San Agustín

Clasificado en Filosofía y ética

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San Agustín

La Fe y La Razón.

a) “Crede ut intelligas”; hay que creer para entender; hay que tener fe para poder usar adecuadamente la razón. La admisión de los dogmas cristianos es condición necesaria y suficiente para poder Negar no sólo a comprender, dentro de la limitación de la razón humana, a Dios, sino también a todo lo creado en su más profundo sentido.

b) “Intellige ut credas”; entiende, para creer. Pero la fe del cristiano no debe ser la llamada “fe del carbonero”; no es una fe ciega, una fe del absurdo y a causa del absurdo, como había dicho Tertuliano. La fe cristiana, yen general el conocimiento cristiano, tiene que y debe apoyarse en el discurso racional, ya que éste, si es correcto y no se aparta de la verdad, necesariamente estará en pleno acuerdo con la fe.

c) Agustín hará un cuidadoso estudio de los saberes profanos, de los saberes producto de la razón, distinguiendo entre los que son provechosos para el cristiano y los que son inútiles. Como provechosos cita el conocimiento de idiomas, la Matemática, la Historia, las Ciencias naturales, la Retórica y, por supuesto, la Filosofía. Como inútiles, la Astrología, la Mantica y, en general, las obras literarias, como el teatro y la poesía.

d) También analiza los diferentes sistemas filosóficos griegos. En síntesis, la postura de Agustín es la siguiente:

1. Profunda admiración por Platón, gran parte del pensamiento filosófico agustiniano es de base platónica

2. Aunque Agustín no manifiesta admiración por el neoplatonismo, se inspiró en él.

3. Acepta numerosas tesis del estoicismo, el concepto y división de la Filosofía y sus doctrinas éticas.

4. Repulsa del epicureísmo y del escepticismo.

5. Respecto de Aristóteles la postura de Agustín es confusa.

Relación RAZÓN - FE.

IDENTIFICACION: “Creer para entender, entender para creer” O el entender lo que creemos nos hace contemplar, aprehender, la verdad, porque en lo que creemos es en Dios, y Este es la Verdad.

• Razón y fe, filosofía y religión, se funden en un único concepto de búsqueda, que lleva a la Verdad (Dios), la sabiduría y la felicidad (creer, entender y aprehender).

• Razón y fe colaboran en la comprensión de la verdad cristiana EJ la razón ayuda a la fe clarificando los contenidos de ésta, y la fe orienta, ilumina y guía a la razón.

5. LA FILOSOFIA AGUSTINIANA.

La salvación para Agustín no se puede dar de «tejas para abajo», sino que está en otra vida; por ello dirá que la Filosofía, a la que suele llamar Sabiduría, es “el estudio de las cosas divinas”. La Filosofía debe colaborar con la fe en la salvación del hombre, del alma humana.

Acepta la división estoica de la Filosofía, así como la valoración de cada una de estas partes hecha por el estoicismo. Estas partes son:

• Lógica (dialéctica): Conocimiento del HOMBRE- Conocimiento de DlOS. (*...)

• Física...

• Ética...*

6. UNA NUEVA VISIÓN DE LA HISTORIA: TEOLOGÍA DE LA HISTORIA.

1) ETICA: La vida moral del ser humano no es separable de su vida en comunidad. El AMOR es el principio constitutivo de lo social. El amor une o divide a los hombres:

• Los hombres se sentirán vinculados con aquellos que amen lo mismo que ellos aman.

• La sociedad no es algo natural, sino algo racional.

2) Describe la Historia, como una lucha entre dos ciudades:

CIUDAD DE DIOS: la forman todos aquellos que aman a Dios, basándose en la caridad. La felicidad reside en el amor a Dios.

• CIUDAD TERRENAL: aquellos que anteponen el amor propio al amor a Dios. La felicidad se encuentra entre los hombres.

Sólo Dios conoce la ciudad a la que pertenece cada hombre, los hombres no somos capaces de discernirlo.

3) Ambas ciudades viven en el seno de las sociedades históricas. No se identifica la

Primera con la Iglesia y la segunda con el Estado.

4) CIUDAD DE DIOS:

• A ella pertenecen todos los justos, los que viven actualmente, los que vivieron y

Los que vivirán.

• Concepto ideal de humanidad.

• Mientras el amor de Dios no sustituya al egoísmo, el orden, la paz y la justicia

Sólo serán posibles por coacción legal, no por convicción. No hay justicia humana perfecta.

• No culmina en este mundo, sino que concluirá en la posesión de Dios.

6.1. LA ÉTICA AGUSTINIANA

a) El fin último de la conducta humana es la consecución de la felicidad.

b) Esta felicidad, inasequible en esta existencia terrena, sólo puede alcanzarse con la posesión, en la otra vida, del Sumo Bien, de Dios.

c) Tal posesión.se realiza mediante la llamada visión beatífica de Dios, que sólo en el cielo tienen los bienaventurados.

d) El camino de la salvación es la práctica de la virtud.

e) Las virtudes en San Agustín no son sólo las cardinales ya conocidas por los paganos, sino también las teologales. Tendrá un alto papel la gracia.

f) El problema del mal

Para San Agustín todo el universo, y cada una de las cosas que lo integran, es bueno, es un bien, dado que es una imitación, imperfecta por supuesto, de las Ideas divinas. El ser es bueno, todo lo que es, es bueno: “ens et bonum convertuntur” (“el ser y el bien se identifican”).El mal no es ser, sino carencia de ser; cualquier ser creado no es malo por lo que es, sino por lo que no es. El mal no es algo positivo (ser), sino negativo (carencia de ser, no-ser). Dado que el mal es carencia de ser, (no-ser), no podemos acusar a Dios de su existencia, ya que Dios es responsable del ser, que es lo que ha creado, pero no del no-ser, que no lo creó, porque el no-ser no es. Claro es que se podría argumentar diciendo que por qué Dios no creó a las criaturas sin carencia de ser; pero tal supuesto es absurdo, ya que entonces tendría que haber creado a las criaturas en la plenitud del ser, es decir, infinitamente perfectas, o sea, tendría que haber creado tantos dioses como criaturas, y esto, evidentemente, es un total absurdo.

