Antonio Machado: Evolución poética y simbolismo en su obra

Antonio Machado (1875-1939), sevillano, uno de los poetas más relevantes de nuestra literatura. En su obra poética se observa una evolución desde el modernismo hacia una depuración formal que busca la palabra sencilla y verdadera: comunica emociones sugiriéndolas, sin explicarlas. Se distinguen en su poesía varias etapas:

1ª) Etapa modernista

Representada por Soledades (1903) y ampliada en Soledades, galerías y otros poemas (1907): una obra representativa del Modernismo intimista, en la que expresa sus sentimientos intentando apresar los universales del sentimiento: el amor, el paso del tiempo, la conciencia de la muerte, Dios. Se trata de una poesía simbolista, donde los diversos elementos son símbolos de realidades profundas, de sus estados de ánimo o de sus obsesiones íntimas: el viajero es el hombre; el camino, la vida que recorre; los sueños, la esperanza; la tarde, el tiempo que pasa; la primavera, el amor; y, sobre todo, el agua, que simboliza la vida: los manantiales y las fuentes con las que dialoga el poeta, el origen, la infancia; el río, la vida; el mar, los misterios tras la muerte.

2ª) Etapa noventayochista

Representada por Campos de Castilla (1912), que supone una reflexión sobre la realidad de España, sus tierras y sus gentes. Muestra una actitud crítica, como testimonio del atraso, la pobreza, las desigualdades e injusticias. También aparecen preocupaciones existenciales, mezcladas con los cuadros de paisajes donde el poeta proyecta sus sentimientos, así como evocaciones a Leonor, su esposa muerta, y a Soria, el lugar donde vivió este amor. El estilo es aquí más sobrio al eliminarse muchos rasgos modernistas y por pretender expresar ideas y sentimientos de forma expresiva, con sensibilidad y hondura.

3ª) Etapa de inquietud filosófica

Ya plenamente noventayochista, representada por Nuevas canciones (1924) y sus últimos poemas, agrupados en varios conjuntos poéticos: Cancionero apócrifo de Abel Martín, Cancionero apócrifo de Juan de Mairena y Poesías de Guerra. Las últimas composiciones contienen reflexiones filosóficas, propias de la Generación del 98. Lo más característico del estilo de Antonio es el simbolismo. Sus frases son breves y de estructura sencilla; la adjetivación, abundante y con valores connotativos. En cuanto a la métrica, emplea estrofas tradicionales, como el romance; otra de sus composiciones preferidas es la silva arromanzada, aunque también se sirve de estrofas populares (soleares y coplas) y del soneto.