Contexto Goya

Clasificado en Arte y Humanidades

Escrito el en español con un tamaño de 3,1 KB


Primera etapa madrileña (1774-1791): pinta cartones para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, de temas costumbristas populares y amables (La merienda, La gallina ciega, , El cacharrero). A la vez adquiere fama como pintor de retratos de la nobleza (Los duques de Osuna), relaciónándose con los intelectuales ilustrados. Pintor de Carlos III, fue nombrado pintor de Cámara por Carlos IV en 1789, cargo que le da dinero y prestigio. Su estilo en esta etapa es alegre, optimista y luminoso, de gran riqueza cromática, de tonalidades cálidas, influido por el rococó de Tiépolo.

Segunda etapa (1792-1808): En 1792 se queda sordo tras una grave enfermedad, lo que unido al giro de los acontecimientos políticos españoles por el impacto de la Revolución Francesa y la paralización de las reformas ilustradas, se nota en su pintura cada vez más dramática y triste. Pinta obras de crítica social con crudeza (El entierro de la sardina), grabados satíricos (Los Caprichos), realiza los frescos de San Antonio de la Florida y continúa sus retratos de gran penetración psicológica (La condesa de Chinchón, La familia de Carlos IV, las dos Majas, Jovellanos). Su estilo gana en calidad, estudio magistral del color y la luz.

Tercera etapa (1808-1828): tras la invasión napoleónica, la llegada de José I Bonaparte y el estallido de la Guerra de la Independencia, Goya será testigo de excepción de la lucha y sufrimientos del pueblo español. En sus cuadros de historia (La carga de los mamelucos, Los fusilamientos de la Moncloa) se muestra pintor ROMántico. También realiza la serie de grabados de Los desastres de la Guerra (1810-14), la Tauromaquia (1815) y los Disparates (1816-18). En las Pinturas Negras -realizadas entre 1820 y 1823 en las paredes de su Quinta del Sordo, que compró en 1819 a orillas del Manzanares- Goya, enfermo y muerto de miedo por la política absolutista de Fernando VII, que persigue a liberales y afrancesados, describe una sociedad tenebrosa y demoníaca, con una paleta muy oscura a base de negros, pardos y ocres, con alguna nota de color vibrante, aplicado a manchas; los personajes, de feísmo acusado, se amontonan carentes de espacio. En 1823 se autoexilia a Burdeos. En Francia se siente libre y tranquilo, su pintura se hace amable y luminosa, de pincelada suelta, casi impresionista (La lechera de Burdeos). Muere en esa ciudad en 1828.

Entradas relacionadas: