Análisis del poema y personajes en el romance de Lope de Vega

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Con ese mismo significado encontramos el verbo 'desgarrar' en el verso 40. La mujer insiste en gran parte del poema en mostrar a su examigo como un personaje largo de lengua, por lo que buscará diferentes formas para no caer en la repetición. El poema continúa mostrándonos a un Zaide que no ha sabido guardar un secreto, y al tiempo que continúa Zaida su diatriba, ella también va aportando información sobre sí misma. Dice en el verso 48: 'como supiste obligarme', con lo cual se aporta otra característica, tanto para ella, como para el seductor. Llegados al verso 50, leemos, 'jardines de Tarfe'. Se refiere a Tarfe[12], amigo de Zaide, aunque en este suceso lo traicionase. Más adelante leemos: 'A un morito mal nacido' (v.53), según el texto tradicional se refiere al susodicho Tarfe, a quien Zaide acababa de visitar y de mostrarle la trenza que Zaida le guardó en el turbante. La valoración que realiza la mujer sobre Tarfe se debe a que él, como en el caso de Zaide, también va comentando las relaciones entre ella y el amigo.
En los versos 57 y 58, nos encontramos con otro paralelismo, para acentuar el ritmo y la gravedad del personaje ofendido. Una paradoja nos llega en los versos 63 y 64. Se trata de cierto juego conceptista: 'por las verdades que dijo, / que nunca fueran verdades'. Zaida se refiere a que Tarfe dijo como verdad que ella se había ofrecido a Zaide, lo cual, en el siguiente verso queda desmentido por la misma mujer, así como reforzado más adelante, en el verso 66, cuando refiriéndose a la acusación, dirá ella: '¡qué donoso disparate!'. Y cerrando la primera intervención de la mujer ofendida, el autor crea este verso con una derivación del verbo hablar: 'que me hables y te hable'. Llegados al último verso, leemos: 'Quien tal hace, que tal pague'. Se trata de una forma de cierre en la que el autor ha querido describir, una vez más, a la dama como una persona resolutiva. Para ello el poeta se sostiene, en gran medida, en una estructura bimembre, así como en una rima interna en asonante.
Conclusión: Vida y literatura se dan la mano cuando hablamos de Lope de Vega. Su caso particular queda literaturizado, como si no pudiendo guardárselo entre los secretos, el poeta tiene que lanzarlo al ruedo del papel. Este ejemplo es válido para ilustrar lo que decimos, como también es válido como muestra del quehacer de su época que, como en Góngora o Quevedo, entre otros renuevan el romancero; es decir, partiendo de las formas tradicionales, recrearán historias nuevas.
Como todo romance, este también sigue la forma narrativa, aun con secuencias dialogadas e incluso líricas. Los recursos destacados son de tipo sintáctico, e incluso metafórico. La tensión poética, el clímax, no se guarda hasta el final, sino que se diluye a lo largo de todos los versos

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