El Tratado de Westfalia y la Reorganización del Poder en Europa
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Contexto Histórico
El Tratado de Westfalia (1648) marcó un punto de inflexión en la historia europea, poniendo fin a la Guerra de los Treinta Años y reconfigurando el mapa político del continente. Además de las consecuencias para el Imperio Español y las Provincias Unidas, el tratado tuvo un impacto significativo en el interior del Imperio y en las relaciones internacionales.
Ventajas Comerciales para las Provincias Unidas
El Tratado de Navegación y Comercio de 1650 otorgó ventajas comerciales a las Provincias Unidas. La Monarquía Hispánica renunció a su teórico monopolio en América, reconociendo el derecho de las Provincias Unidas a navegar y comerciar en territorios no controlados por España. Incluso, les cedió algunas colonias portuguesas previamente conquistadas.
Cambios Territoriales y Políticos en el Imperio
Dentro del Imperio, se produjeron importantes cambios territoriales y políticos. Los príncipes de Brandeburgo y Mecklemburgo, cuyos territorios sufrieron una gran devastación, fueron recompensados con obispados secularizados. El Palatinado se dividió en dos: el Bajo Palatinado (renano), devuelto a Carlos Luis (protestante), y el Alto Palatinado (católico), para Maximiliano de Baviera.
Estos cambios confirmaron el fracaso de las ambiciones absolutistas del Emperador y fortalecieron el poder de los príncipes. La revocación del Edicto de Restitución y la confirmación de las cláusulas de Augsburgo permitieron la práctica del calvinismo y otros cultos en privado, lo que representó una derrota para la Contrarreforma, rechazada incluso por el Papa. El libre comercio por el Rin favoreció el control sueco de la costa.
Consecuencias Internacionales del Tratado de Westfalia
El Tratado de Westfalia sentó las bases para la secularización de la política internacional y el desarrollo de un derecho público europeo basado en la soberanía estatal. Sin embargo, no logró una paz generalizada. Las guerras continuaron en el norte y entre Francia y España, debilitada esta última por la Fronda.
Con Cromwell, Inglaterra regresó a la escena internacional, aliándose con Francia en 1655 y tomando Jamaica. Tras derrotas españolas en las Dunas y Gravelinas, se iniciaron las negociaciones que culminaron en el Tratado de los Pirineos (1659).