Vida Intelectiva: Naturaleza de la Intelección en el Pensamiento Aristotélico-Tomista

Clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 4 KB

Vida Intelectiva: La Intelección según Aristóteles y Santo Tomás

La intelección es la actividad propia del hombre en cuanto hombre. Frente a esta afirmación, surgen dos posturas principales:

  • El materialismo de Demócrito, que sostiene que los conocimientos resultan de la impresión causada por partículas materiales emitidas por los cuerpos.
  • El espiritualismo, representado por Platón, que afirma que la inteligencia conoce directamente lo inteligible sin que lo corpóreo tenga una función causal.

Santo Tomás de Aquino adopta la solución de Aristóteles: el conocimiento propiamente humano es trascendente a lo corpóreo, aunque tiene su origen ineludible en la percepción sensorial, causada por la acción de los cuerpos sobre los órganos de los sentidos. De ella, la inteligencia abstrae lo inteligible, superando la concreción material.

La Naturaleza de la Intelección

Es un hecho que el hombre no solo conoce las cualidades sensibles, sino que penetra en la estructura de las cosas, comprende su naturaleza, razones de ser, etc. La intelección es el acto por el cual la inteligencia conoce su objeto, lo inteligible o metasensible. Santo Tomás señala que lo inteligible es lo "legible dentro", la estructura íntima de los seres, trascendente a la percepción sensorial como tal. Esto no solo se aplica a los seres vivos, sino también a uno mismo: el entendimiento, superando los sentidos, posee la capacidad de captarse a sí mismo. La vista no puede verse a sí misma; en cambio, la inteligencia se entiende y tiene conciencia de sí.

El Objeto del Entendimiento Humano

La inteligencia conoce su objeto, lo inteligible, en lo sensible: por abstracción, extrae de los seres corpóreos los aspectos inteligibles. De modo que, en el proceso intelectivo, es indispensable la actividad corpórea. Basta observar que una lesión cerebral impide la realización de las funciones intelectuales y que no podemos entender sin apoyarnos en imágenes o ejemplos sensibles. El objeto propio del entendimiento humano es la esencia de las cosas materiales: la esencia, lo que constituye a cada ser en su especie, abstracción hecha de lo que la individualiza; de las cosas materiales, los seres corpóreos que capta la percepción sensorial.

El Ciclo del Conocimiento Intelectual

La realidad captada intelectualmente en forma abstracta y universal existe en las cosas de forma individual. Cada vez que el entendimiento conoce, percibe que lo entendido está esencialmente referido a una imagen sensible de la cual ha sido extraída. Hay un retorno a la imagen, mediante el cual lo abstracto aparece como un aspecto de lo concreto y lo universal, de lo singular. De este modo, se cierra el ciclo iniciado en la percepción de la realidad concreta e individual, continuado por el proceso abstractivo que permite conocer universalmente los aspectos metasensibles de la realidad, finalizando por un retorno, mediante la imagen, a esa misma realidad concreta que originó la intelección.

El Carácter Progresivo del Conocimiento

El conocimiento intelectual es progresivo: la captación de las esencias y del ser es inicialmente confusa; debe lograrse por la reflexión, el análisis y la experiencia hasta llegar a ser clara y distinta. El fruto de la intelección es el concepto, en él la mente expresa lo que ha entendido. La intelección termina en lo real. Santo Tomás dice que si lo que entendiésemos fuesen solo los conceptos, se seguirían dos consecuencias que anulan toda la vida intelectual:

  1. Primero, desaparecerían todas las ciencias, quedando reducidos a conocer solo nuestros estados psíquicos.
  2. Segundo, la opinión de los sofistas sería exacta (todo juicio sería verdadero, ya que solo juzgaríamos nuestros contenidos intelectuales sin importar la realidad).

El concepto no es lo que conocemos, sino el medio por el cual entendemos lo real.

Entradas relacionadas: