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Clasificado en Filosofía y ética

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La pregunta por la técnica

Heidegger quiere encontrar la esencia de la técnica, y, para ello, comienza señalando que no es lo mismo la técnica que la esencia de la técnica.
Él articula dos enunciados que responden a la pregunta por la técnica:
-la técnica es un medio para unos fines.
-la técnica es un hacer del hombre.
Esta definición según la cual la técnica es un medio y un hacer del hombre, es la definición instrumental y antropológica de la técnica; es una definición correcta, pero que sea correcta no quiere decir que desvele su esencia, que es donde se da lo verdadero. Para llegar a esta esencia tenemos que buscar lo verdadero a través de lo correcto.
Primero, para llegar a descubrir la definición instrumental, empieza cuestionándose sobre la causalidad. La idea de causalidad que nosotros tenemos (la idea de efectuar) es diferente a la que tenían los griegos: lo que algo es, es deudor de las cuatro causas (causa materialis, causa formal, causa final, causa efficiens) que lo hacen ser lo que es; las cuatro causas son corresponsables de lo que algo es.
Para ver lo instrumental que descansa en lo causal hay que ver el sentido inicial de causalidad y de responsabilidad, y no ver esta responsabilidad ni en sentido moral, ni como un modo del efectuar (que es con lo que hoy día la confundimos). Los cuatro modos de ser responsable son responsables del estar-delante y del estar-a-punto, que es lo que caracteriza la presencia de lo presente. Los cuatro modos del ser responsable llevan a algo a aparecer, lo dejan venir a darse en la presencia. El ser responsable tiene el rasgo fundamental de dejar venir el advenimiento.
Hay que pensar el traer-ahí-delante en toda su amplitud y en el sentido de los griegos. El traer-ahí-delante trae (algo) del estado de ocultamiento al estado de desocultamiento poniéndolo delante.
La esencia de la técnica y el salir de lo oculto es lo mismo. La técnica es un modo del salir de lo oculto a la región del desocultamiento, es decir, de la verdad. La técnica es un modo del hacer salir de lo oculto. La técnica esencia en la región en la que acontece el hacer salir lo oculto y el estado de desocultamiento, donde acontece la verdad.
El hacer salir lo oculto que prevalece en la técnica moderna no es el traer-ahí-delante en el sentido de la poiesis, sino que es una provocación que pone ante la Naturaleza la exigencia de suministrar energía que como tal pueda ser extraída y almacenada. Se emplaza a la Naturaleza en el sentido de la provocación. Este emplazamiento es un promover que promueve alumbrando y ex-poniendo; y este promover está emplazado a promover otras cosas. Esto quiere decir que el hacer salir de lo oculto que domina por completo la técnica moderna tiene el carácter del emplazar, en el sentido de la provocación. Aquello que adviene por medio del emplazar que provoca, Heidegger lo llama: las existencias. Éstas caracterizan el modo como está presente todo lo que es concernido por el hacer salir lo oculto; lo que está en el sentido de existencias ya no está ante nosotros como objeto.
El emplazamiento que provoca y mediante el cual lo real y efectivo es sacado de lo oculto como existencia, lo lleva acabo el hombre, ahora bien, el estado de desocultamiento en el que se muestra o se retira siempre lo real y efectivo no es algo de lo que el hombre disponga. Cuando el hombre hace salir lo presente está respondiendo a la exhortación del desocultamiento. De este modo, la técnica moderna, como un solicitador sacar de lo oculto, no es ningún mero hacer del hombre.
A aquella interpelación que provoca y coliga al hombre a solicitar lo que sale de lo oculto como existencias, lo llamamos ahora la estructura de emplazamiento (Ge-stell). Ge-stell significa lo coligante de aquel emplazar que emplaza al hombre, que lo provoca a hacer salir de lo oculto lo real y efectivo en el modo de un solicitar en cuanto un solicitar de existencias.
La estructura de emplazamiento es el modo de salir de lo oculto que prevalece en la esencia de la técnica moderna (un modo que no es nada técnico).
Heidegger pregunta por la técnica con el fin de iluminar nuestra relación con su esencia. La esencia de la técnica moderna pone al hombre en el camino para hacer salir a las existencias. El hacer salir de lo oculto conlleva un peligro, porque el hombre puede llegar a ser tratado como una mera existencia.
La estructura de emplazamiento hace que peligre el hacer salir lo oculto más originario, y, así, no poder experienciar la exhortación de una verdad más inicial, pero también hace que crezca lo que salva, en el sentido de que pone al hombre en el camino para hacer acaecer la esencia de la verdad.

MORAL.
Se denomina moral o moralidad al conjunto de creencias y normas de una persona o grupo social determinado que oficia de guía para el obrar (es decir, que orienta acerca del bien o del mal -correcto o incorrecto- de una acción o acciones).
La moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano en relación con la sociedad y consigo mismo. Este término tiene un sentido positivo frente a los de «inmoral» (contra la moral) y «amoral» (sin moral), que tiene un negativo sentido peyorativo La existencia de acciones y actividades susceptibles de valoración moral se fundamenta en el ser humano como sujeto de actos voluntarios. Por tanto, la moral se relaciona con el estudio de la libertad y abarca la acción del hombre en todas sus manifestaciones.
«No existen fenómenos morales, sino sólo una interpretación moral de los fenómenos» (Friedrich Nietzsche ).
La palabra «moral» tiene su origen en el término latino  mores, cuyo significado es costumbre. Moralis (< latín  mos = griego  costumbre). Por lo tanto «moral» no acarrea por sí el concepto de malo o de bueno. Son, entonces, las costumbres las que son virtuosas o perniciosas. La moral podría definirse también como «la suma total del conocimiento adquirido con respecto a lo más bueno a lo que una persona se apega».
Los antiguos romanos concedían a las mores maiorum (costumbres de los mayores, las costumbres de sus ancestros fijadas en una serie continuada de precedentes judiciales) una importancia capital en la vida jurídica, a tal grado que durante más de dos siglos (aproximadamente hasta el siglo II a. C.) fue la principal entre las fuentes del Derecho .Su vigencia perdura a través de la codificación de dichos precedentes en un texto que llega hasta nosotros como la Ley de las XII Tablas, elaborado alrededor del 450 a. C.
Los conceptos y creencias sobre moralidad son generalizados y codificados en una cultura o grupo y, por ende, sirven para regular el comportamiento de sus miembros. La conformidad con dichas codificaciones es también conocida como moral y la civilización  depende del uso generalizado de la moral para su existencia.
La moral también es identificada con los principios religiosos, y los valores que una comunidad está de acuerdo en respetar.

Acción y moral
Toda acción humana es en esencia social. Directa o indirectamente está correlacionada con la vida del conglomerado social en el cual se encuentra inmerso el protagonista de la acción consciente. Para una armónica y feliz convivencia se requiere la observación de un mínimo de normas. La ética se ocupa de las normas o reglamentos que rigen el comportamiento o conjunto de acciones individuales o colectivas. Si la acción se ajusta a la norma se denominará acción éticamente buena. En caso contrario será considerada y juzgada como acción éticamente mala o inadecuada.
Toda acción social tiene efectos en el medio en donde se desenvuelve la vida de los actores sociales. Estos efectos podrán clasificarse como buenos o malos, deseados o indeseados, admitiendo atributos intermedios entre ambos extremos. Puede decirse que la ética describe la acción social en función de los efectos que produce según una previa clasificación de los mismos.
Si calificamos a los efectos como buenos o malos, luego, las acciones que los producen, así como la actitud y la persona de la cual proviene, heredan esos calificativos asignados.
Moral y ética
Muchos autores consideran como sinónimos a estos términos. Sin embargo, en el ámbito de la filosofía se considera a la ética como una de sus partes principales. De ahí que podemos decir que una ética  propuesta es el conjunto de normas sugeridas por un filósofo, o proveniente de la religión, en tanto que «moral» vendría a designar el grado de acatamiento que los individuos dispensan a las normas éticas imperantes en el grupo social. En un sentido práctico, ambos términos se hacen indistinguibles y por ello se los considera equivalentes.
