Al-Ándalus: Historia y Legado

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Introducción

Al-Ándalus es el nombre que los musulmanes dieron a la Península Ibérica durante su gobierno, que se extendió desde el siglo VIII hasta el XV. Este periodo se caracterizó por etapas de intolerancia e intransigencia religiosa entre musulmanes, judíos y cristianos, así como por periodos de esplendor y debilidad causados por divisiones internas. Cronológicamente, se distinguen tres etapas principales: esplendor, disgregación y final.

Desarrollo

1. Etapa de Esplendor Musulmán

a) Invasión y Conquista

La crisis de la monarquía visigoda facilitó la rápida conquista musulmana, organizada desde Túnez por un ejército bereber que avanzó mediante pactos. El rey visigodo Rodrigo fue derrotado en la Batalla de Guadalete (711), aunque la invasión musulmana fue detenida en la Batalla de Covadonga.

b) Emirato Dependiente de Damasco

Al-Ándalus se convirtió en una provincia del Califato Omeya de Damasco, gobernada por un emir. El territorio se dividió en coras, pero la inestabilidad política y las luchas por la cuestión fiscal y la distribución de tierras fueron constantes. Los árabes se asentaron en el Valle del Ebro, el Guadalquivir y el Levante, mientras que los bereberes ocuparon las tierras montañosas y el centro peninsular.

c) Emirato Independiente de Bagdad

Abd-al-Rahman I se proclamó independiente del Califato Abasí de Bagdad, creando un Estado con impuestos a mozárabes, un ejército mercenario y coras. Hubo rebeliones de la población muladí y mozárabe, que huyeron a los reinos cristianos. A pesar de ello, fue una etapa de esplendor gracias a la eficacia del cobro de impuestos y el establecimiento de monopolios.

d) Califato de Córdoba

Abd-al-Rahman III se proclamó califa, adquiriendo un poder absoluto. Unificó y pacificó el territorio, frenó el avance de los reinos cristianos convirtiéndolos en vasallos que pagaban impuestos a Córdoba. Se centralizó el poder y se establecieron relaciones con el emperador bizantino y el Sacro Imperio Romano Germánico, convirtiendo al Califato de Córdoba en la región más rica de la época. El reinado de Al-Hakam II marcó el máximo esplendor artístico de Córdoba, mientras que Hisham II trasladó la capital a Medina al-Zahara y dejó el poder en manos de Al-Mansur.

2. Etapa de Disgregación y Pérdidas Territoriales

a) Reinos de Taifas

Tras la caída del Califato de Córdoba, Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos independientes conocidos como taifas. Se distinguen taifas árabes (Sevilla, Córdoba, Badajoz, Toledo y Zaragoza), bereberes (Málaga y Granada) y eslavas (Tortosa, Valencia, Játiva y Murcia). Esta división permitió la expansión de los reinos cristianos.

b) Invasiones Norteafricanas

Ante la debilidad de las taifas, se solicitó ayuda a los almorávides, quienes intentaron unificar de nuevo el territorio de Al-Ándalus. Alfonso I de Aragón conquistó Zaragoza, lo que generó una mayor intolerancia religiosa. Una nueva división territorial dio lugar a las Segundas Taifas. Posteriormente, los almohades invadieron la península con apoyo andalusí. Castilla conquistó el valle del Guadalquivir y Aragón conquistó Valencia y Baleares. Surgieron las Terceras Taifas (Valencia, Murcia y Granada).

3. Etapa Final: Reino Nazarí de Granada

Muhamed I creó el Reino Nazarí de Granada tras romper con los almohades. Unificó Almería, Granada y Málaga, explotó las riquezas agrarias y mantuvo una hábil gestión diplomática. Finalmente, el Reino de Granada fue entregado a los Reyes Católicos en la Guerra de Granada.

Conclusión

La presencia musulmana durante ocho siglos en la península ibérica dejó un importante legado cultural, incluyendo la lengua, el arte, la filosofía, la medicina, la literatura y la conservación de la cultura grecorromana. La herencia musulmana, junto con la romanización y el cristianismo, es uno de los pilares de la cultura española. Sus huellas son evidentes a nivel urbano, artesano e incluso en el orden en que se sirven los platos. Todo esto se debe a la influencia andalusí, donde fue posible la coexistencia de tres culturas.

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