El Bienio Radical Cedista y el Frente Popular

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III. BIENIO RADICAL CEDISTA (1933-1935)

Las elecciones de noviembre de 1933 dieron la victoria a los partidos de centro-derecha. El nuevo ejecutivo procedió con el desmantelamiento de la obra reformista del anterior gobierno. Las principales fuerzas políticas fueron el Partido Radical de Alejandro Lerroux y la CEDA de Gil Robles.

1. La paralización de las reformas:

El nuevo gobierno dirigido por Lerroux procedió con la paralización de las reformas. En el campo se fijó la devolución de tierras a la nobleza y se dio total libertad de contratación, lo que provocó la caída de los jornales. El campesinado respondió con la huelga. La reforma religiosa también fue frenada.

2. La crisis del segundo bienio (El Bienio Negro)

Con la revolución de octubre de 1934, el poder de la CEDA, partidaria de una política más dura, aumentó. Algunas de las medidas adoptadas fueron:

  • Suspensión del Estatuto de Cataluña.
  • Devolución de las propiedades a los jesuitas.
  • Nombramiento de Gil Robles como ministro de la Guerra.
  • Nombramiento de Franco como jefe del Estado Mayor.

La situación política se polarizó, y ante la actuación represiva del gobierno se posicionaron en un frente común las fuerzas de izquierda.

3. Las elecciones de 1936

Por una parte, una coalición de izquierdas (republicanos, socialistas y comunistas) agrupada en torno al Frente Popular. Por otra parte, los partidos de derecha se aglutinaron en torno al Bloque Nacional.

IV. EL FRENTE POPULAR

Las elecciones de febrero de 1936 dieron la victoria al Frente Popular. Las nuevas Cortes destituyeron a Alcalá Zamora como presidente de la República y nombraron en su lugar a Manuel Azaña (republicano de izquierda). Casares Quiroga (republicano galleguista) fue elegido presidente de un gobierno formado casi exclusivamente por republicanos, aunque con el apoyo parlamentario de los socialistas.

Los propietarios agrícolas se opusieron a las reformas, muchos industriales decidieron cerrar sus fábricas y la Iglesia católica, temerosa de nuevos brotes anticlericales y de un nuevo recorte de sus derechos en España, se opuso a la República de manera generalizada.

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