La Visión Platónica del Conocimiento: Episteme, Doxa y la Naturaleza de la Realidad
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Para Platón, existen dos formas fundamentales de concebir la realidad: la realidad inteligible y la realidad sensible. Paralelamente, distingue entre el conocimiento científico (la episteme) y la opinión (la doxa).
El Conocimiento Científico (Episteme): El Saber Auténticamente Real
Para Platón, el conocimiento científico es el saber auténticamente real. Lo auténticamente real es lo inteligible. Por lo tanto, el conocimiento es siempre saber sobre la realidad inteligible, nunca sobre la realidad sensible o visible. Para alcanzar este conocimiento, es fundamental apartarse de aquello que se aferra a los sentidos engañosos y de las cosas que pertenecen al mundo sensible.
La Opinión (Doxa): Un Saber Inferior y Cambiante
Por otro lado, la opinión es todo aquello que se aleja de la realidad; es un grado de saber inferior al conocimiento, poco fiable y oscuro. Platón considera que de las cosas cambiantes jamás se puede obtener un conocimiento real, solo simples opiniones. Es decir, para él, si usamos los sentidos para indagar sobre la realidad sensible y cambiante, solo obtendremos opinión; pero si usamos la inteligencia para investigar sobre la realidad inteligible e inmutable, alcanzaremos conocimiento.
La opinión, sin embargo, no deja de ser para Platón una cierta clase de saber, aunque no de la misma manera y con la exactitud del conocimiento científico. Por ello, la opinión nos acerca al menos un poco a las realidades inteligibles, que constituyen el modelo y la esencia de lo inteligible.
La Búsqueda de la Verdad Absoluta y el Devenir
Para Platón, solo podemos alcanzar conocimiento de lo absolutamente real (el ser absoluto, la realidad inteligible), del devenir (la realidad sensible) o del no ser (la nada). Por lo tanto, para Platón sí existen las verdades absolutas, aunque algunas tienen un mayor grado de realismo y verdad, y otras uno menor.
Aunque Platón principalmente diferencia estas realidades o formas de conocimiento en dos (la episteme o conocimiento científico, y la opinión o doxa), también es cierto que esto no se puede aplicar a todo el mundo. Por ello, Platón pensó en el devenir, que es un grado intermedio entre ambos, es decir, entre el conocimiento y la ignorancia.
Por lo tanto, sí pueden existir verdades absolutas y eternas para toda clase de sociedades, pero no todos tienen el mismo conocimiento o razonan de la misma manera que Platón. Por eso, para algunos, la ignorancia es la fuente de conocimiento, es decir, la nada; no tienen el interés de encontrar una verdad absoluta o de tener un conocimiento real e inmutable. Mientras que otros se decantan por responder a todo aquello que se preguntan con opiniones personales o dejándose llevar por su propio razonamiento, de manera que esa respuesta o realidad puede llegar a ser cambiante.
Conclusión
Para concluir, Platón concibe dos formas de conocimiento que sí pueden ser eternas, pero, relativamente, no todo el mundo seguirá sus pasos y obtendrá el conocimiento de la ignorancia y del no ser.