Visiones Filosóficas sobre Sociedad, Realidad y Ética
Clasificado en Filosofía y ética
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Sociedad según Karl Marx
Karl Marx sostiene que la base de toda sociedad es su **modo de producción**, es decir, la forma en que se organizan las actividades económicas. A través del **materialismo histórico**, afirma que los cambios sociales no se deben a ideas individuales, sino a transformaciones en las **fuerzas productivas** (trabajo, herramientas, materias primas) y en las **relaciones de producción** (la relación entre clases sociales). La historia de la humanidad, según Marx, es la historia de la **lucha de clases**, en la que una clase dominante explota a otra dominada. En el sistema capitalista, la **burguesía**, dueña de los medios de producción, explota al **proletariado**, que vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Esta explotación se manifiesta en la **plusvalía**: el valor que el obrero genera y que el capitalista se apropia. La **ideología dominante**, impuesta por la clase burguesa, justifica y perpetúa esta desigualdad, haciendo parecer natural la propiedad privada y el sistema capitalista. Sin embargo, Marx señala que el capitalismo contiene contradicciones internas: la creciente explotación llevará al proletariado a tomar conciencia de su situación, organizándose para derrocar el sistema. Así, tras una fase transitoria llamada **dictadura del proletariado**, se abolirá la propiedad privada y se establecerá una sociedad **socialista**, que con el tiempo evolucionará hacia el **comunismo**, una sociedad sin clases, sin Estado y con igualdad real. **En conclusión**, Marx ofrece una interpretación materialista y crítica de la historia, donde el cambio social es impulsado por las contradicciones económicas. Su pensamiento busca no solo entender la realidad, sino transformarla radicalmente.
La Realidad en la Filosofía de Nietzsche
La filosofía de Friedrich Nietzsche se divide en dos etapas: la negativa o “**filosofía del martillo**”, y la positiva. En la fase negativa, Nietzsche lleva a cabo una crítica profunda a la tradición filosófica occidental, especialmente a la metafísica, la moral y la religión, utilizando un **método genealógico** que busca el origen de las ideas para desenmascarar sus contradicciones. Según Nietzsche, la cultura griega se estructuró en torno a dos fuerzas opuestas pero complementarias: lo **apolíneo** (orden, límite, razón) y lo **dionisíaco** (caos, instinto, vida). La **tragedia griega** representaba el equilibrio entre ambas dimensiones, mostrando la vida como un flujo continuo de creación y destrucción. Sin embargo, con **Sócrates** y **Platón** comienza el dominio de lo apolíneo: la razón se impone sobre la vida, estableciendo una visión moral e intelectualista que asocia la virtud con el conocimiento racional. Platón lleva esta idea aún más lejos al dividir la realidad en dos mundos: el verdadero (**Mundo de las Ideas**) y el aparente (**mundo sensible**), lo que para Nietzsche supone una negación de la vida real y cambiante. Esta concepción será adoptada también por el cristianismo y otras expresiones culturales occidentales, que han despreciado la dimensión dionisíaca del ser. Para Nietzsche, esta “**voluntad de verdad**” ha convertido la filosofía en una doctrina dogmática que rechaza la vida como **devenir**. **En conclusión**, Nietzsche propone superar la tradición metafísica occidental recuperando la vitalidad de lo dionisíaco. Su crítica busca liberar al pensamiento del culto a la verdad absoluta y reivindicar una realidad dinámica, trágica y cambiante como esencia auténtica de la existencia.
Dios y Antropología en el Pensamiento de Nietzsche
Nietzsche critica la religión cristiana por considerarla una versión popular del **platonismo**, ya que ambas separan la realidad en dos mundos: uno verdadero, eterno e inmutable, y otro aparente y transitorio. Esta división, según él, desprecia la vida terrenal al subordinarla a un “más allá” ilusorio. Para Nietzsche, esta forma de pensar impide una afirmación plena de la existencia. Además, el cristianismo impone una “**moral de esclavos**” que exalta la obediencia, la humildad y la compasión, valores que refuerzan la sumisión y niegan la vitalidad. En oposición, el mundo antiguo, representado por el **politeísmo**, celebraba la vida, la fuerza y la individualidad. En este marco, Nietzsche proclama la “**muerte de Dios**”, no solo como la desaparición de la creencia religiosa, sino como la caída de todo un sistema de valores que había regido la cultura occidental. Esta muerte genera **nihilismo**, una crisis de sentido: el **nihilismo pasivo** lleva a la desesperación y decadencia al no encontrar nuevos valores, mientras que el **nihilismo activo** abre la posibilidad de una transformación profunda. **En conclusión**, la filosofía de Nietzsche no busca simplemente negar lo anterior, sino superar los valores tradicionales para crear otros nuevos que afirmen la vida. La muerte de Dios representa una oportunidad para que el ser humano, liberado de ficciones trascendentes, asuma su libertad y cree su propio sentido. Esta tarea recae en el **superhombre**, figura que encarna la **voluntad de poder** y que simboliza la capacidad de vivir plenamente, enfrentando el devenir con valentía y creatividad.
