Del tropo al acto de lenguaje: un comentario de Paul de Man

El fenómeno autobiográfico habría sido otro si no hubieran sido las Confesiones de Rousseau el texto nuclear en la postulación de las primeras tesis que nutrieron la corriente conocida como “Deconstruccionista”. Paul de Man tiene un comentario a la obra de Rousseau que incluyó con el título de “Excusas”.

El emblema del tropo, que implica la sustitución del yo por su figura, ha llevado a sostener por algunos comentaristas que toda autobiografía es intrínsecamente una construcción ficcional. De Man se refiere en este ensayo a la prosopopeya como “fictio personae” y ése es el tropo que condensa su teoría sobre el yo autobiográfico. Si el yo es sustituido por su (des)figura, si el cuerpo del texto es una máscara que sustituye como la prosopopeya a la persona convocada, la verdad del texto autobiográfico no es predicable fuera del lenguaje que (des)figura su voz. En “Excusas” de Man comenta uno de los episodios más significativos de Las confesiones. El doble estatuto, el referencial, que de Man llama cognitivo, y el preformativo son inseparables en todos los textos autobiográficos y no es condición exclusiva del de Rousseau.

El problema planteado por de Man es crucial para una teoría del género autobiográfico, y radica en que no es posible delimitar en él fácilmente la metáfora espacial dentro/fuera, de lo asertivo (lo declarado) y lo preformativo (escusa). El acto narrativo autobiográfico tiende a fundir en uno solo esos dos espacios, de modo que la verdad revelada y la confesión afirmada proceden del mismo acto.

Por eso mismo cobra importancia para los narradores autobiográficos fijar la autenticidad de lo que dicen llenando de detalles aparentemente superfluos los episodios que narran. Las autobiografías son específicas desde el momento en el que solo en una dimensión de ellas, la referencialidad se constituye en y desde la palabra de quien hace la declaración, la percepción, la valoración o reproduce la sensación. La referencialidad autobiográfica es verbal en su origen y en su término para buena parte de los acontecimientos narrados. Pero también ocurre que las autobiografías se llenan de otro episodios que si son contrastables.

La doble vertiente cognoscitiva y preformativa de la que habla de Man, para Rousseau es inherente a todo acto autobiográfico y su singularidad estriba en que éste produce una simultaneidad de ambas vertientes.

Ello explica que toda autobiografía se vea afectada por la pregunta sobre su sinceridad en la medida en que el acto preformativo y el cognoscitivo coinciden en uno solo. Si fuese un género ficcional no tendría sentido plantearse tal sinceridad. El énfasis que la bibliografía ha puesto en esas condiciones, confirma que la autobiografía convierte el acto cognoscitivo y el preformativo en una sola y misma cosa: y se constituyen ambos al nivel de la palabra del narrador. Rousseau admite haber omitido algunas líneas y algunos recuerdos porque éstos le habrían mostrado a una luz demasiado favorable. De Man se fija en que los olvidos y los silencios pueden responder a un intento de coherencia, de trazado de una isotopía. Este fenómeno es común en toda autobiografía.