (Marcha Verde).
Etapas Políticas
- Primer franquismo (1939-1959): El nuevo régimen, nacionalsindicalista, comenzó como una dictadura totalitaria dominada por militares y falangistas (Serrano Suñer). Las derrotas alemanas en la Segunda Guerra Mundial llevaron a reemplazar a los germanófilos por católicos en 1943.
- Consolidación y desarrollismo (1959-1973): El régimen se consolidó por el reconocimiento internacional y el crecimiento económico de los 60. Franco dio protagonismo a ministros tecnócratas del Opus Dei y completó la institucionalización del régimen con: la ley de principios del movimiento Nacional (1958, recoge los valores básicos de franquismo) y la Ley Orgánica del Estado (1967, separaba a la Jefatura del Estado y de Gobierno). Además, se aprobaron dos importantes leyes aperturistas: La ley de Prensa e Imprenta (1966), que suprimió la censura previa, y la Ley de Libertad religiosa (1967) que reconocía la libertad de cultos. Franco nombró al príncipe Juan Carlos de Borbón como sucesor en 1969.
- 1973-1975: Crisis del franquismo: En 1973 Franco designa a Carrero Blanco jefe del Gobierno. Tras su asesinato por ETA, será sustituido por Carlos Arias Navarro. Éste inicia una tibia reforma política (Ley de Asociaciones Políticas) que no contentó ni a aperturistas ni a integristas. Además, la crisis económica aumentó la conflictividad social, mientras la política represiva alimentaba la presión internacional sobre el régimen.
TRANSFORMACIONES SOCIALES Y ECONÓMICAS
Transformaciones Sociales
Hasta los años 60, la sociedad era inmovilista, inspirada en los valores tradicionales católicos. Era un país rural dominado por una oligarquía agraria con una pequeña clase media urbana y la iglesia como institución más influyente. Sin embargo, el desarrollismo de los años 60 provocó cambios sociales y España pasó a ser un país urbano e industrial. El auge económico y la llegada masiva de turistas alentaron nuevas pautas de conducta que transformaron la sociedad y las costumbres. Estos cambios se reflejaron en:
- Crecimiento demográfico: La población pasó de 26 millones (1940) a casi 36 (1975) por el aumento de la natalidad y la caída de la mortalidad. Los años del desarrollismo fueron los del baby boom, favorecido por la política natalista y el aumento del nivel de renta. Aunque la tasa de natalidad descendió ligeramente, se mantuvo elevada, lo que, junto a la reducción de la mortalidad infantil, explica el aumento de población, la tasa de mortalidad disminuyó desde el 16,5 ‰ al 8,3 ‰ gracias a los avances sanitarios. La esperanza de vida pasó de 46 a 67 años en varones y de 53 a 76 años en las mujeres.
- Movimientos migratorios: Durante los años 40 y 50 apenas hubo movimientos migratorios debido a que la política autárquica exigía retener la mayor parte de la población en el medio rural. Con el desarrollismo los movimientos migratorios se aceleraron. Emigración interior. El éxodo rural despobló zonas rurales en beneficio de las áreas turísticas. Perdieron población Andalucía, las dos Castillas, Extremadura y Galicia. En 1975 la población urbana ascendía a 2/3 del total. La expansión urbana se caracterizó por la falta de planificación, la aparición de ciudades dormitorio con escasos servicios y equipamientos, el aumento de la infravivienda y la degradación de los centros históricos. Emigración exterior. Casi 2 millones de españoles emigraron ante la falta de empleo a la Europa industrial, sobre todo desde Andalucía y Galicia. Los destinos más destacados fueron Alemania, Francia, Suiza y Bélgica. Las remesas enviadas por los emigrantes a las familias desde el extranjero supusieron una importante fuente de divisas para la economía española, que vio reducida también la tasa de desempleo.