6.2. LA TEORÍA POLÍTICO-SOCIAL EÑ SAN AGUSTÍN

En La Ciudad de Dios, San Agustín va a intentar responder y solucionar ambas cuestiones; pero para ello va a construir, por primera vez en la historia humana, una Filosofía de la Historia universal.

Para San Agustín, la historia de la Humanidad es la historia de la lucha entre dos ciudades, la del Bien y la del Mal, la ciudad de Dios y la ciudad terrena, la ciudad de la luz y la ciudad de las tinieblas.

6.3. CIUDAD DE DIOS.

Cuando San Agustín habla de “Ciudad de Dios”, hay que entender el conjunto de los seres humanos que han existido, existen y existirán creyentes en Dios y anhelantes por la virtud; y algo igual, pero todo lo contrario, respecto de la ciudad terrena.

“La Ciudad de Dios” se inicia con la creación de los ángeles, siendo su primer componente humano Abel y alcanzando su máxima expresión en la Iglesia de Cristo; la segunda nace con el pecado original, siendo su primer representante Caín. Y el santo esboza un gigantesco esquema en el que, indudablemente con errores históricos grandes, nos describe la historia universal hasta su tiempo como una épica lucha entre las dos ciudades. Esta lucha seguirá hasta el final de los tiempos, en los que se llegará al triunfo definitivo de la Ciudad de Dios sobre la terrena.



4) CIUDAD DE DIOS:

• A ella pertenecen todos los justos, los que viven actualmente, los que vivieron y

Los que vivirán.

• Concepto ideal de humanidad.

• Mientras el amor de Dios no sustituya al egoísmo, el orden, la paz y la justicia

Sólo serán posibles por coacción legal, no por convicción. No hay justicia humana perfecta.

• No culmina en este mundo, sino que concluirá en la posesión de Dios.

6.1. LA ÉTICA AGUSTINIANA

a) El fin último de la conducta humana es la consecución de la felicidad.

b) Esta felicidad, inasequible en esta existencia terrena, sólo puede alcanzarse con la posesión, en la otra vida, del Sumo Bien, de Dios.

c) Tal posesión.se realiza mediante la llamada visión beatífica de Dios, que sólo en el cielo tienen los bienaventurados.

d) El camino de la salvación es la práctica de la virtud.

e) Las virtudes en San Agustín no son sólo las cardinales ya conocidas por los paganos, sino también las teologales. Tendrá un alto papel la gracia.

f) El problema del mal

Para San Agustín todo el universo, y cada una de las cosas que lo integran, es bueno, es un bien, dado que es una imitación, imperfecta por supuesto, de las Ideas divinas. El ser es bueno, todo lo que es, es bueno: “ens et bonum convertuntur” (“el ser y el bien se identifican”).El mal no es ser, sino carencia de ser; cualquier ser creado no es malo por lo que es, sino por lo que no es. El mal no es algo positivo (ser), sino negativo (carencia de ser, no-ser). Dado que el mal es carencia de ser, (no-ser), no podemos acusar a Dios de su existencia, ya que Dios es responsable del ser, que es lo que ha creado, pero no del no-ser, que no lo creó, porque el no-ser no es. Claro es que se podría argumentar diciendo que por qué Dios no creó a las criaturas sin carencia de ser; pero tal supuesto es absurdo, ya que entonces tendría que haber creado a las criaturas en la plenitud del ser, es decir, infinitamente perfectas, o sea, tendría que haber creado tantos dioses como criaturas, y esto, evidentemente, es un total absurdo.

6.2. LA TEORÍA POLÍTICO-SOCIAL EÑ SAN AGUSTÍN

En La Ciudad de Dios, San Agustín va a intentar responder y solucionar ambas cuestiones; pero para ello va a construir, por primera vez en la historia humana, una Filosofía de la Historia universal.

Para San Agustín, la historia de la Humanidad es la historia de la lucha entre dos ciudades, la del Bien y la del Mal, la ciudad de Dios y la ciudad terrena, la ciudad de la luz y la ciudad de las tinieblas.

6.3. CIUDAD DE DIOS.

Cuando San Agustín habla de “Ciudad de Dios”, hay que entender el conjunto de los seres humanos que han existido, existen y existirán creyentes en Dios y anhelantes por la virtud; y algo igual, pero todo lo contrario, respecto de la ciudad terrena.

“La Ciudad de Dios” se inicia con la creación de los ángeles, siendo su primer componente humano Abel y alcanzando su máxima expresión en la Iglesia de Cristo; la segunda nace con el pecado original, siendo su primer representante Caín. Y el santo esboza un gigantesco esquema en el que, indudablemente con errores históricos grandes, nos describe la historia universal hasta su tiempo como una épica lucha entre las dos ciudades. Esta lucha seguirá hasta el final de los tiempos, en los que se llegará al triunfo definitivo de la Ciudad de Dios sobre la terrena.

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