Vida y Obra de Miguel Hernández: Un Recorrido por su Poesía

Clasificado en Lengua y literatura

Escrito el en español con un tamaño de 3,35 KB

Casi todos los especialistas en la obra de Miguel Hernández han observado la estrecha relación que existe entre la biografía y la creación lírica del poeta. Su obra es como una vida, con sus balbuceos iniciales, sus momentos de empuje juvenil, sus alardes de autoafirmación personal y sus convicciones de que no queda más remedio que aceptar la realidad como una pena, como una sucesión de heridas.

Inicios: La Naturaleza como Inspiración (Perito en lunas)

En un primer momento, en Perito en lunas, su poesía refleja la naturaleza, los animales y las plantas en metáforas y símiles. Es el comienzo de la vida, una vida casi festiva e inconsciente, despreocupada y optimista. Si hay algo de pena, se trata de una pena más literaria que real.

El Amor y la Tragedia (El rayo que no cesa)

Con El rayo que no cesa, su poesía se llena de un vitalismo trágico en el que todo queda envuelto por un presentimiento funesto, por un fatalismo sobrecogedor. La obra es un cancionero de la pena amorosa, del sentimiento trágico del amor y de la vida, que es muerte por amor. La vida siempre se presenta amenazada por fuerzas incontrolables, está marcada por un signo sangriento.

Compromiso Político y Poesía de Guerra (Viento del pueblo, El hombre acecha)

El compromiso que Miguel Hernández adquiere con los acontecimientos políticos que sacuden al país entre 1936 y 1939 provoca en él una poesía vibrante y activa que llegó a convertirse en paradigma de toda su producción poética. Escribió muchos de sus poemas para expresar sus palpitaciones ante el revuelto ambiente de la guerra civil en sus obras finales Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939). En El hombre acecha ofrece una visión desalentadora de la realidad que se mide ya en miles de muertos, heridos, cárceles, odio. El vientre de la mujer es el símbolo de todos los hombres y mujeres, del cosmos.

Intimismo y Desolación en la Cárcel (Cancionero y romancero de ausencias)

Su libro póstumo Cancionero y romancero de ausencias es de gran intimismo, una poesía depurada que dejó escrita cuando comenzó su vía crucis de cárceles que terminó con su muerte. En el Cancionero y romancero de ausencias, a la soledad y la angustia de siempre, ahora hay que sumar la soledad por la muerte, la espada pendiente en el aire para caer sobre su cabeza y el dolor por la familia que sufre sus desgracias. Siguen presentes sus símbolos de muerte: el hoyo, el cuervo, la sangre, a los que se suman la tela negra y, en especial, la sombra como certeza de la muerte y la nada. Para el poeta es casi como un des-nacer, anular la vida para volver como un niño regresado hasta el claustro femenino.

Vida y Muerte: Una Constante en su Obra

Vida y muerte se interrelacionan a lo largo de toda la obra de Miguel Hernández. La muerte como asunto poético de primer orden es tema recurrente. Su contacto con ella es muy cercano. El hijo muerto será objeto de una constante pena y junto a ella la tristeza de las armas y las guerras que hacen que la fuerza y la rebeldía de Miguel Hernández comience a resquebrajarse y se vislumbre un final inevitable en el que canta los pedazos de vida que va dejando en el camino, la agonía a la que vuela.

Entradas relacionadas: