Condiciones de la libertad humana y la conciencia moral

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Condiciones de la libertad humana

El hombre es libre, pero lo es limitadamente. La libertad humana no es absoluta: el hombre nace en un contexto de condiciones genéticas, culturales, políticas, geográficas, etc., que no ha escogido, le son dadas; y, a lo largo de su vida, ejerce siempre su libertad dentro de un marco de condiciones y referencias. Tales condiciones limitan la libertad pero no la destruyen; es más, interpelan al hombre y estimulan y sostienen el uso de su libertad. La libertad del hombre es libertad de un ser creado: don magnífico que se ha de acoger y hacer madurar con la conciencia del deber. La libertad puede crecer o disminuir, madurar o languidecer, y de ello depende que la persona se logre o se malogre. La libertad es fundamento de la dignidad de la persona humana. En la verdad y en el amor se afirma y crece la libertad: una libertad madura es una libertad responsable y comprometida. Cuando el hombre es plenamente libre, elige de acuerdo con lo más profundo de sí mismo, es decir, con su vocación de imagen de Dios. Y, a su vez, cuando elige de este modo, entonces su libertad alcanza su plenitud. No de todos sus actos es igualmente responsable el hombre, porque no todos le son igualmente imputables: la libertad hace al hombre responsable de sus actos en la medida en que éstos son voluntarios.

La conciencia: Definición y “falibilidad” de la conciencia

Dios ha puesto en lo profundo del corazón del hombre un saber “práctico” que le dicta lo que es bueno o malo. Este saber es exclusivamente propio de la persona humana y participa de la dignidad de ésta. A este saber le llamamos conciencia moral.

FALIBILIDAD DE LA CONCIENCIA

La conciencia no es infalible; a veces se equivoca. La conciencia está sometida a la verdad moral, y a ella se ha de orientar siempre. En esa orientación consiste su dignidad. La conciencia necesita y precisa de la vigilancia y el discernimiento: el hombre habrá de mantener una vigilante distancia respecto a todo lo que pueda falsearla y oscurecerla.

¿Qué son las “virtudes”? ¿En qué dos grupos se dividen? ¿Cuáles son las “virtudes cardinales”?

Las virtudes son actitudes o disposiciones firmes y constantes de la persona humana para obrar el bien moral. Las virtudes humanas se dividen en:

  • virtudes morales: las adquiridas por el esfuerzo humano
  • virtudes teologales: las infundidas por Dios en el hombre

Las virtudes morales se adquieren con esfuerzo perseverante, y la educación tiene un papel primordial. Además necesitan arraigar en las virtudes teologales. Dentro de las virtudes morales están las virtudes cardinales. Las cuatro virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. En torno a ellas gira toda la vida moral del hombre.

La “prudencia” y la “justicia”

PRUDENCIA

Consiste en la disposición firme para obrar aprehendiendo lo que en cada caso es verdaderamente razonable. La prudencia dispone en el hombre su razón práctica para comprender. Es propio de la prudencia el juicio práctico acertado sobre una situación moral concreta; es decir, aplicar los principios y criterios morales a cada situación individual. Para acertar en la elección, el hombre prudente:

  • guarda en su memoria las experiencias de su vida pasada, cernidas y rememoradas con la mayor objetividad posible
  • se deja enseñar humildemente por la verdad de la realidad y por otras personas: es una mente siempre abierta de antemano a la realidad
  • se mantiene en toda ocasión alerta, por si la situación cambia, para dar nuevas respuestas a situaciones nuevas.

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