El Concilio Vaticano II: Una Reforma para la Iglesia y el Mundo

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El Concilio Vaticano II en la Serie de los Concilios

La Misión de los Obispos

Los apóstoles, enviados por Cristo, nombraron a sus sucesores, los obispos, encargados de vigilar y guardar la fe de la comunidad cristiana. Su misión es mantener a la Iglesia en la fidelidad al Señor, siendo:

  • Profetas: Predicar la palabra de Dios y anunciar la cercanía del Reino de Dios.
  • Sacerdotes: Celebrar el Misterio Pascual, santificando la vida del Pueblo de Dios.
  • Testimonio: Vivir la fe, la esperanza y la caridad, reflejando la novedad de la resurrección.

Esta triple función revela la persona de Jesucristo a través de los sacramentos, proyectando la triple misión de la Iglesia: ENSEÑAR, SANTIFICAR y GOBERNAR.

Los Concilios

Un concilio es una reunión de obispos y otros eclesiásticos para tratar temas importantes relacionados con la fe, la moral y la liturgia. Los concilios ecuménicos reúnen a todos los obispos del mundo y sus decisiones afectan a toda la Iglesia. Su objetivo es asegurar la rectitud de la fe a lo largo de la historia.

Concilios de Oriente y Occidente

Las doctrinas que forman diferencias en la Iglesia son tratadas en los concilios, donde los obispos se reúnen para explicar lo acordado en sus respectivas comunidades. El Concilio Vaticano II se inserta en una larga serie de concilios, agrupados según los lugares donde se han realizado: Oriente y Occidente.

Concilios de Oriente

Se centraron en la unidad de la persona de Jesucristo y el misterio de sus dos naturalezas: Dios y Hombre. Arrio negaba la divinidad de Jesucristo, Nestorio afirmaba que María era la Madre de Cristo pero no de Dios, y Eutiquio negaba la humanidad de Jesucristo.

Concilios de Occidente

Se centraron en la relación de Cristo con nosotros, el misterio de la gracia y la Iglesia al servicio de Cristo. Pelagio afirmaba que el hombre podía cumplir con la voluntad de Dios sin ayuda de la gracia, mientras que el Donatismo negaba la validez de los sacramentos administrados por pecadores.

El Concilio Vaticano II (1862-1865)

El Concilio Vaticano II fue diferente, ya que no se convocó para solucionar doctrinas, sino para reformar la Iglesia. Tras la muerte del Papa Pío XII, la Iglesia sintió la necesidad de cambios.

El Papa Juan XXIII convocó el concilio para que la Iglesia dijera al mundo quién es Cristo y su misión. Pretendía una descentralización, pasando de una estructura piramidal a una comunitaria. Este concilio provocó numerosos cambios dentro de la Iglesia.

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