Trayectoria Poética de Miguel Hernández: Etapas y Evolución
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Etapas en la Trayectoria Poética de Miguel Hernández
La trayectoria biobibliográfica de Miguel Hernández presenta cuatro etapas diferenciadas:
1. El Mundo Externo: La Naturaleza como Vivencia y Objeto de Observación (1910-1934)
Se conservan más de 100 poemas de su época de adolescencia. Los versos aparecen combinados libremente o siguen las formas tradicionales de la poesía popular: romancillos, endechas, romances. Los temas de estos poemas son variados, pero casi siempre están relacionados con la vida campestre. Son abundantes las escenas mitológicas y los ambientes orientales (exotismo), todo ello como resultado de su gusto por el Romanticismo y el Modernismo (especialmente Rubén Darío).
En su primer viaje a Madrid (1931) conoce la actividad poética del momento. De esta experiencia saldrá Perito en lunas (1933). Las 42 octavas reales que componen esta obra se caracterizan por su complejidad y por su barroquismo (neogongorismo). Es su libro más complejo: enigmático y hermético.
2. El Mundo Interno: Introspección y Personalismo. El Encuentro con los Otros: Amistad y Amor (1935-1936)
En 1935 vuelve de nuevo a Madrid. En esta época nace el proyecto de Silbo vulnerado, un poemario de sonetos pastoriles amorosos.
Más tarde lo incorporará a los poemas y sonetos amorosos de El rayo que no cesa (1936), su primer gran éxito. En todos los poemas impera el sentimiento del amante frustrado, la llamada “pena hernandiana”. El tema es la insatisfacción profunda de la inaccesibilidad de la amada, esto es, la queja del enamorado.
En 1935, un año antes del inicio de la Guerra Civil, Miguel había experimentado un firme cambio de sentido en su actitud cívico-social. Se produce su cambio ideológico y estético. Es también el momento en que se ve reconocido en su poesía por V. Aleixandre y P. Neruda, a los que admiraba.
3. El Mundo Externo: El “Nosotros” Comprometido por la Igualdad Social. Guerra Civil (1936-1939). La Poesía de la Guerra. El Poeta-Soldado
Tras el golpe de Estado de los rebeldes militares, al mando del general Franco, contra la II República, Hernández consolida su postura social y la convierte en política: se afilia al Partido Comunista y se alista como voluntario de guerra. Su poesía se hace bélica, aunque combina con lo lírico. Durante el conflicto bélico, su producción poética se disemina por numerosas revistas y continúa dando ánimos a los soldados republicanos.
Al libro optimista de Viento del pueblo, prosigue un año después El hombre acecha, dedicado a P. Neruda. Con El hombre acecha, M. H. marca el modelo de la lírica española de posguerra, impregnada de dolor e ira.
4. El Mundo Interior (El del Hombre como Especie): Trascendencia y Solidaridad por Amor. Las Cárceles (1939-1942). Poesía Intimista y Poesía Carcelaria (1938-1941)
Comprende los poemas escritos en las distintas cárceles.
Desde los últimos meses de la guerra, Hernández fue confeccionando una especie de diario poético íntimo de breves canciones y romances de escuetos versos. Se trata de una poesía de hondo sentimiento, de densidad simbólica y de autorreferencias a su obra anterior, y de resonancias rítmicas neopopulares, cuya mayor parte fue compuesta en la cárcel.
Antes de concluir la guerra, tiene un nuevo hijo. Este hecho provoca un nuevo canto de esperanza y alegría a la libertad, que asimila con su hijo. Así, en “Nanas de la cebolla” (1941), en esta trágica canción de cuna, Miguel cree en la nueva generación y lucha por un mundo mejor.