Valle-Inclán y el Esperpento: Ruptura y Profundidad en el Teatro Moderno

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Valle-Inclán y el Esperpento: Una Mirada Profunda a su Obra Dramática

Las técnicas escénicas tendrían que avanzar mucho para que se demostrara hasta qué punto Valle-Inclán se había anticipado a las nuevas concepciones del teatro mundial. Toda la escena gira en torno a la figura tremenda de la Madre, una verdulera, una mujer del pueblo. Los personajes que la rodean se reparten en dos campos:

  • Los conformistas y partidarios del orden.
  • Los disconformes, los rebeldes.

Entre las frases de unos y otros se establece un brutal contraste. Y señalemos desde ahora que el esperpento recurre de modo muy especial al arte del contraste. En fin, Max Estrella, el protagonista, ocupa un lugar aparte: es un espectador profundamente conmovido, cuya indignación va creciendo hasta el estallido final.

Momentos Clave en la Escena del Esperpento

Observamos en el fragmento tres "momentos" (partes) separados por las acotaciones:

  1. Diálogo y contraste entre las "gentes de orden" y el albañil.
  2. Los gritos de la Madre y su impacto en Max (con el contraste de Latino).
  3. Un paso más en el horror: la noticia de la muerte del preso y el parlamento de Max.

En suma, esta escena, con sus contrastes, pero, sobre todo, con su intensidad, nos presenta la faceta más desgarrada y "seria" del esperpento. Aquí vemos lo que Buero Vallejo, hablando de Valle-Inclán, llamó "el contrapunto trágico que adensa sus grotescas sátiras". Estamos también en la cima de la desolada protesta que recorre toda la obra (Zamora Vicente). Y es asimismo la manifestación suprema del sentimiento fraterno de Max con los que sufren, con las víctimas. Tal vez —como se ha dicho— esta escena precipita el desenlace: Max morirá en la escena siguiente, como si su corazón hubiera recibido un golpe definitivo tras haber descendido al infierno de aquella noche madrileña.

La Evolución Literaria de Valle-Inclán: Del Modernismo al Esperpento

Valle-Inclán ocupa un lugar muy especial en la literatura del primer tercio del siglo XX. Cronológicamente, pertenece a la generación en la que conviven "modernistas" y "noventayochistas". En sus comienzos es, sin duda, el máximo representante de la prosa modernista, el que llevó más lejos la empresa de crear una nueva prosa artística. Las Sonatas serían la manifestación suprema de ese estilo elegante, musical, plástico, con notas de un sensualismo "decadente" o de sutil melancolía.

Pero su permanente inquietud le iría conduciendo a una nueva etapa que cuaja plenamente en 1920, fecha de Luces de Bohemia y otras obras memorables. Esa nueva estética es la del esperpento, basada en una feroz distorsión de la realidad, animada por un nuevo espíritu crítico y servida por un lenguaje ácido y desgarrado, pero no menos rico que el de su anterior estilo. Dentro de esta evolución general, hay que destacar el lugar de Valle-Inclán en la historia del teatro. Sus esperpentos lo convierten en uno de los grandes renovadores del arte dramático universal. Fue "un teatro de ruptura" que tardaría en ser comprendido plenamente. En un principio, sus esperpentos no eran considerados verdadero teatro, sino más bien "novelas dialogadas" e irrepresentables.

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