La Visión del Ser Humano en el Renacimiento: Humanismo, Antropocentrismo y Naturalismo Filosófico
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El Ser Humano en el Renacimiento: Una Nueva Visión del Mundo
Entre los siglos XV y XVI tuvieron lugar importantes descubrimientos geográficos y avances culturales, científicos y tecnológicos. Esto propició el surgimiento de una nueva mentalidad, una ruptura con los estrechos límites impuestos por la teología medieval y una apertura en la visión del mundo y del ser humano. La reflexión filosófica desarrollada durante el Renacimiento estuvo marcada por tres pilares fundamentales: el Humanismo, el Antropocentrismo y el Naturalismo.
El Humanismo: Libertad de Pensamiento y Renovación
En esta etapa, en todos los ámbitos culturales, existió un profundo deseo de renovación de la sociedad y del ser humano. Este deseo desembocó en un movimiento cultural trascendental, el Humanismo, que, frente al dogma religioso, promovió la defensa de la libertad de pensamiento y expresión.
En el ámbito de la filosofía, el Renacimiento se caracterizó por el retorno a los principales sistemas griegos. Esto permitió recuperar la reflexión exclusivamente racional sobre el ser humano, la ética, la política y la historia. Los avances técnicos y científicos despertaron la sensación de que todo era posible, de que el ser humano podía conocer los secretos de la naturaleza y utilizar sus poderes con fines benéficos. Como consecuencia de esto, surgió también el denominado pensamiento hermético, es decir, el conjunto de saberes, como la alquimia o la magia, con los que el ser humano buscaba dominar la naturaleza.
El Antropocentrismo: El Ser Humano como Centro del Universo
El pensamiento renacentista aspiraba a un ser humano nuevo, liberado de la ignorancia y la barbarie con las que se identificaba a la época medieval. Para ello, las principales herramientas fueron la educación y el desarrollo de la propia personalidad del individuo. Frente al teocentrismo que caracterizó a la Edad Media, los pensadores de esta época adoptaron una perspectiva antropocentrista. El ser humano es la realidad a partir de la cual todo se interpreta; es el centro del universo. Este ser humano es libre y, desde su libertad, debe buscar su dignidad. Por primera vez, el ser humano se consideró dueño de su propio destino y, libremente, decidió su conducta.
Este antropocentrismo se manifestó también en el pensamiento político. Mientras la filosofía medieval había propuesto modelos políticos que debían regirse por las leyes divinas, los pensadores renacentistas propusieron modelos políticos fundamentados en la naturaleza humana. Y esto lo hicieron desde dos perspectivas radicalmente distintas:
- Realismo político: defendido por Maquiavelo, afirma que el ser humano tiende por naturaleza al mal, la crueldad y la violencia.
- Utopismo: defendido por pensadores como Tomás Moro o Francis Bacon, afirma la posibilidad de diseñar y establecer una sociedad perfecta, igualitaria y en la que se respeten todas las ideas.
El Naturalismo: La Naturaleza como Principio Fundamental
Para los pensadores del Renacimiento, la naturaleza es el primer principio de la realidad; no existe más que naturaleza, fuerzas y causas naturales: todo lo real es natural y viceversa.
El materialismo y el mecanicismo son dos conceptos clave que defendió el naturalismo. El Mecanicismo postula que el universo funciona como una gran máquina, mientras que el Determinismo se refiere a las relaciones causales (causa-efecto) que rigen los fenómenos naturales.
La naturaleza debía ser exaltada por sí misma, no simplemente por ser la creación de Dios o un símbolo de su omnipotencia. Más concretamente, con respecto al ser humano y a su naturaleza, los pensadores renacentistas restaron valor a los aspectos religiosos y acentuaron aquellos de procedencia natural.