Vivir la Fe Cristiana: Enseñanzas Esenciales y el Legado de San Pablo
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La Experiencia Transformadora de San Pablo
San Pablo no trató a Jesús antes de que este muriera en la cruz, y sin embargo, dedicó toda su vida a él y anunció el Evangelio. Su relación con Jesús comenzó a producirse después de la resurrección y fue tan intensa que cambió radicalmente su vida.
Era un judío fariseo, estricto cumplidor de la Ley de Moisés y perseguidor de los cristianos. El encuentro con Jesús resucitado le hizo descubrir que su forma de entender a Dios estaba equivocada.
Pablo escribió varias cartas a algunas comunidades cristianas de la época, fundamentales para la doctrina cristiana.
Un Estilo de Vida Cristiano Auténtico
Seguir a Jesús supone vivir un estilo de vida que tiene, entre otras, las siguientes características:
- Sentirse elegido y amado por Cristo como amigo.
- Vivir unido a Cristo.
- Encontrar en Cristo la fuerza para vivir, amar y ser plenamente feliz.
- Amar y servir a los demás, especialmente a los más necesitados.
- Experimentar la alegría y la felicidad de vivir la vida.
- Sentirse miembro de la comunidad de los seguidores de Jesús, la Iglesia.
Los Mandamientos Fundamentales de la Fe
Amarás a Dios sobre Todas las Cosas
Este es el primer mandamiento y el más importante. En la práctica, este mandamiento lleva a la persona a:
- Cultivar la relación con Dios y la maduración de la propia fe.
- Dedicar tiempo a la oración como escucha de Dios.
No Tomarás el Nombre de Dios en Vano
Este mandamiento prohíbe:
- Utilizar a Dios o a la religión para algo opuesto a la auténtica voluntad de Dios.
- La blasfemia: el insulto o el desprecio verbal de Dios.
- El perjurio: jurar en falso.
Santificarás las Fiestas
Ya en el Antiguo Testamento, el pueblo judío estableció un día semanal en el que se dejaba de trabajar y se dedicaba un tiempo amplio para la relación con Dios. Era el sábado. Los cristianos pasaron esto al domingo y lo llamaron el Día del Señor.
Santificar las fiestas religiosas significa darles su sentido auténtico:
- Dejar de trabajar, para descansar y poder dedicarse a actividades gratuitas y no productivas, para expresar que no todo depende del trabajo.
- Celebrar la Eucaristía.
- Dedicar tiempo a la oración personal.
- Convivir en familia y con los amigos, y poder dedicarse al servicio de los demás.