¡Ay Carmela! José Sanchis Sinisterra descargar

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EL TEATRO NO REALISTA DE LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA En la década de los sesenta y los setenta, una serie de autores (Luis Riaza, Francisco Nieva, Luis Matilla, José Ruibal…- adoptan un estilo dramático diferente para tratar temas similares a los de los autores realistas (denuncia de la injusticia y de la falta de libertad) Son rasgos comunes de estos autores: a) La sustitución del personaje-persona por el personaje-signo, esto es, no tienen conciencia individual, sino dimensión simbólica. b) La acción y el lenguaje son simbólicos. Aparecen en el escenario objetos sonoros o visuales- ruido de cadenas, una cama, una jaula, proyecciones…-con una clara función simbólica. C) Desarrollo de la acción no lineal, sino estructurado en fragmentos. D) Concepción del teatro como espectáculo y experimento colectivo, con el fin de hacer participar al público en la acción del drama. e) Pérdida de la importancia del texto, que se concibe como un material que podrá completarse y modificarse en la representación escénica. F) Preferencia por la farsa grotesca y satírica: degradación, animalización o robotización de los personajes. Como prototipo de este teatro no realista, podemos citar algunas obras de Francisco Nieva: teatro furioso (Coronada y el toro, 1963), teatro de farsa y calamidad (La señora Tártara, 1970; Malditas sean Coronada y sus hijas, 1968); o de Fernando Arrabal, autor bilingüe, con su Teatro Pánico: Los hombres del triciclo (1958), El cementerio de automóviles (1965), El árbol de Guernica (1975). Por último, debemos recordar que en esta labor de renovación del teatro no sólo fueron importantes algunos autores, sino también fueron los grupos de teatro independiente y algunos de sus directores, como Albert Boadella (Els Joglars) o Salvador Távora (La Cuadra), Tábano, Los Goliardos. Sus montajes son producto colectivo, valoran el trabajo de investigación y ejercen constante autocrítica sobre sus espectáculos. Difundirán el teatro europeo contemporáneo ( B. Bretch, A. Artaud, Grotowski)



0. ÚLTIMAS TENDENCIAS (DESDE 1975)

La restauración de las libertades democráticas a partir de 1975 posibilitó la llegada a los escenarios de buena parte del teatro que había permanecido soterrado, invisible. Nos encontraremos en estos años con una gran diversidad de tendencias. Veamos algunas de las más significativas:

a. Obras de técnica vanguardista que continúan las experimentaciones del período anterior. En esta tendencia destacan Francisco Nieva, Fernando Arrabal y los Grupos de Teatro Independientes (Els Joglars, Els Comediants, La fura dels Baus, La cubana, Esperpento-Mediodía, Dagoll-Dagom, Teatro de La Abadía, La Cuadra, etc.).

b. Obras de técnica y orientación realista. Tenemos, por un lado, obras de tema histórico, como ¡Ay, Carmela! (1987) de José Sanchís Sinisterra, y contenido crítico, frente a otras obras de corte más comercial que continúan las formas de la comedia de salón, aunque adaptadas a los nuevos tiempos. Entre otros autores, podemos citar a Fermín Cabal (Tú estás loco, Briones), Ignacio Amestoy, Álvaro del Amo, Ernesto Caballero... José Luis Alonso de Santos es un maestro de la comedia de costumbres, ambientada en la ciudad moderna con los problemas que en ella se encuentran: paro, delincuencia, droga (La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro). Fernando Fernán Gómez afronta el tema de la Guerra Civil en Las bicicletas son para el verano.


c. Y, por supuesto, seguimos contando con las nuevas obras de autores ya consagrados (Buero Vallejo- ya fallecido-, Sastre o Antonio Gala, por ejemplo) que se han ido adaptando a las nuevas tendencias y a los nuevos problemas de nuestra sociedad

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