El matiz que las delimita está en la observación o aplicación práctica de la norma que entraña el mandato ético. Por ello, la norma ética siempre será teórica, en tanto que la moral o costumbre será su aplicación práctica.
Por otro lado la moral se basa en los valores que la conciencia nos dicta, a su vez, basado en costumbres aprendidas, por lo tanto, la moral no es absoluta o universal, ya que su vigencia depende de las costumbres de una región, de la misma manera que la ética tampoco tiene una validez absoluta al ser ambas imperativos categóricos.
Moral objetiva
Al conjunto de normas morales se le llama "moralidad objetiva", porque estas normas existen como hechos sociales  independientemente de que un sujeto quiera acatarlas o no. Los actos morales provienen del convencimiento de que el actuar de un individuo siempre se realiza por ciertos fines y que todo el que hace algo, lo debe hacer con un fin, a menos que no controle su razón, como ocurre en variadas situaciones. Sin embargo, las realidades sociológicas sugieren que las personas suelen actuar por inercia, costumbre, tradición irrazonada o la llamada "mentalidad de masa".
Opuesto a esta postura de auto-justificación, está la aceptación, por parte del individuo, de su resposabilidad. Usando los valores morales, puede convertirse en el artífice de su propio destino, o de un mejor destino.
A lo largo de la historia, y de cultura en cultura, han existido distintas visiones de la moral. Generalmente, la moral es aplicada a campos en los cuales las opciones realizadas por individuos expresan una intención relativa a otros individuos; incluso no miembros de la sociedad. Por lo tanto, existe una disputa académica sobre si la moral puede existir solamente en la presencia de una sociedad o también en un individuo hipotético sin relación con otros. La moralidad se mide también cuando la persona está sola, no siendo observada por nadie, por ejemplo, en situaciones donde se requiere tener mucha integridad.
Autonomía y heteronomía
Una concepción de la moralidad puede tender hacia cualquiera de las posibles direcciones en un campo determinado. De hecho, existen morales que recomiendan ciertas restricciones sobre el comportamiento (heteronomía ), así como existen morales que recomiendan una autodeterminación totalmente libre (autonomía )y una variedad de posiciones intermedias.
Inmoral y amoral
Bajo el concepto de "moral" surgen otros dos conceptos que son, cada uno a su manera, antónimos y que normalmente se confunden. Uno es el de "inmoral", el cual hace referencia a todo aquel comportamiento o persona que viola su propia moral o la moral pública. Esta persona estaría actuando de forma incorrecta, estaría actuando mal.
El otro concepto es el de «amoral», el cual hace referencia a las personas que carecen de moral, por lo que no juzgan los hechos ni actos como buenos o malos, correctos o incorrectos. La mayor defensa de la amoralidad la realizan los taoístas.
El taoísmo  dice que la moral corrompe al ser humano, obligándolo a hacer cosas buenas cuando no está preparado y prohibiéndole hacer cosas malas cuando necesita experimentar para darse cuenta de las repercusiones de sus actos. Todo lo «moral», según ellos, implica forzar la naturaleza del ser humano y es fruto de la desconfianza y el miedo a los demás, a lo que puedan hacer si no están sometidos al estricto gobierno de unas leyes que rijan su comportamiento. Es evidente que esta postura ha echado raíces en el primer mundo donde la mentalidad liberal viaja paralelamente opuesta a los valores morales: «Vive conforme a tu criterio y no sigas lo establecido». Aparentemente la moralidad no ha sido suplantada, especialmente en países con altos índices de religiosidad, sin embargo en países socialmente más desarrollados, se ha desvanecido para dejar solamente a la ética sin una moral basada en la religión
La Responsabilidad  moral individual:
El elemento reflexivo del Discernimiento y Libertad, causa que produce los efectos de los actos humanos.
1.-Discernimiento: es la plenitud y normalidad del ejercicio de las facultades intelectuales, conocidas bajo los nombres de: percepción concepción, reflexión, imaginación y razón; las que se cultivan con la educación sino permanecerán adormecidas por falta de ejecución.
