El vitalismo de Nietzsche: Voluntad de poder y transmutación de valores
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El vitalismo de Nietzsche: La vida como valor absoluto
Se puede entender la filosofía de Nietzsche como el intento de hacer de la vida lo absoluto. La vida tiene valor en sí misma. Nietzsche midió el valor de la filosofía, la ciencia o el arte a partir de su oposición o afirmación de la vida. El mundo, el ser humano, la vida, son voluntad de poder. Nietzsche no define claramente esta expresión en ningún sitio. En primer lugar, no es la voluntad psicológica, no es voluntad de vivir. Al contrario, la vida es voluntad de poder, y esta última es la voluntad de ser más, vivir más, superarse, demostrar una fuerza siempre creciente.
La verdad y la voluntad de poder
El problema de la verdad adquiere ahora un sentido distinto. No es importante saber si un juicio es falso, sino si sirve para fomentar y mantener la vida. Colocarse más allá del bien y del mal es el camino hacia la voluntad de poder. La voluntad de poder es voluntad de apariencia. Esta voluntad es más profunda que la voluntad de verdad que imperaba bajo el reinado del mundo suprasensible. Es más profunda porque conoce la realidad auténtica del ser, que es el devenir, y sabe que la razón humana no podrá jamás abarcarla con sus conceptos.
Fuerzas activas y reactivas: Moral de señores y moral de esclavos
En el mundo existen "fuerzas activas" y "fuerzas reactivas", activas y pasivas. Hay dos tipos principales de hombres: los dominados y los dominadores, a los que les corresponde la moral de esclavos y la moral de señores, respectivamente.
- Moral aristocrática (señores): El hombre ejercita plenamente sus potencias, toma sus propias decisiones, se llama a sí mismo "bueno" porque se siente bien consigo mismo: es un "espíritu libre". Dice siempre sí a la vida, la afirma tal como es. Voluntad de poder no significa dominación o sometimiento del prójimo. No es prioridad del hombre poderoso el detenerse a someter esclavos, sino la afirmación de la vida.
- Moral del resentimiento (esclavos): Existe una atrofia de la voluntad de poder, es una vida descendente. Aquí se encuentra al hombre pasivo, que no actúa por sí mismo, su acción es reacción. Ellos reaccionan contra los señores. Si los señores se llaman a sí mismos los "buenos", los esclavos no se llaman a sí mismos buenos, sino que llaman a los señores los "malos". Su moral es la del resentimiento. El resentimiento contra la vida, intentar ocultar la dimensión trágica de la existencia.
Crítica al cristianismo y la "muerte de Dios"
La moral cristiana encarna esta forma de moral. Destruyó los valores del mundo antiguo. Fomenta valores de la “moral de esclavos” y valores mezquinos, sentimientos propios del rebaño. Con el cristianismo se presenta la idea de pecado, a la que hay que contraponer la “inocencia del devenir”. Todas las religiones son falsas, pero el politeísmo expresa mejor la riqueza de la realidad que el monoteísmo, pues no se ha separado radicalmente de la vida. El monoteísmo representa la máxima hostilidad a la voluntad de poder.
La superación del cristianismo, tras la “muerte de Dios”, iniciada en la Ilustración, es fundamental para la transmutación de todos los valores. La muerte de Dios expresa el fin de toda creencia en entidades absolutas. Todo aquello que sirve a los hombres para dar un sentido falso a la vida es semejante a Dios: progreso, revolución, ciencia. El cristianismo lleva hasta el final el desprecio por la vida iniciado por la filosofía platónica, y su superación es necesaria para la aparición del superhombre.
El nihilismo y la transmutación de valores
El nihilismo significa que los valores supremos han perdido validez. Este es el nihilismo pasivo. El nihilismo activo es una fuerza violenta de destrucción. Los valores no se derrumbarán solos, sino que serán destruidos directamente por la voluntad de poder. El hombre se resiste a evolucionar, no quiere abandonar los valores del pasado y dar un nuevo sentido a la humanidad.