- Estructura social: La sociedad de la posguerra era muy inmovilista. El grupo más influyente era la oligarquía agraria, industrial y financiera, que controlaba el sistema económico y político. El campesinado (la mayoría) y los trabajadores urbanos formaban el grueso de la sociedad, destacando por su escasa formación y bajo nivel de vida. La clase media era casi inexistente. El éxodo rural y el desarrollismo de los 60 alteró la situación al aumentar la clase media urbana (funcionarios, profesionales liberales, trabajadores cualificados y propietarios de pequeños y medianos negocios) la clase media se convirtió en el principal sostén del régimen al aceptar la falta de libertades a cambio del bienestar (franquismo sociológico).
- Estructura de la población activa: Durante las primeras décadas de la dictadura, la estructura de la población era propia de una economía preindustrial y autárquica, con predominio del sector primario frente a la población empleada en la industria y en los servicios. La estructura de la población cambió durante los años 60. Sector primario. Decrece el número de trabajadores en el sector primario en beneficio del sector secundario. Así, en 1970 el sector que ya empleaba a una mayor parte de la población era el industrial, seguido del terciario. El sector primario ocupaba el 29 % de la población, descendiendo hasta el 25% al iniciarse la transición. El aumento de la importancia del sector secundario estuvo acompañado de la creciente importancia de la lucha obrera y sindical, multiplicándose las huelgas en los años finales del franquismo. Finalmente, durante el desarrollismo empezó a incorporarse la mujer al ámbito laboral
- Transformación de los modos de vida y mentalidad: Durante la posguerra y los años 50, la dictadura franquista practicó una política de control social a través de distintas organizaciones políticas y sociales, la educación, la censura y las actividades culturales. Las autoridades impusieron una moral estricta basada en el respeto a las jerarquías y una división según el sexo, estando la mujer supeditada al varón. Durante los años 60, los modos de vida y la mentalidad cambiaron, por el modo de vida urbano, la extensión de niveles superiores de educación y la influencia de los turistas europeos. Uno de los cambios más destacados fue la incorporación de la mujer al trabajo. El nivel de vida mejoró por la subida de los salarios, apareciendo una sociedad de consumo, generalizándose los electrodomésticos, el automóvil o las vacaciones.
- Cambios en la religiosidad: La iglesia recuperó peso político y social durante el franquismo, que consideró el catolicismo como un rasgo esencial del régimen. La iglesia legitimó la dictadura a cambio de obtener poderes en el ámbito educativo y de control de las costumbres, tal y como sancionó el Concordato de 1953. A partir de los años 60. Los cambios del desarrollismo favorecieron la secularización, sobre todo entre los jóvenes de las ciudades.
- Extensión de la educación: con el fin de inculcar en los jóvenes los valores del régimen (Ley de Educación Primaria, 1945). La educación estaba en el control de la Iglesia. Aunque la tasa de escolarización disminuyó durante la posguerra, fue aumentando progresivamente en todos sus niveles. La transformación socioeconómica del país durante los 60 obligó a plantear cambios educativos. La escolarización obligatoria se prolongó hasta los 14 años, aumentando la tasa de alfabetización. La Ley General de Educación (1970) rechazaba la discriminación social y defendía la igualdad de oportunidades, aseguró la universalización de la enseñanza primaria y favoreció el crecimiento de la enseñanza media y superior. La Universidad dejó de ser una institución clasista, convirtiéndose en un importante foco de disidencia por las protestas estudiantiles que provocaron el cierre periódico de las facultades.
- Evolución del entretenimiento: La posguerra favoreció la revitalización de formas de ocio propias de la sociedad tradicional y rural. El cine mantuvo su relevancia. Los cambios sociales de los 60 tuvieron un impacto en el ocio avanzando hacia un modelo de sociedad de masas. La música se abrió a géneros extranjeros y se popularizan las discotecas. El fútbol se popularizó y favoreció la práctica deportiva y popularizó otras actividades como el ciclismo, baloncesto y tenis. El toreo fue decayendo.
Cambios Económicos. Se distinguen dos etapas
Autarquía (1939-1959)
Las autoridades franquistas desarrollaron una política económica autárquica cuyo objetivo era hacer una nación autosuficiente. La autarquía obedecía a la ideología fascista y al aislamiento de España. Esta autosuficiencia exigía una intervención del Estado desde la creación de industrias públicas, a la regulación de precios y a la limitación de las importaciones. No hubo crecimiento económico durante los años 40 y el racionamiento se mantuvo hasta principios de los años 50.
