El Trienio Liberal (1820-1823): Reformas, Conflictos y el Fin del Sueño Constitucional
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El Trienio Liberal (1820-1823): Origen y Primeras Reformas
Tras varios intentos fracasados, el pronunciamiento del comandante Rafael Riego en 1820 en Andalucía (Cabezas de San Juan) tuvo éxito, gracias al apoyo de la burguesía y clases medias gaditanas. Siguieron pronunciamientos similares en otras localidades españolas. Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución de 1812 y a gobernar dentro de este marco constitucional.
Las Reformas Liberales y su Impacto
Los gobiernos liberales restablecieron la legislación de las Cortes de Cádiz e intentaron aplicarla. Entre las medidas más destacadas se encuentran:
- La supresión de la Inquisición, el régimen señorial y los mayorazgos.
- La reducción del número de monasterios y órdenes religiosas, cuyos bienes pasaron a manos del Estado para su venta.
- La reducción de los diezmos que cobraba la Iglesia.
- La eliminación de las aduanas interiores y la proclamación de la libertad de establecimientos industriales.
- La aprobación de un reglamento general de Instrucción Pública, el primer código penal y la división del territorio en 52 provincias.
Además, se creó una Milicia Nacional, un cuerpo armado de ciudadanos voluntarios, para garantizar el orden y defender la Constitución y el régimen liberal, al margen del ejército. Cada localidad organizó la suya, y el armamento de los milicianos terminó financiándolo cada ayuntamiento. En esta milicia participaron clases medias urbanas y también sectores populares.
Radicalización Liberal y Reacción Absolutista
La División del Liberalismo
Los liberales pronto se dividieron en dos facciones:
- Los Doceañistas o Moderados, partidarios de aplicar las reformas aprobadas por las Cortes de Cádiz de forma más cautelosa.
- Los Exaltados, partidarios de reformas más radicales y profundas.
A partir de 1822, el grupo de los Exaltados gobernó, lo que intensificó las tensiones políticas.
La Oposición Conservadora y Contrarrevolucionaria
Durante el Trienio surgió una fuerte oposición conservadora y contrarrevolucionaria al régimen liberal. Sus integrantes se denominaron Absolutistas, Realistas o Apostólicos, y su lema era «Dios, Patria y Rey». Se organizaron en «partidas realistas» que se manifestaron en rebeliones militares urbanas y, sobre todo, en una guerra de guerrillas rural en las montañas de Cataluña, País Vasco, Navarra y el norte de Castilla. Contaron con el apoyo del propio monarca, una parte del ejército, la mayor parte del clero, de la nobleza y del campesinado.
El Fin del Trienio Liberal: La Intervención Extranjera
El régimen liberal cayó por la intervención de tropas extranjeras. En el Congreso de Verona (1822), las potencias absolutistas europeas acordaron que Francia se encargaría de restablecer a Fernando VII como monarca absoluto. Una expedición militar francesa, conocida como «Los Cien Mil Hijos de San Luis» (1823), cruzó la frontera y, sin apenas resistencia, consiguió este objetivo, poniendo fin al Trienio Liberal.