Ética y Moral según Nietzsche
La crítica de Nietzsche a la moral se basa en un **análisis genealógico** del origen de los conceptos de “bueno” y “malo”. En la antigua Grecia, la aristocracia se consideraba buena por su fuerza, poder y nobleza, no en un sentido moral, sino como afirmación de su superioridad frente a los plebeyos, considerados malos por contraste. Sin embargo, con el surgimiento del judaísmo y, posteriormente, del cristianismo, se produce una inversión de valores. Los oprimidos, desde el **resentimiento** y el rechazo a los valores vitales, comienzan a considerar “bueno” aquello que antes era considerado débil: humildad, obediencia, compasión. Para Nietzsche, esta inversión marca el nacimiento de la **moral de esclavos**, opuesta a la **moral de señores**. La primera es reactiva y niega la vida; se basa en el miedo, la sumisión y la negación de los instintos. La segunda, en cambio, es afirmativa y creadora: el noble crea sus propios valores desde su fuerza vital. Esta diferencia de morales se explica también por la domesticación de los instintos, en especial el de la crueldad, que en las sociedades moralizadas ha sido reprimido, dando lugar a una conciencia moral culpable y autorreprimida.
**En conclusión**, Nietzsche considera que la moral tradicional, impuesta por el cristianismo, no nace del amor al bien, sino del resentimiento y la negación de la vida. Frente a ello, propone una **transvaloración de los valores** que solo es posible tras la “**muerte de Dios**”. Así, el **superhombre** representa una nueva forma de ser, libre de culpa, afirmadora de la vida y creadora de un nuevo sentido para la existencia.
El Conocimiento en la Filosofía de Ortega y Gasset
Ortega y Gasset critica tanto al Realismo como al Idealismo. El Realismo, dominante antes de Descartes, considera que la realidad existe independientemente del sujeto, como un conjunto de cosas estáticas y acabadas. En él, el sujeto es absorbido por el mundo. En cambio, el Idealismo cartesiano sitúa el fundamento de la realidad en el pensamiento del sujeto, lo que lleva a un subjetivismo en el que el mundo es absorbido por el yo. Frente a ambas posturas, Ortega propone una superación: la verdadera realidad es la vida, entendida como la unidad del yo y sus circunstancias. La vida es la **Realidad Radical**, de la cual dependen tanto el sujeto como el objeto. Vivir implica conciencia de uno mismo, enfrentarse a lo imprevisible y tomar decisiones que configuran un proyecto vital. La vida es siempre temporal y abierta al futuro. Desde esta concepción surge el **Raciovitalismo**, una filosofía que une razón y vida. La razón no es abstracta, sino histórica, pues se desarrolla dentro de la vida concreta y en circunstancias determinadas. Esta **razón vital e histórica** concibe el conocimiento como algo dinámico, que cambia con el devenir de la existencia. De aquí se deriva el **Perspectivismo**: cada individuo conoce desde su perspectiva única, y no hay una verdad absoluta, sino múltiples verdades parciales y cambiantes. **En conclusión**, Ortega concibe el conocimiento como inseparable de la vida. Frente a sistemas cerrados y estáticos, propone una visión dinámica donde razón, historia y existencia se entrelazan, y la realidad solo puede comprenderse desde una pluralidad de perspectivas.
La Realidad y el Ser Humano en Ortega y Gasset
Ortega y Gasset concibe al ser humano no como una entidad fija con una esencia determinada, sino como un ser que se hace a sí mismo en el tiempo. Su vida es un proceso dinámico y concreto, inseparable del yo y sus **circunstancias**, por eso la denomina **Realidad Radical**. Esta concepción se aleja de visiones abstractas o científicas que intentan reducir al ser humano a leyes universales. La vida, para Ortega, no es sustancia ni esencia, sino una actividad constante.
