Anarquismo, Escuela de Frankfurt y Dialecto de la Ilustración

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Anarquismo

Poulchram es el principal representante del anarquismo. Plantea un anarquismo de corte individualista, en esta línea están por el este bckun y keopotkin. Lema anarquista ni dios (poder político) ni patria (muertes en nombre de esta, muere mucha gente pobre) ni rey (poder político).

Escuela de Frankfurt

La teoría crítica se opone a la teoría tradicional. Esta teoría crítica parte de la idea máxima de que los filósofos reflexionaban sobre el mundo, pero no intentaban cambiarlo. Abogan por una teoría crítica que analice el pasado y el origen del poder político, para cambiar el sistema. Por ejemplo, el holocausto no surge de la noche a la mañana, ni las dos guerras. Para explicar el pasado hacen una mezcla de Marx, Freud y un poco de Nietzsche. Se dan cuenta de que el totalitarismo es la cosa más soluble del poder político. En los totalitarismos el poder desciende desde abajo ya que no puedes fiarte de nadie, por que tenías miedo de ser defraudado o denunciado.

Dialecto de la Ilustración

Critican el uso del poder que realiza el cine más que la prensa. Se dan cuenta que a través del poder político manipulan a los ciudadanos, a través de la industria cultural: es una forma de controlar a la población, la tele imposibilita nuestra capacidad de pensar. Confundimos ser y tener, vivimos en una sociedad que fomenta el consumismo. Benjamin se da cuenta que la historia la han escrito los vencedores a base de historia, debemos modificar la historia para reconocer el papel de los vencidos.

El anarquismo se situaría en las antípodas del absolutismo y el totalitarismo. Entre estos opuestos, cabe encontrar diferentes teorías del poder, como las que hemos estudiado a lo largo del tema. Cada una ha de hacer frente a sus propias dificultades y contradicciones. Las experiencias totalitarias del siglo XX no pueden identificarse con el absolutismo hobbesiano, pero han puesto de manifiesto la capacidad de la política de crear sociedades inhumanas. En las antípodas de esto, no sería difícil encontrar personas que consideran que vivir en un estado hobbesiano, obsesionado por la seguridad, no merece la pena. Las diferentes propuestas anarquistas muestran sus propias debilidades: su concepción del ser humano es demasiado optimista, rozando casi la ingenuidad, y la experiencia histórica nos demuestra la necesidad de un poder: las experiencias anarquistas han sido puntuales y cortas, no han logrado perdurar en el tiempo ni extenderse a grandes sociedades. El problema del poder es, en el fondo, el problema de la convivencia social de un ser humano que lleva dentro de sí tendencias altruistas y egoístas, inteligentes y estúpidas, sociales y antisociales, creativas y destructores.

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