2.-Libertad: Es la plenitud y normalidad del poder  de resolverse en virtud de una deliberación y de obrar en el sentido de una determinación nacida del discernimiento.
Ahora bien, cuando una acción o acto ha coexistido con el discernimiento y la libertad del hombre, se le atribuye a éste exclusivamente la imputabilidad del acto. Si el acto imputado es repugnante al sentido moral, se juzga que el hombre ha obrado mal; pero si el acto está de acuerdo con el sentido moral, se juzga que el hombre ha obrado bien; he aquí la calificación del merito o desmerecimiento de las acciones humanas.
Por otra parte, el rumbo indicado por el sentido moral y que debe seguir la conducta humana ,tiene que ser una relación constante entre Discernimiento, Libertad y nuestra finalidad; es por consiguiente un principio y como éste rige los actos del hombre, adquiere el carácter de ley.
Existe, pues una ley moral que se impone por si misma como motivo suficiente, "como imperativo categórico" expresión de Kant : el amor. Ley compleja que se puede descomponer en reglas de conducta, cada una de las cuales recibe el nombre de Deber.
El ejercicio habitual de los deberes relativos a determinado género  de acciones, constituye una virtud; la infracción frecuente de dichos deberes, caracterizando al sentido moral, constituye un vicio.
No es posible; pero es muy difícil sintetizar todos los deberes de orden individual y social del hombre. Los imperativos de Kant , se refiere únicamente a la moral social. Mas sus conceptos abarcan los principios  del derecho romano
Vida honesta: regla de conducta individual.
Quiere para todos lo que para ti: virtud social de la justicia
Eleva a los humildes: virtud social de la benevolencia.
Más dos principios Conócete a ti mismo: resumen de la sabiduría.
Ama a tu hermano: resumen del amor universal, al que no es posible llegar sin conocerse a sí mismo, en sus tres entidades de cuerpo, alma y espíritu, explicada en la doctrina del Espiritismo Luz  y Verdad del Filosofo Joaquín Trincado, dice en una de sus variadas obras: "Si en todas las ciencias se requiere lo primero un grado de moral eficiente, en el estudio de la filosofía se requieren tantos grados de moral, cuantas ciencias abarca; y como la filosofía lo abarca todo, el estudiante de la filosofía, debe ser moral en todo; y si no, es un filosofastro.... autores de textos; que, dominados por el prejuicio, escriben prejuicios que otros prejuiciados les aprueban, y he aquí, que se hacen muchos filósofos de nombre, pero que son la filosofía del individuo; porque cada individuo, tiene su filosofía propia; que será igual al grado de su moralidad..." (Pág.19).

Ética Aristotélica
Dos éticas fueron escritas por Aristóteles:
Ética a Eudemo que pone en evidencia algunas influencias platónicas y Etica a Nicómaco que es la versión definitiva de la ética aristotélica puesto que pertencece al tercer período.
La ética de Aristóteles, es, en primer lugar, una ética de la felicidad... pero también es una ética de la virtud ya que ésta es el medio por excelencia para alcanzar la felicidad.
La felicidad
La felicidad, consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del hombre. Tal actividad no es otra que la actividad del alma que para que sea perfecta debe ser acompañada por todas las virtudes.
Hacia el final de la Etica a Nicómaco, Aristóteles afirmará que la actividad más propia del hombre y la que mayor felicidad le propociona es la contemplación teórica: es decir, la sabiduría. Así es como el empirismo ético lo lleva a un a posición ecléctica: la felicidad consiste en equilibrar virtud, contemplación y bienes exteriores.
La virtud
Aristótles se aleja del intelectualismo socrático que vincula a la virtud con el conocimiento. Para él, la virtud será la disposición del alma, es decir, la capacidad y la aptitud de esta para comportarse de un modo determinado:
"No basta que la acción tenga un caracter determinado para que la conducta sea justa o buena; es preciso también que el hombre actue de un modo determinado ante todo, que atue a sabiendas; en segundo lugar, que proceda en razón de una decisión conciente y que prefiera esa acción por si misma; finalm ente, que actue desde una posición firme e inquebrantable" Aristóteles, Etica a Nicómaco
La virtud entonces, se adquiere a través del ejercicio y el hábito, es decir que para que un hombre se haga justo, es menester que practique la justicia. Aristóteles considera que nadie se hace justo por "naturaleza" (aunque una predisposición natural sea importante) ni tampoco resulta suficiente la enseñanza.


