Análisis 5º sinfonía 1º movimiento

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PRIMER MOVIMIENTO DE LA SINFONÍA Nº 5 EN “DO MENOR”

DE LUDWIG VAN BEETHOVEN RITMO: El ritmo es binario, regular y constante. Se mide en 2/4, compás dividido en dos

partes, con la negra como unidad de cada parte.El tempo indicado es un Allegro con brio, es decir, rápido y enérgico.

La célula de tres corcheas y una blanca, a partir de la que se genera todo el movimiento, es mucho más una célula rítmica que melódica. Cuando esta célula se

presenta por dos veces en los cinco primeros compases, aún no podemos percibir la continuidad y regularidad del ritmo, debido al uso del calderón sobre las blancas, cuya

duración se amplifica aún más en el segundo caso, mediante la unión por ligadura con otra blanca. Pero a partir del sexto compás empieza la exposición del tema, con un

extraordinario impulso rítmico, que reside precisamente en la imparable multiplicación de esta célula en las distintas secciones de la orquesta.

MELODÍA: La melodía se concibe esencialmente como tema, en función de la estructura general del movimiento y con vistas a su posterior desarrollo. El tema A es una frase de

dieciséis compases que se origina enteramente por expansión de la célula inicial. Los valores propiamente melódicos (curvas, inflexiones, diseño cantable) casi no se tienen

en cuenta, comparados con la importancia que adquieren en este tema el elemento rítmico (ya comentado) y el armónico. Respecto a éste último podemos decir que la

sujeción del tema a la armonía se aprecia ya desde el inicio, cuando, a pesar de que la orquesta toca al unísono, la tonalidad de “Do menor” queda claramente establecida por

la presentación consecutiva de la célula, formada primero por la quinta y la tercera del acorde de tónica y, después, por la séptima y la quinta del acorde de dominante. Del

mismo modo, a lo largo de todo el movimiento, las progresiones armónicas son siempre las que determinan los saltos interválicos de la célula.

El tema B, que aparece en el compás 62, presenta un perfil más cantable y, por así decir, melódico. Por otro lado, al pertenecer a un modo mayor, disipa

momentáneamente todo el dramatismo acumulado en la sección anterior. También ebemos señalar la sencillez rítmica de este tema, compuesto exclusivamente por

negras. TIMBRE: La instrumentación orquesta sinfónica clásica, sin partes solistas. La integran la familia de cuerda frotada; el grupo de viento madera (dos flautas, dos oboes, dos clarinetes y dos fagotes); el viento metal (dos trompas y dos trompetas) y una pareja de timbales, afinados uno en la nota tónica “Do” y otro en la dominante “En la presentación del tema “A”, el protagonismo se encomienda por completo a las cuerdas, en tanto que los vientos se limitan a subrayar el efecto de los poderosos

acordes entrecortados por silencios al final de la frase. Justo entonces, el efecto tímbrico de los violines, prolongando su sonido con un calderón sobre la blanca, mientras el resto

de la orquesta enmudece, nos parece otro de los elementos con que Beethoven anticipa el gusto romántico. En el crescendo de la sección puente, toda la familia de viento y la

percusión se incorporan para contribuir al carácter monumental que progresivamente se alcanza en este pasaje.

En el tema “B” los vientos juegan un papel más destacado, según la práctica consagrada por Mozart, tendente a subrayar el carácter, comúnmente más lírico y dulce,

del segundo tema. La introducción de este tema por cuatro compases a cargo sólo de las trompas, que transforman la célula inicial indicando la modulación a “Mi bemol

Mayor”, merece también destacarse  un  recurso tímbrico, para el que sería tan difícil encontrar precedentes en el gusto clásico como sencillo señalar sus secuelas

entre los románticos, siempre aficionados al timbre “soñador” de este instrumento.Beethoven saca un gran partido de los contrastes tímbricos entre cuerdas y vientos que se reparten la evolución armónica de la célula en un incesante juego de preguntas y respuestas que comienza inmediatamente después de

la doble barra, cuando dicha célula, introducida por trompas, clarinetes y fagotes, es arrebatada en el acto por las cuerdas, y conducida abruptamente a “Fa menor”.

TEXTURA: La textura de todo el movimiento es homofónica, pues se basa exclusivamente en el juego de relaciones armónicas. Como ya vimos al analizar la melodía, incluso ese

elemento tan destacado del estilo aparece aquí completamente supeditado a la armonía. El procedimiento continuo de pregunta y respuesta esparciéndose por las

distintas secciones de la orquesta no justificaría que hablásemos de imitaciones en el sentido contrapuntístico, puesto que en ningún caso podrían señalarse líneas o diseños

melódicos independientes. Lo que en realidad funciona en dicho procedimiento son progresiones de acordes, es decir, armonía.

Si quisiéramos buscar un ejemplo de textura polifónica en esta misma Sinfonía, podríamos citar el vigoroso fugato de la sección central del tercer movimiento.

III fORMA: se trata del primer movimiento de una Sinfonía, que adopta la estructura llamada Forma Sonata. La grabación y la partitura usadas para el examen nos presentan sólo la

sección de exposición. Después del tema A, en “Do menor”, la sección puente abarca desde el compás 22 al 58. A continuación, el tema B, en “Mi bemol”, llega hasta el

compás 110, de donde arranca la sección de cierre hasta la doble barra. Conviene notar que entre todas las secciones, incluidos los dos temas, hay una estrecha conexión

propiciada por la aparición en todas ellas de la célula matriz de tres corcheas y negra (en el tema B, por ejemplo, aparece como bajo rítmico en violonchelos y contrabajos). La

exposición se repite enteramente. A continuación seguiría una amplia sección de desarrollo y una reexposición con las siguientes variantes: entre el final del tema A y el

puente escuchamos un enigmático y melancólico sólo de oboe; la reaparición del tema B no se produce según el esquema habitual en la tonalidad de tónica, “Do menor”, sino

en “Do Mayor” (evidentemente Beethoven está interesado en mantener el contraste expresivo menor-mayor entre los dos temas); y finalmente, una coda mucho más

extensa de lo habitual que tiene la doble función de subrayar el carácter monumental, ciclópeo, de la obra y, estructuralmente, de conducir el final del movimiento a su

tonalidad inicial, “Do menor”. GÉNERO Música instrumental sinfónica pura o abstracta. PERIODO ARTÍSTICO clasicismo, con algunos elementos que apuntan al futuro estilo romántico, como es característico del “estilo medio” de Beethoven. CRONOLOGÍA Primera década del siglo XIX. TÍTULO Primer movimiento del Sinfonía Nº 5 en Do menor, Op. 67 AUTOR Ludwig van Beethoven.

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