Vitalismo, Superhombre y Transvaloración: Claves de la Filosofía de Nietzsche
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a) ¿Qué es el vitalismo nietzscheano?
El vitalismo es esencial en la filosofía de Nietzsche, hasta el punto de que su filosofía puede ser vista como vitalista. En términos filosóficos, el vitalismo se refiere a aquellos sistemas que colocan la vida humana en el centro de sus reflexiones y como el concepto clave para sus explicaciones. En el caso de Nietzsche, la vida se entiende en un sentido biológico, como naturaleza bruta, vitalidad, impulso e instinto, y se considera como el valor absoluto y la medida de todos los demás valores.
En su primer período, Nietzsche presenta la contraposición entre Dioniso y Apolo. Dioniso simboliza la vida, el exceso y la liberación de barreras, mientras que Apolo representa la luz, la moderación y la verdad, siendo símbolo de la razón. Nietzsche utiliza estos elementos para analizar la tragedia griega, donde la vida (Dioniso) y la forma estética (Apolo) se fusionan para crear una obra.
La llegada de Sócrates, según Nietzsche, cambia la cultura griega, privilegiando el conocimiento sobre la vida trágica. El diálogo platónico reemplaza la tragedia, enfatizando el saber y la verdad. En el primer período de Nietzsche, hay una lucha entre la consideración teórica y trágica del mundo, donde la vida se considera el poder más alto y decisivo.
En su etapa final, especialmente en "Así habló Zaratustra", Dioniso es reemplazado por Zaratustra, quien es esencialmente Nietzsche liberado de la metafísica de Schopenhauer. Nietzsche presenta a Zaratustra como un inmoralista que va más allá del bien y del mal al reconocer su error de haber creado la moral. Zaratustra, en realidad, representa a Nietzsche mismo y encarna el nuevo símbolo del vitalismo, reflejando los conceptos fundamentales de su filosofía.
b) La voluntad de poder
En 1888, poco antes de su colapso mental, Nietzsche trabajó en una obra que no pudo terminar, donde esperaba exponer toda su filosofía. Si bien Schopenhauer consideró la voluntad de vivir como clave para entender la realidad, Nietzsche la concretó como voluntad de poder. Para él, la realidad es el devenir, un continuo flujo de fuerzas ciegas compitiendo por imponerse, lo que denomina la voluntad de poder.
Para Nietzsche, el mundo, el hombre y la vida son impulsados por la voluntad de poder, el deseo de ser más y superarse constantemente. Esta fuerza no es simplemente una facultad humana, sino el conjunto de pulsiones y fuerzas dirigidas hacia el poder y la autoafirmación. La voluntad de poder no es obedecer o someterse, sino afirmarse a sí misma. En el hombre, vivir es querer, y querer es buscar ser más, es la voluntad de crear. Esta concepción difiere radicalmente de la visión griega, donde el hombre es un sujeto consciente y libre, guiado por la racionalidad y perfeccionado a través del conocimiento y la acción correcta. En cambio, para Nietzsche, el hombre es impulsado por una fuerza instintiva, la voluntad de poder, que busca imponerse sobre todo lo demás.
c) La transvaloración y el superhombre
Frente a Sócrates y su enfoque en el conocimiento y la racionalidad, Nietzsche defiende lo dionisíaco: la voluntad, el sentimiento y la vida como pulsión irracional y sin orden. Esta perspectiva lo lleva a rechazar los valores tradicionales y proclamar una nueva realidad. El superhombre nietzscheano es un nuevo tipo de persona que surge al negar los viejos valores y afirmar su voluntad de poder, su "yo quiero". No se trata de una cuestión de raza, sino de una posición moral: un individuo que está más allá del bien y del mal, y que trasciende la antigua moralidad.
Nietzsche no detalla el surgimiento del superhombre, pero a través de sus metáforas se insinúa que el hombre pasa de ser un camello (cargado con moralidad occidental) a un león (que rompe con la moral y reclama libertad), pero este último no puede crear valores. El superhombre es como un niño inocente, libre de cargas, pura espontaneidad y vitalidad, capaz de ser el protagonista de un nuevo comienzo, donde lo antiguo ha sido olvidado. La condición para poder crear es olvidar nuestra civilización y partir de cero, viviendo en armonía con la tierra. Este es el mensaje central del superhombre en la filosofía de Nietzsche.
d) La muerte de Dios y el nihilismo
Un aspecto central de la transvaloración de Nietzsche es su crítica a la religión, expresada en la necesidad de olvidar a Dios y reconocer su muerte. Nietzsche entendió que toda moral depende de la existencia de Dios como condición necesaria, por lo que para desmantelar la moral y derribar el antiguo orden de valores, es imperativo destruir a Dios.
La muerte de Dios, según Nietzsche, implica la abolición de cualquier ser superior que pueda imponer leyes o límites al hombre. Sin Dios, el hombre ya no tiene que rendir cuentas a nadie y se convierte en su propio amo, el superhombre. Los viejos valores pueden resumirse en el concepto de Dios, que representa la antítesis de la vida. Esta muerte de Dios conlleva el colapso de todo orden objetivo de valores absolutos, moral y ética universal, lo que Nietzsche ve como una ganancia, ya que considera que toda moral occidental es nihilismo puro. Tanto la moral cristiana como la filosofía establecieron dos mundos separados: el mundo celestial y el terrenal, pero este último es visto como una negación de la auténtica existencia. Por lo tanto, el nihilismo, la negación de la existencia, es la esencia de la tradición platónico-cristiana.
El nihilismo marca el inicio de la transvaloración y la llegada del superhombre, la nueva cultura buscada por Nietzsche. Aunque el colapso de los valores tradicionales puede conducir al nihilismo, Nietzsche lo ve como un nihilismo distinto y positivo, el cual es el punto de partida para la transvaloración. Para él, es crucial distinguir entre el nihilismo pasivo de la tradición platónico-cristiana y el nihilismo activo: la lucha por alcanzar un nihilismo positivo como condición para el advenimiento del superhombre.
La filosofía de Nietzsche, a menudo etiquetada como nihilismo, tiene un aspecto positivo: la afirmación de este mundo y la vida como el único valor significativo. Aunque este mundo carece de dirección, fin y sentido, Nietzsche aboga por afirmar la vida y la voluntad de poder, ya que son lo único que existe.
e) El eterno retorno
Nietzsche introduce la idea del eterno retorno al hablar de la realidad como voluntad de poder, lo que algunos consideran como una idea enigmática y secundaria en su pensamiento. Sin embargo, para Nietzsche, el eterno retorno es una de sus tesis centrales, que refleja su vitalismo. En un mundo sin finalidad, donde todo es infinito temporalmente, el eterno retorno significa que todo lo que ha ocurrido volverá a ocurrir infinitas veces. Con esta idea, Nietzsche busca afirmar este mundo como el único significativo, rechazando la existencia de un mundo platónico o celestial. La invitación es a ser fieles a este mundo, a decir sí a la vida y a la voluntad de poder.
En conclusión, Nietzsche postula que la vida es la única realidad significativa, destacando la liberación de las restricciones morales y culturales por parte del individuo. Este proceso, personificado por Dioniso y Zaratustra, da lugar al surgimiento del superhombre, un ser libre de las cargas del pasado. En este contexto, la voluntad de poder y el eterno retorno representan una fidelidad absoluta a la vida y a la experiencia terrenal.