La Constitución de 1837 y la regencia de Espartero

La Constitución de 1837

Modelo del liberalismo burgués. Se reforzó el poder de la Corona, que adquirió el derecho a disolver las Cortes y el derecho de veto, es decir, la posibilidad de no sancionar una ley. Las Cortes se dividieron en dos cámaras: Congreso de Diputados y Senado. El derecho al voto quedaba en manos de los mayores contribuyentes, sufragio, censitario, con el compromiso de ir ampliándolo así se pasó del 2% de votantes en1837 al 4 %, en 1843. Y, por último, se establecía la tolerancia religiosa. El resto de los artículos eran los mismos que los de la Constitución de 1812. Sólo estaría vigente hasta 1843. Además, los progresistas tuvieron muchos problemas para ponerla en práctica ya que los moderados siguieron teniendo el apoyo de la regente, dominando los gobiernos entre 1837 y 1840. En 1840, el héroe popular Espartero, vencedor de la primera guerra carlista y contrario a las medidas de los gobiernos moderados, hizo un pronunciamiento militar que acabó con la regencia de María Cristina. Espartero asumió provisionalmente el cargo de regente hasta que fue confirmado por las Cortes en 1841.

La regencia de Espartero (1840-1843)

El carácter autoritario de Espartero suscitó pronto la oposición de numerosos políticos progresistas que en un principio habían colaborado con él. Denunciaban los métodos dictatoriales del regente y pedían el estricto cumplimiento de la Constitución de 1837. Un acuerdo librecambista del Gobierno con Inglaterra en 1842, dañó los intereses de la industria textil catalana, cuyos tejidos no podían competir con los tejidos ingleses, de mayor calidad y más baratos. Los dueños de las fábricas, los obreros, y muchos otros barceloneses se rebelaron, manifestándose a favor de los aranceles aduaneros. La respuesta de Espartero fue el bombardeo de la ciudad desde Montjuic. La dura represión de Espartero contra el pueblo barcelonés le restó popularidad a nivel nacional. Todos los liberales, tanto moderados como progresistas, se levantaron contra un Espartero cada vez más dictatorial y aislado, en defensa de la legalidad constitucional y a favor de Isabel II. La unión de todos los liberales resultó, sinembargo, muy precaria. Los moderados, liderados por Narváez, fueron haciéndose con el control de la situación. El general Narváez terminaría derrotando a las tropas gubernamentales en Torrejón de Ardoz (diciembre, 1843). Tras el pronunciamiento militar de Narváez, Espartero se vio obligado a dejar la regencia.