El Vitalismo de Nietzsche: Voluntad de Poder, Moral y Eterno Retorno
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Introducción al Pensamiento Vitalista de Nietzsche
Este fragmento pertenece al capítulo «La razón en la filosofía» de la obra «El crepúsculo de los ídolos». La vida y el valor de lo vital son una constante del pensamiento de Nietzsche.
El Vitalismo Nietzscheano
La realidad de la vida no es creada ni surge de la razón humana, sino que la razón humana está al servicio y solo es un instrumento de la vida. Este es el sentido básico del vitalismo de Nietzsche.
Influencia y Ruptura con Schopenhauer
En un principio, Nietzsche estuvo fuertemente influido por Schopenhauer sobre el valor de la vida, pero más tarde lo rechazó. Para Schopenhauer, la vida es dolor, lucha, destrucción. Frente a esta concepción pesimista, Schopenhauer propone dos actitudes:
- La actitud de renuncia y fuga, de desprecio por la vida.
- La aceptación de la vida tal y como es, con su irracionalidad.
Esta última conduce a una postura de exaltación de la vida y de superación del hombre tradicional. Esta es la postura que toma Nietzsche.
La Voluntad de Poder
La vida para Nietzsche es «Voluntad de Poder». Lo viviente se caracteriza por un impulso de superación, y esta superación exige el sacrificio de las formas inferiores.
Conexiones Filosóficas
Nietzsche reivindica a Heráclito, para quien la vida es continua transformación y cambio; nada permanece, todo cambia, solo existe lo concreto, no hay nada perfecto, eterno e inmutable. También observamos un cierto darwinismo al subrayar la lucha por la supervivencia y la selección natural.
El mundo, el hombre, la vida son «voluntad de poder». Esta expresión viene a ser como un ansia de dominio, voluntad de ser más. Se trata de un impulso de todo lo viviente a superarse.
La Figura del Superhombre
La figura del superhombre, simbolizado en Zaratustra, constituye un poder ascendente que origina nuevos valores, nuevas metas, renovación constante. Por ello, es también voluntad de olvido de los antiguos valores. Esta voluntad de crear implica el sacrificio y la inmolación de las formas inferiores.
La Moralidad: Señores vs. Esclavos
Así, de una vida entendida como voluntad de poder, brota una moral de señores, que ensalza los valores de la valentía, el coraje, la fuerza, la agresividad y el dominio. Esta moral de señores se contrapone a la vida antinatural creada por la cultura occidental: la moral de esclavos, una moral de rebaño que abraza valores inferiores y decadentes como el perdón, la compasión, pero que esconde un resentimiento y un desprecio a la vida.
La Afirmación de la Vida y el Eterno Retorno
Decir «Sí a la Vida» es también decirlo al dolor que ella conlleva y no solo a los placeres y el bienestar. Pero este dolor no debe confundirse con una visión pesimista; aunque la vida sea dolorosa, hay que afirmarla con todas sus consecuencias.
Pero aún más, si a esta consideración le añadimos la idea del eterno retorno, que mantiene que el tiempo es circular y no lineal, y que todo se repite de forma idéntica, entonces decir sí a la vida es también querer que se repita una y otra vez. La idea del eterno retorno de la vida nos da la expresión más fiel del pensamiento vitalista de Nietzsche porque supone un sí incondicional y sin reservas a la vida.
Dimensiones de la Voluntad de Poder
La voluntad de poder es la voluntad de ser más, de superarse, es voluntad de crear. «Soy aquel (dice Zaratustra) que es empujado a superarse a sí mismo constantemente». Pero esta voluntad no solo se aplica al hombre; tiene también una dimensión biológica y cósmica: «¿Queréis saber qué es para mí el mundo? Es un monstruo de fuerza, sin principio ni fin, una magnitud férrea y fija de fuerzas.»