Desarrollismo (1959-1973)
El riesgo de quiebra llevó a formar un Gobierno dominado por los tecnócratas (1957). Los ministros Ullastres y Navarro Rubio promovieron medidas de liberalización económica, diseñando en 1959 un programa que se apoyaba en dos ejes:
- Plan de Estabilización (saneamiento de la economía mediante la reducción de la inflación y el fomento de las exportaciones)
- Liberalización económica (reducción del control estatal sobre la economía).
Ambas medidas favorecieron el despegue de la economía en los 60 dando lugar al desarrollismo, que se benefició de la existencia de una mano de obra abundante y barata, la instalación de empresas extranjeras y el aumento de las divisas del extranjero a través del turismo. Pese a los logros, las carencias del desarrollismo fueron importantes.: emigración de 2 millones de españoles a la Europa industrial. Bajos salarios. Insuficiencia de recursos para crear un Estado de bienestar. Implantación de industrias de bajo nivel tecnológico y dependientes del exterior. Desequilibrios territoriales (La industrialización se concentró solo en determinadas regiones como Cataluña y Madrid). Para corregir estos desequilibrios, el Estado puso en marcha los Planes de Desarrollo (1962): dirigidos por el tecnócrata López Rodó. Hubo 3 y duraron 4 años. Ofrecieron a las empresas importantes ventajas fiscales y crediticias. Se implantaron en zonas poco desarrolladas. No acabaron con los desequilibrios territoriales La crisis internacional del petróleo de 1973 puso fin al desarrollismo, provocando un aumento de la inflación y el desempleo, coincidiendo con la agonía del franquismo.
REPRESIÓN Y EXILIO. MOVIMIENTOS DE PROTESTA CONTRA LA DICTADURA. CULTURA
Represión y Exilio
La dictadura franquista se asentó gracias a la represión, que se institucionalizó por la aprobación de: La Ley de Responsabilidades Políticas (1939). La creación de la Ley de Supresión de la Masonería y el Comunismo (1941). Seguridad del Estado (1941) y Represión del Bandidaje y el Terrorismo (1947). Durante la posguerra fueron fusiladas y encarceladas miles de personas, instaurándose un clima de terror que duró hasta los años 60. La represión disminuyó al crearse el Tribunal de Orden Público (1963) para juzgar delitos políticos. La represión actuó en la cultura mediante la censura, el control de los medios de comunicación o la prohibición del catalán, el euskera y el gallego.
El exilio fue la única salida para los que perdieron la guerra. Supuso una pérdida demográfica, económica e intelectual. El primer exilio se produjo durante la guerra, cuando el avance de tropas sublevadas empujó a republicanos a cruzar la frontera con Francia, donde el número de exiliados se disparó tras el fin del conflicto. Países latinoamericanos como México fueron otros destinos. Se estima que hubo 500.000 exiliados, de los que 170.000 nunca regresaron. El resto regresó en los años 50 y 60 y tras la muerte de Franco.
Movimientos de Protesta contra la Dictadura
La oposición estuvo protagonizada por grupos de ideología variada (PCE). Todos querían restablecer la democracia. La oposición comenzó desde el final de la guerra, evolucionando durante toda la etapa: - La oposición durante la posguerra. Se limitó a sobrevivir organizada en partidas de guerrilleros (Maquis). Su principal acción fue la fracasada invasión del Valle de Arán (1944). Paralelamente, se intentaba obtener el apoyo de las democracias occidentales. Por un lado, el Gobierno republicano en el exilio denunciaba el totalitarismo del nuevo Estado, mientras los monárquicos querían establecer una monarquía constitucional con Juan de Borbón como rey (Manifiesto de Lausana, 1945). - La oposición durante los años 50 y 60. El PCE renunció a la lucha armada con la disolución del maquis en favor de reivindicaciones pacíficas de masas (huelga de tranvías de Barcelona, revuelta universitaria de Madrid) e hizo un llamamiento a la reconciliación nacional (1956). En los 60 la oposición se intensificó. El PCE fundó el sindicato CCOO que lideró las reivindicaciones obreras (huelga de mineros, 1962). Ese año se celebró la Conferencia de Múnich, en la que participaron todos los partidos españoles democráticos, excepto los comunistas. También se reactivó el nacionalismo vasco y catalán, a la vez que nacía ETA, que se inclinó por la lucha armada. Por otra parte, la iglesia se distanció del régimen tras el Concilio Vaticano II. El papa Pablo VI solicitó a Franco que renunciara al privilegio de presentación de obispos. Ante la negativa, el papa adoptó una postura más dura contra el régimen. En 1971, la Santa Sede designó al cardenal Tarancón para liderar la reorganización política de la Iglesia española, lo que fue criticado fuertemente por el sector más conservador y opuesto al cambio. El clero catalán y vasco se acercó al nacionalismo, mientras un sector creciente de sacerdotes se unía a los sindicatos obreros.
