La Unión Liberal y la Crisis del Régimen Isabelino en España (1856-1868)
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La Unión Liberal y la Crisis del Régimen Isabelino
Orígenes y Propósitos de la Unión Liberal
En 1856, el general O'Donnell fundó un nuevo partido, la Unión Liberal. Esta formación política surgió de la confluencia de sectores de la izquierda del Partido Moderado (conocidos como los “puritanos”) y de la derecha del Partido Progresista. Su principal objetivo era estabilizar el régimen liberal, buscando un equilibrio que evitara tanto las actitudes radicales y revolucionarias como las posturas más reaccionarias del Partido Moderado. La Unión Liberal aspiraba a mantener el liberalismo doctrinario y a contener la amenaza de revolución social que percibían proveniente de los movimientos republicano y demócrata.
El Gobierno de la Unión Liberal (1858-1863): Expansión Económica y Política Exterior
Tras el fin de la experiencia del Bienio Progresista, la Unión Liberal asumió el gobierno de España entre 1858 y 1863. Este periodo coincidió con una notable expansión de la economía capitalista, impulsada por varios factores clave:
- La culminación de la Desamortización de Madoz.
- La implementación de una legislación liberalizadora de la propiedad y el subsuelo.
- Un significativo avance hacia la formación de un mercado nacional, gracias al desarrollo del ferrocarril y las comunicaciones.
En el ámbito de la política exterior, los unionistas adoptaron una postura activa, siguiendo las tendencias imperialistas de las potencias europeas. Sus acciones incluyeron:
- La intervención en Indochina, en apoyo a Francia.
- El intento de recuperación de Santo Domingo.
- La expansión por Marruecos.
- La intervención en México, junto con Francia y Gran Bretaña.
La Caída de O'Donnell y el Camino hacia la Revolución
A pesar de los logros económicos y la proyección exterior, O'Donnell se vio forzado a dimitir en 1863 debido a una fuerte oposición interna. Esta oposición provenía de dos frentes principales:
- El moderantismo más reaccionario, representado por los “neocatólicos”, quienes abogaban por la reconciliación con los carlistas y la Iglesia.
- La creciente hostilidad de los republicanos y demócratas.
Tras la dimisión de O'Donnell, se sucedieron una serie de gobiernos de marcado tinte autoritario, a menudo bajo la dirección o tutela del General Narváez. Esta situación llevó a que el Partido Progresista se abstuviera de participar en las elecciones, lo que exacerbó la polarización política. El resultado fue la formación de una amplia coalición opositora, integrada por progresistas, unionistas (ahora liderados por el general Serrano), demócratas y republicanos, con el objetivo común de derribar el régimen moderado e isabelino.