Crisis de la Restauración en España: 1898-1923

El desastre del 98 provoca un general descontento en la población del país. El régimen de la restauración entra en una nueva fase marcada por las intervenciones de Alfonso XIII en la vida política. Su reinado estuvo marcado por el espíritu regeneracionista que pretendía revisar el sistema, modificando lo necesario para superar los problemas del país y adaptarse a las nuevas demandas sociales y políticas, pero las intervenciones del monarca dificultaron la modernización. Las constantes intervenciones del monarca provocaron una gran inestabilidad gubernamental, derivando en el rechazo hacia el sistema y la monarquía, lo que llevó a Primo de Rivera a pronunciarse en 1923 con el propósito de solventar los problemas del país.

Crisis de liderazgo y conflictos sociales

Tras la muerte de los fundadores de los partidos dinásticos Cánovas y Sagasta, hubo una crisis de liderazgo en ambas formaciones. Sus sucesores más destacados, Maura y Canalejas, intentaron una regeneración desde arriba del sistema. Paralelamente, la oposición, marginada del sistema canovista, va recogiendo cada vez más apoyos. Los partidos republicanos alcanzan mucha fuerza con el Partido Radical de Lerroux. El PSOE obtiene representación en el parlamento y los anarquistas siguen ensanchando sus bases de apoyo. En 1910 crean su sindicato, la CNT. En Cataluña, País Vasco y Galicia hacen su aparición los partidos nacionalistas.

Conflictos sociales y crisis

Todos estos grupos protagonizan una serie de conflictos sociales que contribuyeron a la decadencia del sistema:

1. La semana trágica de 1909.
2. La crisis de 1917.
3. El fracaso militar en Marruecos.

Estos conflictos llevaron a una fuerte represión por parte del gobierno y a la radicalización de las posiciones de la patronal y los sindicatos.

Crisis de 1917

En el contexto de la Restauración y el reinado de Alfonso XIII, se inicia la guerra de Marruecos tras la atribución de una parte de África (El Rif) a España en la Conferencia de Algeciras. Esto llevó a una serie de conflictos políticos, militares y sociales que desembocaron en la profunda crisis de 1917, manifestada en diferentes ámbitos. Esta época supuso la sublevación de una parte muy amplia de la población y dio lugar al comienzo de gobiernos de coalición como resultado del fraccionamiento de los partidos dinásticos.