Transiciones Democráticas en Latinoamérica: Argentina, Brasil y Uruguay

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Contexto: Durante la Guerra Fría, tanto la Unión Soviética como Estados Unidos enfrentaron estallidos de descontento en sus respectivas esferas de influencia, mientras que el capitalismo experimentaba una nueva crisis económica. En este escenario, Latinoamérica inició un proceso de redemocratización, impulsado por presiones internas y externas, especialmente de Estados Unidos.

Procesos de Transición a la Democracia

Argentina

La transición en Argentina se aceleró gracias al conflicto externo de la Guerra de las Malvinas (1982), territorio ocupado por Argentina durante dos meses antes de volver a manos británicas, lo que conllevó un desprestigio de los militares. En 1983, se disolvió la Junta de Gobierno y se convocó a elecciones libres, donde resultó vencedor el Partido de la Unión Cívica Radical, liderado por Raúl Alfonsín, quien dictó decretos para enjuiciar tanto a los líderes guerrilleros como a los miembros de las tres Juntas de Gobierno del período 1976-1983.

Brasil

Desde el golpe de Estado de 1964, Brasil estuvo dirigido por militares. Bajo la presidencia de Geisel (1976-1978), se inició un lento proceso de transición a la democracia, que se consolidó con Batista (1979-1985), quien decretó la Ley de Amnistía y restableció el pluripartidismo. En 1985, fue elegido por votación indirecta el líder de la oposición, Neves, poniendo fin a la dictadura militar.

Uruguay

En Uruguay, los sectores militares y civiles negociaron las reglas de la transición, que se culminó en dos etapas: una "dictadura transicional" (1985-1989) y una "transición democrática". En la primera etapa, se excluyeron a los partidos políticos y se sometió a plebiscito la Constitución elaborada por el régimen, que fue ampliamente rechazada. Luego de la restauración de la Constitución de 1967, asumió la presidencia María Sanguinetti.

Aun después de estos procesos, la influencia y el legado de los regímenes autoritarios permanecieron por largo tiempo en las sociedades, particularmente en lo que respecta a las violaciones de los Derechos Humanos.

Resurgimiento de la Oposición y Protestas Nacionales

Las organizaciones de base se orientaron a paliar las consecuencias de las reformas neoliberales, a través de ollas comunes y los comedores populares. A finales de los años 70, en relación con la violación de los Derechos Humanos y su defensa, nació la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Además, el movimiento sindical comenzó una frágil rearticulación después de la puesta en marcha del Plan Laboral, que permitió la elección de nuevos dirigentes.

La crisis de 1982 provocó una oleada de protestas populares en contra del gobierno, al que se culpó de implementar un modelo económico que había originado el empobrecimiento de los sectores populares. La primera protesta fue convocada por la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) en 1983, que, a pesar de la censura, resultó exitosa y permitió formar el Comando Nacional de Trabajadores, que continuó con protestas organizadas.

Pinochet censuró la información en los medios de comunicación, usó la violencia e inició una represión selectiva a dirigentes sindicales. El 14 de junio, un paro nacional fracasó, el movimiento cedió su liderazgo a los partidos de oposición y el gobierno sentenció la represión: "esto se acabó, señores". Pese a la represión, apareció una apertura liderada por Onofre Jarpa. Las protestas convocadas fueron reprimidas. En 1986, una patrulla prendió fuego a dos personas, de las cuales una falleció, en el conocido "caso quemados". Este hecho contribuyó al desgaste de esta forma de movilización.

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