Intelectualismo moral
Teoría moral para la que la conducta moral sólo es posible si descansa en el conocimiento del bien y la justicia. Todos los filósofos griegos defienden en mayor o menor medida el intelectualismo moral pero sin duda el representante más destacado de este punto de vista es Sócrates.
La tesis esencial del intelectualismo moral es la siguiente: la experiencia moral se basa en el conocimiento del bien. Sólo si se conoce qué es el bien y la justicia se puede realizar el bien y la justicia. Sócrates hace las siguientes consideraciones a sus conciudadanos: cuando uno de vosotros está enfermo no propone una votación entre los miembros de la familia para establecer qué remedio es adecuado para curar la enfermedad: ocurre más bien que llama al médico y se somete a su juicio y recomendaciones; cuando un ejército quiere derrotar al enemigo no se realiza una consulta popular para establecer el modo de atacar, es el estratega quien decide el modo de dirigir a los soldados y plantear las batallas; cuando queremos levantar un edificio no hacemos una votación para decidir el modo de construirlo, dejamos que sea el arquitecto quien imponga su criterio. Y pregunta a continuación Sócrates: ¿Por qué cuando se trata de lo más importante de todo, que es el bien de la ciudad y las leyes que son adecuadas para la convivencia entre los ciudadanos, dejamos que todo el mundo opine y nos sometemos a la mayoría y no llamamos a aquél que sabe?
Para el intelectualismo moral los asuntos morales y políticos tienen que ser cosa de expertos. Esta propuesta socrática puede dar lugar a interpretaciones políticas antidemocráticas y elitistas (como, por cierto, se ve claramente en la filosofía política de su discípulo Platón).
El punto de vista de Sócrates está viciado por cierta ambigüedad: cuando Sócrates pide que a la base de la moral y la política se encuentre el conocimiento ¿a qué conocimiento se refiere? Podemos distinguir entre el saber hacer algo y el saber en qué consiste ese algo. Por ejemplo, el artista sabe hacer belleza, pero es muy posible que no sepa en qué consiste la belleza, ni qué pasos concretos hay que seguir para alcanzarla. El primer tipo de saber es un saber entendido como destreza (bien sea corporal o espiritual)para la realización de algo, y el segundo tipo es un saber entendido como conocimiento explícito y consciente de algo (como ocurre por ejemplo en la ciencia). Es fácil observar que estas dos formas de saber no tienen que ir necesariamente unidas, así el historiador y el crítico del arte pueden saber explícitamente muchas cosas relativas a la belleza, pero es muy posible que no sepan crear arte ni belleza. Parece ser que Sócrates pedía un conocimiento del segundo tipo como garantía de las acciones buenas y justas. De ahí la confusión que creaba en sus interlocutores cuando les preguntaba por una definición de aquello para lo cual se les suponía expertos. Nuestras convicciones vulgares parecen contrarias al intelectualismo moral pues creemos que alguien puede saber que algo está mal y sin embargo realizarlo. Para el intelectualismo moral la perfección moral es una consecuencia de la perfección del intelecto o razón; sin embargo otros autores como Aristóteles se acercarán más al punto de vista corriente al considerar que el conocimiento no es condición suficiente para la conducta justa y buena. Este autor pondrá como fundamento de la práctica moral la perfección de la voluntad más que la perfección del intelecto: la conducta buena no depende tanto del conocimiento como de la disciplina de la voluntad en la realización de las acciones justas. Así, desde el punto de vista de Aristóteles y en contra del intelectualismo moral, cabe concluir que seguramente para ser justo es necesario saber realizarla justicia, pero aquí esta palabra no designa un conocimiento explícito y teórico de la justicia sino la posesión de una habilidad o disposición para la realización de acciones justas.

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