- La oposición durante el final del franquismo. El PCE lideró la lucha obrera (multiplicación de huelgas), estudiantil y vecinal. Mientras, aperturistas del régimen crearon grupos monárquicos, liberales y democristianos, y surgieron pequeñas bandas terroristas (FRAP y GRAPO). Además de ETA que aumentó su acción terrorista. La respuesta del gobierno frente a la oposición fue muy dura, imponiendo incluso penas capitales, lo que le granjeó la repulsa internacional. En 1975, el deterioro de la salud de Franco animó a la oposición a unirse en dos grupos: la Junta Democrática (PCE de Santiago Carrillo) y la Plataforma Democrática (PSOE de Felipe González). Paralelamente, un pequeño grupo de oficiales fundó la UMD. CULTURA - Durante el franquismo en España: La Guerra Civil y la posguerra pusieron fin al panorama cultural vivido durante la Segunda República. El franquismo situó la cultura al servicio del régimen bajo el control de la censura y la vigilancia de la Iglesia. Se distinguen 3 corrientes culturales: - Oficial: exaltó los valores del franquismo y censuró las manifestaciones culturales ajenas a la dictadura. Destacó Pemán y Agustín Foxá. - Liberal: Atrajo a franquistas alejados del régimen desde los 50, como Ridruejo y Ruiz Jiménez. - Protesta: los cambios sociales de los 60 y las condiciones de la Ley de Prensa e Imprenta de 1966, favorecieron la aparición de una denuncia social. La literatura apostó por el realismo (Cela: La colmena, Buero Vallejo. Historia de una escalera, Martín Santos: Tiempo de Silencio) . El cine con el humor de García Berlanga: El Verdugo, Ferrario. La denuncia también alcanzó a la poesía (Blas de Otero y Gabriel Celaya) y a la música con intérpretes como Serrat, Llach y Raimón. Pese a las dificultades, hay que destacar la presencia de otras figuras culturales cuya producción coincidió con el franquismo como el novelista Miguel Delibes o el pintor Salvador Dalí, Antonio Tapies o el escultor Eduardo Chillida. - Durante el franquismo en el exilio: Los exiliados mostraron una visión crítica y de oposición al régimen, aunque algunos (Ortega y Gasset) regresaron a España, la mayoría no o retornó tras el fallecimiento del dictador. El exilio afectó a ámbitos culturales muy variados: Literatura: Juan Ramón Jiménez (premio Nobel en 1956), Rafael Alberti, Entre el clavel y la espada. Otros literatos en el exilio fueron también poetas como Luis Cernuda, Jorge Guillén y los dramaturgos Alejandro Casona y José Bergamín. Artes plásticas: pintores de exilio como Pablo Picasso y Joan Miró. En cine, Luis Buñuel (Viridiana). Humanidades: filósofos como Ortega y Gasset, María Zambrano, y juristas como Osorio Jiménez de Asúa e historiadores, como Sánchez Albornoz también se exiliaron. Ciencia: médicos como Severo Ochoa o matemáticos como Rey Pastor. Además de estas figuras, es preciso tener presente la labor de editoriales como Ruedo Ibérico.