El Tratado de Maastricht: Unión Europea y Mercado Único
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El Tratado de Maastricht (Tratado de la Unión Europea, 12 de febrero de 1992)
El Tratado de Maastricht modifica los anteriores Tratados fundacionales de las Comunidades Europeas: el Tratado de París de 1951 (fundación de la CECA), los Tratados de Roma de 1957 (fundación de la CEE y la CEEA o EURATOM) y el Acta Única Europea de 1986 (fusión de los tratados anteriores). Por primera vez, se sobrepasaba el objetivo económico inicial de las Comunidades y se le daba una vocación de carácter político. Se creaba así la Unión Europea, que englobaba en sí las tres Comunidades Europeas anteriores, aunque con modificaciones sustanciales, sobre todo de la CEE, que pasó a llamarse CE.
Pocos meses después de la caída del Muro de Berlín, la Cámara de Estrasburgo aprobó una moción a favor de “una Unión Política, sobre una base federal, junto al Mercado Único y la Unión Económica y Monetaria”. Es decir, la creación de una federación de estados: la Unión Europea (UE). Los ministros de Asuntos Exteriores y de Economía de los Doce firmaron el Tratado de Maastricht el 12 de febrero de 1992 y entró en vigor, junto con el Mercado Único, el 1 de enero del año siguiente (1993).
Pilares del Tratado de Maastricht
- Primer Pilar: la Comunidad Europea, la CECA y la EURATOM. Las instituciones básicas de la CE/UE quedaron fijadas en seis: el Consejo Europeo, el Parlamento, el Consejo de Ministros (o Consejo de la Unión Europea), la Comisión, el Tribunal de Justicia y el Tribunal de Cuentas.
- Segundo Pilar: la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC). A la PESC se le asignaban objetivos comunitarios.
- Tercer Pilar: la Cooperación Policial y Judicial en Materia Penal (CPJP), es decir, las políticas comunitarias relacionadas con la Justicia y los Asuntos Interiores.
Objetivos del Tratado de Maastricht
Los objetivos de Maastricht en el corto y medio plazo distaban de ser ambiciosos, puesto que prácticamente se limitaba a abrir la etapa constituyente de esta a la espera de nuevos desarrollos, difuminándose los ideales federales que habían impulsado la iniciativa del Parlamento Europeo. La inicial “unión con una meta federal” de los primeros borradores fue reemplazada por “una unión cada vez más estrecha” y por la afirmación de que la UE “respeta la identidad nacional de sus estados miembros”.