Vida Cotidiana, Infraestructuras y Orígenes Míticos de Roma
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Caza y Pesca en la Época Romana
La caza se siguió practicando sin grandes restricciones ni innovaciones significativas durante la época romana. Por el contrario, la pesca experimentó un notable desarrollo, generando excedentes que impulsaron la próspera industria conservera.
La técnica de salazón, introducida por los púnicos y perfeccionada por los romanos, fue fundamental. La sal era considerada un bien de gran valor. Importantes ciudades costeras, como Gades (Cádiz) o Sexi (Almuñécar), entre otras, albergaban grandes fábricas conserveras (cetariae) donde se preparaba el pescado, especialmente el atún, para su posterior comercialización en todo el Imperio, destacando productos como el famoso garum.
Situación Geográfica Estratégica
Roma y el Lacio
Roma nació en el corazón del Lacio, a orillas del río Tíber y al pie de las famosas siete colinas. Esta ubicación le confería una posición estratégica privilegiada, ya que su elevación dificultaba el acceso a posibles enemigos.
Italia en el Mediterráneo
La península itálica se sitúa en el corazón del Mediterráneo, actuando como un eje de simetría que divide la cuenca mediterránea en dos grandes áreas: la occidental y la oriental.
Infraestructuras Viales: Las Calzadas Romanas
Estructura y Construcción
Las calzadas romanas más importantes solían tener una anchura de 5 a 6 metros, permitiendo la circulación simultánea de dos carros. El firme presentaba un considerable grosor, aproximadamente un metro, y se construía en varias capas:
- Cimientos (Statumen): Una base profunda de piedra para asegurar la estabilidad.
- Capa de grava (Rudus): Una capa intermedia de grava y cascotes.
- Pavimento (Summum dorsum): La superficie visible, compuesta por losas irregulares de piedra bien ajustadas.
Las carreteras secundarias o caminos de tierra, sin pavimentar, se denominaban viae terrenae.
Los Miliarios: Señalización de Distancias
Aunque los romanos no utilizaban el sistema métrico decimal, comprendieron la importancia de medir las distancias e informar a los viajeros. Con este fin, instalaron miliarios a lo largo de las calzadas. Estos eran columnas o piedras cilíndricas (generalmente de granito o arenisca) que marcaban cada milla romana (mille passus, aproximadamente 1480 metros). Los miliarios solían llevar inscripciones que indicaban la distancia hasta la ciudad importante más cercana o, en muchos casos, la distancia desde el Miliario Aureo (Miliario Dorado) situado en el Foro de Roma, considerado el punto cero de todas las calzadas del Imperio.
Orígenes Míticos de Roma: De Troya al Lacio
La Huida de Eneas
La leyenda de los orígenes de Roma se remonta a la mítica Guerra de Troya, narrada por Homero, que enfrentó a aqueos y troyanos. El detonante (casus belli) fue el rapto de Helena, esposa del rey aqueo Menelao, por el príncipe troyano Paris. Tras diez años de conflicto y la famosa estratagema del caballo de madera, Troya finalmente cayó.
Eneas, caudillo troyano, hijo del mortal Anquises y la diosa Venus (Afrodita para los griegos), intentó defender la ciudad. Sin embargo, advertido por su divina madre sobre un nuevo destino que le aguardaba, Eneas huyó de la Troya en llamas. Después de una larga y peligrosa travesía por el Mediterráneo, él y sus compañeros supervivientes llegaron a la región del Lacio, cerca de la desembocadura del río Tíber.
Asentamiento en el Lacio y Fundación de Alba Longa
En el Lacio reinaba el rey Latino, cuya hija, Lavinia, estaba prometida a Turno, rey de los rútulos, un pueblo vecino. La llegada de los troyanos provocó un conflicto. Eneas y sus hombres se enfrentaron a los rútulos; Turno murió en combate, y Eneas se casó con Lavinia, sellando la unión entre troyanos y latinos.
El hijo de Eneas, Ascanio (también conocido como Julo), fruto de su anterior matrimonio con la troyana Creúsa (desaparecida durante la caída de Troya), fundó tiempo después la ciudad de Alba Longa, situada en las laderas de los montes Albanos. Esta ciudad se convirtió en la capital de la liga latina.
La Dinastía de Alba Longa y el Nacimiento de los Gemelos
Una sucesión de reyes gobernó Alba Longa hasta llegar a Numítor. Su hermano menor, Amulio, lo destronó y, para evitar futuras reclamaciones al trono, asesinó a los hijos varones de Numítor y obligó a su única hija, Rea Silvia, a convertirse en vestal, sacerdotisa de la diosa Vesta, lo que implicaba un voto de castidad perpetua.
Sin embargo, el dios Marte (Ares para los griegos) se enamoró de Rea Silvia y se unió a ella. De esta unión divina nacieron dos gemelos: Rómulo y Remo, destinados a ser los fundadores de Roma.