- Identifica varios rasgos esenciales de la vida: es la base de toda realidad, ocurre en un entorno concreto (**circunstancia**), se vive con conciencia de uno mismo, es personal e intransferible, está condicionada por factores que no elegimos (**fatalidad**), pero también abierta a la elección (**libertad**), y se proyecta hacia el futuro como un continuo por hacer. La **circunstancia**, expresada en su conocida frase “yo soy yo y mi circunstancia”, es tanto límite como oportunidad: no podemos cambiarla, pero sí cómo respondemos a ella.
- A partir de esto, Ortega propone la **razón vital**, que entiende al ser humano desde su experiencia concreta. Esta razón se transforma en **razón histórica**, ya que la vida se da en contextos históricos determinados que influyen en nuestras **creencias**. Ortega distingue entre **ideas**, que elegimos y podemos cambiar, y **creencias**, que asumimos sin cuestionar y que estructuran nuestro mundo.
**En conclusión**, Ortega presenta al ser humano como un proyecto inacabado que debe construirse en el tiempo, condicionado pero libre, y cuya comprensión exige considerar tanto la singularidad de la vida como su desarrollo histórico.
Ética y Moral en la Obra de Hannah Arendt
Hannah Arendt distingue dos actividades humanas fundamentales: la **acción teórica** y la **actividad práctica**, siendo esta última donde se desarrolla auténticamente la persona. En su visión, la **acción**, especialmente en el ámbito político, es clave para la **libertad** y la moral. La acción es libre, impredecible e irreversible, y se manifiesta cuando el ser humano interactúa con otros en la **esfera pública**. La libertad, para Arendt, no es un atributo natural, sino algo que requiere liberarse de las restricciones cotidianas y solo se puede ejercer en comunidad. Está vinculada a la visión de los griegos antiguos, donde el ocio productivo permitía participar en los asuntos públicos.
- Además, Arendt relaciona la moral con la **alteridad**, es decir, con la capacidad de considerar la perspectiva del otro. El **juicio moral** se da a través de un diálogo interno entre lo que uno es y lo que uno quiere ser. El principio moral es la armonía entre estos dos aspectos. Arendt introduce la distinción entre el **mal radical**, que surge de una reflexión consciente y deliberada, y el **mal banal**, que se da cuando las personas actúan sin reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, como en el caso de **Eichmann**.
**En conclusión**, para Arendt, la libertad y la moral se expresan en la acción pública, y la reflexión es esencial para evitar caer en la banalidad del mal. La reflexión crítica sobre nuestras acciones es la defensa frente al totalitarismo y la obediencia ciega.
Antropología y la Condición Humana según Hannah Arendt
Hannah Arendt, influenciada por **Heidegger** y **Jaspers**, aborda la **condición humana** en su obra **La condición humana**, donde rechaza la idea de una “**naturaleza humana**” fija y esencial. En lugar de buscar características inmutables, Arendt opta por hablar de la "**condición humana**", entendiendo que el ser humano no está determinado por una esencia inmutable, sino por sus circunstancias históricas y sociales.
- Arendt distingue entre dos actividades fundamentales del ser humano: la **actividad teórica** o contemplativa y la **actividad práctica**. Mientras que la primera se enfoca en la reflexión intelectual, Arendt se interesa más en la actividad práctica, que se divide en tres dimensiones: **labor**, **trabajo** y **acción**. La labor está relacionada con la biología y la supervivencia, centrada en satisfacer las necesidades básicas. El trabajo, por otro lado, crea un mundo artificial que permite a los seres humanos independizarse de la naturaleza. Finalmente, la **acción** es la forma más alta de actividad humana, ya que no solo establece una relación con el mundo creado, sino también con los demás seres humanos. A través de la acción, los individuos se reconocen como seres plurales y se abren al diálogo y la construcción de una sociedad política.
**En conclusión**, para Arendt, la acción es la actividad que define la libertad humana. Es a través de la acción, en interacción con los demás, que los seres humanos crean un mundo común y un modelo social y político. La acción, por tanto, es fundamental para la existencia auténtica y la libertad.