Concepción Arenal: Figura notable en la ciencia penitenciaria

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Concepción Arenal (1820 - 1893).

Hay una figura notable en España en este campo, que es Concepción Arenal. De manera autodidacta adquiere conocimientos jurídicos, colabora en periódicos, pone de manifiesto su interés por la educación de los trabajadores, de los marginados sociales y de la mujer. Intenta su regeneración social.

Reprueba las cuerdas de presos (conducción de penados a pie, que logra que todo se eternice y resulte perjudicial) y propone los coches celulares. Influye en la creación del Cuerpo Facultativo Penitenciario y en la supresión de los cabos de vara (preso al que se le confiere ciertas funciones públicas y que dispone de una vara para reprimir). También critica al resto de trabajadores carcelarios, cree que deben de acceder a sus cargos por oposición, que se tienen que promocionar por antigüedad y que han de poseer conocimientos que ayuden a la regeneración del penado. En 1881 se crea el Cuerpo Facultativo Penitenciario. Sus ideas inspirarán la creación de la Escuela de Criminología.

Denuncia continuamente los tratos inhumanos que se dan a los presos en las cárceles. Considera que la detención provoca la reincidencia de los reclusos y cree que en todo delito hay una culpabilidad social. Esto lo refleja en su célebre máxima 'odia el delito y compadece al delincuente' (que ha sido grabada a la entrada de la Cárcel Celular de Madrid). Propone la corrección de los delincuentes, que se logrará por medio de la formación y el trabajo carcelario remunerado. La pena debe llevar en sí los medios de corregir al que se castiga, si es posible debe de ser ejemplar, también representa la expiación del delito cometido y tiene que ser proporcionada al mismo. Critica la masificación de las cárceles y la prisión preventiva, donde puede haber víctimas de 'errores judiciales'. Además, en el encierro se puede perder la salud y la vida. Una forma de luchar contra el delito es combatiendo la miseria y la ignorancia que los produce. Es una mujer admirable y admirada en su época, Salillas incluso le dedica un libro un año después de producirse su muerte: Doña Concepción Arenal en la ciencia penitenciaria (1894).

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