La Constitución Española de 1812: La Pepa

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La Constitución española de 1812, también denominada La Pepa, fue promulgada por las Cortes Generales de España en Cádiz, el 19 de marzo de 1812, siendo la primera ley fundamental aprobada por un parlamento nacional en la historia de España.

Vigencia y características

Estuvo vigente dos años, hasta el 24 de marzo de 1814 con la vuelta a España de Fernando VII, y durante el Trienio Liberal (1820-1823) así como por un breve periodo en 1836-1837, bajo el gobierno progresista que preparaba la Constitución de 1837. Los diputados quisieron hacer compatibles las tradiciones del pasado de los reinos hispánicos con el espíritu revolucionario surgido en Francia en 1789 y con ella se estableció el sufragio, la libertad de imprenta, la abolición de la inquisición, entre otras cosas, por lo que es considerada como uno de los grandes textos liberales de la historia, siendo muy célebre en su tiempo. Sus rasgos principales son:

- Soberanía nacional

El poder residía en la nación.

- División de poderes

El poder legislativo fue confiado a unas cortes unicamerales, el ejecutivo al rey y sus ministros, mientras que el judicial era independiente y estaba en los tribunales.

- Limitaciones al monarca

El monarca no podía disolver las cortes y solo poseía un derecho de veto suspensivo transitorio durante dos años sobre las leyes aprobadas en las Cortes.

- Reconocimiento de derechos y libertades

Reconocimiento de los derechos y libertades individuales y de la igualdad ante la ley, así como libertad de imprenta, libertad económica, derecho de propiedad, la inviolabilidad de domicilio y el derecho a la educación, entre otros.

- Sufragio universal masculino indirecto

El catolicismo como la religión oficial del Estado.

Otras medidas

Las cortes además, aprobaron otras medidas que supusieron una ruptura total con el antiguo régimen y la sociedad estamental como la eliminación de los mayorazgos, la supresión del régimen señorial, la abolición de los derechos feudales y los señoríos jurisdiccionales, la autoridad de los gremios y la limitación del poder de la mesta.

La supresión de la inquisición, fue recibida con hostilidad por gran parte del clero y suscitó fuertes protestas de varios obispos. Tanto la constitución como las medidas aprobadas en las cortes de Cádiz apenas llegaron a aplicarse a causa de la guerra y de los cambios políticos posteriores. No obstante, en las décadas siguientes fue el referente fundamental de los liberales españoles.

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