Agricultura señorial

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Pero esto tiene sus puntos flojos, pues la banca nace en la Italia media.
Además en el XVIII empieza el comercio directo entre Asía y América. En un principio Europa aparece como intermediaria. Lleva a América una serie de productos y trae otros. A Asía lleva una parte de estos, y a su vez trae otros. Hasta mediados no hay una tercera línea comercial entre América y Asía. Antes del XVIII hubiera sido imposible. El incremento de esta tercera línea favorecerá el desarrollo de las compañías comerciales. El dinamismo comercial del XVIII se refleja en un aumento del comercio dentro de cada continente, intraamericano, intraeropeo e intraasiático. En Asía será un elemento elemental para la colonización de los territorios: Francia e Inglaterra a través de sus compañías se van a enfrentar en la India por copar el comercio intracontinental. Se trae de América algunos productos agrarios hasta entonces desconocidos: patata, tomate, cacao, azúcar… pero la mayor partida la constituyen los metales preciosos: oro de Brasil y América Hispana, de Potosí. Es esencial para la economía europea entre otras cosas porque en esos momentos existía una moneda-mercancía. Hoy en día tenemos una moneda-símbolo. Entonces, cada moneda debía llevar en metal, el peso al cual correspondía su valor. Si no hubiera sido por el oro, no se podría haber fabricado la moneda. También se utilizaba en el comercio de Asía, y de allí se trae a Europa las especias, las sedas, y algunos productos de lujo. A partir del XVII y sobre todo en el XVIII se incorpora un nuevo producto que tendrá cada vez un mayor valor: el té. Se convertirá en un producto de lujo que llega a Europa. Su precio es muy elevado, lo que hace que el té sea una joya en las casas donde se consume, hasta el punto de que las señoras llevaban colgada una llave para abrir la caja de té. Tenía una mayor significación y volumen en el comercio asíático. En cuanto a las consecuencias del desarrollo del comercio internacional, está el impulso de los mecanismos financieros. La conjunción de estos factores hace que al finalizar el XVIII, el periodo moderno, el comercio internacional es uno de los elementos fundamentales del desarrollo económico europeo. Da a Europa una posición de ventaja con respecto a los otros continentes.
La segunda revolución que tiene lugar es la Revolución agraria. La agricultura era el principal bien económico de la Europa del periodo. Se trataba de una agricultura de carácter extensivo y de secano. Una agricultura en la que predomina el cereal, que es la principal base alimenticia de los habitantes del continente, en especial en el XVI y XVII. Y en la zona mediterránea la vid y el olivo que forman con el cereal la trilogía de cultivos mediterráneos. Son fuentes de importantes riquezas.
Se mantiene durante todo el periodo con bajos rendimientos por:
-la utilización de una tecnología tradicional, con el arado romano que profundiza poco. No se utilizan abonos.
-Se usa la rotación trienal con dos años de cultivo y uno de barbecho en el que la tierra queda improductiva, pero se desconocen los beneficios del abono.
-No se hace una selección de semillas para buscar las que mejor resultados pueden tener.
Estos bajos rendimientos significan que la tierra en los años de buena cosecha da lo suficiente para sobrevivir, pero no genera suficiente para comercio y almacenamiento. Por lo que los años de mala cosecha, el hambre es la principal consecuencia. Aparece con más frecuencia de la deseada generando muerte y pobreza. Uno de los momentos de mayores dificultades es el Siglo XVII. Se inicia en pleno periodo de la revolución de los precios. Aumenta la dificultad del mundo agrario por la caída de los precios de los cereales por falta de la demanda atribuida a un cambio climático: desciende la temperatura del planeta y se suceden los años de malas cosechas, y con ello los años de crisis de hambre y mortalidad. Esto se traduce al empobrecimiento del campesinado, descienden sus ingresos y aumentan los impuestos, por lo que muchos emigran a las ciudades.
Estas dificultades fueron vividas como un reto o momento oportuno para buscar soluciones a los problemas de la agricultura. De las respuestas que se den, va a depender el futuro de la agricultura europea y el desarrollo económico de los estados. Los retos a los que se enfrenta la agricultura eran fundamentalmente dos:
-mejora de la productividad agraria
-apertura de los mercados agrarios y superar el carácter local al nivel del cual se comercializaban los productos e introducirlos en los circuitos comerciales. Con esto llegan donde se necesitaban y generarían riqueza.

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