Voluntad y Deseos: La influencia de los deseos en la voluntad
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VOLUNTAD Y DESEOS:
La voluntad es el poder de decidirse a actuar o bien resistirse e inhibir la acción. En la filosofía tradicional se definía como el apetito racional, el descubrimiento del inconsciente y su dinámica autónoma nos lleva a concluir que la voluntad no siempre está necesariamente vinculada a la inteligencia y al pensamiento. Esto significa que la mayoría de las veces la voluntad está influida por los deseos aunque tampoco se puede confundir la voluntad con el deseo. Podemos querer algo que no deseamos hacer.
El deseo es la aspiración a un bien que nos falta: un objeto, persona y situación. Representa un placer esperado, pues su satisfacción contribuiría a darnos algo que nos complementa. Esta condición humana de ser deseante nunca se satisface completamente. Primero porque no es posible conseguir todo lo que se desea y segundo porque el deseo vuelve a suscitarse una y otra vez sin descanso. Esta sed insaciable de cosas puede condenarnos a la inquietud e infelicidad.
En la historia de la filosofía, los deseos se han considerado el exponente de la parte irracional y animal del hombre sobre la que debería dominar siempre la racionalidad. Así, Platón piensa que los deseos nacen de la parte concupiscible del alma y como son ciegos necesitan la guía de la razón para ser orientados hacia lo bueno. Para los filósofos epicúreos son apetitos irracionales que han de moderarse mediante un cálculo de los placeres. Desde Aristóteles suele considerarse que el sentido de la ética es la lucha entre los deseos y la razón, entendida como el dominio de nuestras inclinaciones al bien o al mal. En nuestra decisión ha de ejercitarse nuestra libertad.