El Turno Dinástico en la Restauración Española: Gobiernos y Fraude Electoral

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El Turno Dinástico y los Gobiernos de la Restauración

El turno dinástico funcionó como eje del sistema político de la Restauración en España. Aunque diseñado para garantizar la estabilidad, comenzó a mostrar signos de crisis hacia 1898. Por primera vez, en grandes ciudades como Barcelona, Valencia o Bilbao, las fuerzas de oposición lograron romper el monopolio de los partidos dinásticos.

A pesar de estar desprestigiado, dividido por discrepancias internas y sin la fuerza de antaño, el turno sobrevivió hasta 1923.

Los Partidos del Turno

El Partido Conservador, liderado por Cánovas del Castillo, gobernó los primeros años de la Restauración. Durante este periodo, sentó las bases del sistema con la aprobación de la Constitución de 1876, un texto que fue aceptado por el Partido Liberal.

El Partido Liberal, liderado por Sagasta, accedió al poder en 1881. Tras la muerte del rey Alfonso XII en 1885 y ante el temor a la inestabilidad, conservadores y liberales firmaron el Pacto del Pardo. Este acuerdo facilitó un gobierno liberal que aseguró la continuidad del sistema monárquico y del turno.

Reformas del "Parlamento Largo" (1885-1890)

Durante el periodo conocido como el "Parlamento Largo" (1885-1890), los liberales desarrollaron un importante programa reformista. Ya habían aprobado previamente una ley de prensa que ponía fin a la censura impuesta por Cánovas. Se incorporaron al sistema derechos y prácticas asociados a la Revolución de 1868, destacando:

  • Sufragio universal masculino para las elecciones municipales.
  • Abolición definitiva de la esclavitud.
  • Ley de Asociaciones, que permitió la legalización de sindicatos obreros.
  • Establecimiento del juicio por jurado.
  • Aprobación del Código Civil, que regulaba el derecho de familia y proporcionaba seguridad jurídica a la propiedad y los contratos.

Finalmente, en 1890, se estableció el sufragio universal masculino para todas las elecciones. El censo electoral se amplió significativamente (cerca de 5.000.000 de personas) al otorgar el derecho de voto a todos los varones mayores de 25 años.

Control Electoral y Fraude

A pesar de la ampliación del sufragio, la permanencia de mecanismos de control electoral dificultó una progresiva democratización del sistema. El proceso de preparación de las elecciones durante la Restauración se basaba en el fraude y la manipulación:

  1. El Encasillado: El Ministerio de la Gobernación elaboraba una lista (la "casilla") con los nombres de los candidatos que el Gobierno deseaba que fueran elegidos en cada distrito electoral.
  2. El Caciquismo: El Gobernador Civil de cada provincia negociaba con los caciques locales (personajes influyentes en el ámbito rural) para asegurar que los resultados electorales se ajustaran a las instrucciones recibidas desde Madrid. Los caciques utilizaban su poder económico y social para coaccionar o comprar votos.
  3. El Pucherazo: Se recurría a diversas trampas y manipulaciones directas para adulterar los resultados en las urnas, como la falsificación de actas, la inclusión de votantes fallecidos o la intimidación a los electores.

Estos mecanismos garantizaban que, en todas las elecciones al Congreso de los Diputados del último cuarto del siglo XIX, la suma de los diputados conservadores y liberales representara alrededor del 80% del total. El partido que convocaba las elecciones siempre lograba una mayoría abrumadora, generalmente entre el 60% y el 65% del total de diputados electos.

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