Desamortizaciones del siglo XIX en España

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Las grandes desamortizaciones del siglo XIX

Fue la emprendida por Mendizábal. Durante la regencia de M. Cristina, al llegar al poder de los progresistas se retomaron las medidas desamortizadoras del Trienio Liberal. Los objetivos de estas medidas eran de distinto tipo y muy claros, por un lado limitar el poder de la iglesia y generar dinero con el que financiar un ejército contra los carlistas. Con la división de los lotes, se aprovecharon de su poder para hacer manipulaciones y configurar grandes lotes inasequibles a los grandes propietarios. Los pequeños agricultores no pudieron entrar en las pujas, lo que favoreció a los especuladores, con lo cual cambió la situación del campo. La ruptura de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede dividió la opinión pública española, se consideró un ataque a la iglesia. Los resultados de la desamortización de Mendizábal supusieron el desmantelamiento casi completo de la propiedad de la iglesia y de sus fuentes de riquezas. Por otro lado no cambió la estructura de la propiedad de las tierras que produjo un escaso aumento de la productividad agraria. Se actualizaron las rentas. La otra gran desamortización es la de Pascual Madoz, afectó a las tierras y municipios del estado y a la iglesia, esta ley de desamortización general fue aprobada a pesar de la oposición del clero católico, los bienes obtenidos tenían como fin la industrialización del país y la expansión del ferrocarril, la alta burguesía fue la beneficiada.

Consecuencias de las medidas desamortizadoras

  • Consecuencia social: vino a consolidar la estructura de latifundios de la propiedad agraria en el centro y sur de nuestro país, mientras que el minifundio se impuso en áreas del norte y noroeste. El proceso no sirvió para que las tierras se repartieran entre los campesinos. La burguesía se convirtió en terrateniente. La nobleza no fue expropiada de sus bienes, pero sus tierras quedaron en libertad. Los pequeños campesinos salieron muy perjudicados, porque sufrieron la pérdida del uso de los bienes comunales.
  • Consecuencias económicas: se produjo un aumento de la superficie cultivada y de la productividad agrícola, mejoraron y especializaron los cultivos. Esta inversión tuvo una contrapartida negativa porque al hacer una inversión segura en tierras, se dejó sin capitalización nuestra industria. Crisis económica de los municipios que perdieron una fuente de financiación y renunciaron a prestaciones.
  • Consecuencias culturales: se produjo una pérdida de bienes culturales. Muchas obras de monasterios fueron vendidas a precios bajos y en otros países. Quedaron abandonados numerosos edificios de interés artístico, la desamortización de las fincas urbanas cambió el modelo de ciudad.

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