El desempleo y el euro en Europa

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UNIT 10: EL DESEMPLEO

Tom: "¿Tienes trabajo o tenías trabajo?"
Mary: "Tenía trabajo, pero desgraciadamente en la actualidad no lo tengo. He tenido el mismo empleo durante 28 años, pero la compañía cerró y ahora estoy buscando un nuevo empleo."
Torn: "Historias como ésta se dan en los últimos años del siglo XX. En España 800.000 personas que tenían un trabajo en 1989, no lo tienen en 1994 y muchas personas que no tenían trabajo el año pasado, todavía no lo han conseguido este año. Los gobiernos desarrollan políticas dirigidas a la creación de nuevos puestos de trabajo, pero éstas ni siquiera compensan las pérdidas de empleos que se producen todos los días. Hay dos grupos de personas que tienen graves problemas a causa de esta situación: los jóvenes que nunca han tenido empleo y las personas de mediana edad, como Mary, que han tenido trabajo durante mucho tiempo y están ahora buscando uno nuevo. Distintas clases de expertos están estudiando este problema. Los economistas tratan de pronosticar nuevas formas de crear más puestos de trabajo, pero se muestran pesimistas. Los psicólogos y los sociólogos están estudiando el efecto del desempleo en las personas y están preocupados. Las patronales y los sindicatos mantienen conversaciones sobre el empleo, pero a menudo están en desacuerdo. ¿Sabes cuántas personas están buscando trabajo en la actualidad en la Unión Europea? ¡20 millones! Sí, veinte millones!"

UNIT 11: EL EURO

En 1970 un reportero de televisión que se encontraba en una remota parte de Inglaterra preguntaba a la gente su opinión sobre los nuevos peniques que estaban sustituyendo al chelín y al antiguo penique. Una señora mayor que le estaba escuchando le dijo: "No se preocupe, eso nunca llegará aquí". Veinticinco años después ni siquiera hace falta decir nuevos peniques, simplemente se dice peniques o "p" porque la gente ya no se acuerda de los chelines ni de los antiguos peniques que fueron parte de su moneda durante siglos. Con el cambio de siglo experimentaremos una revolución monetaria todavía mayor si el euro, la unidad monetaria europea, entra en vigor. En la actualidad hay muchas personas que creen, como la señora mayor inglesa en 1970, que: "eso nunca llegará aquí". Pero si el Euro llega, significa que toda Europa tendrá la misma moneda, por ejemplo, ya no habrá libras, ni pesetas, ni francos, ni marcos. Los turistas que viajen a otros países de Europa no tendrían que cambiar su moneda nacional. Esto tendría un efecto positivo en la gente en general y en la economía europea. Actualmente, si sales de Londres con 1000 libras y viajas por el resto de los países de la Unión Europea y cambias el dinero en cada uno de esos países, al volver a Londres sólo tendrás 500 libras. Las otras 500 las habrías pagado en tasas bancarias, comisiones y diferencias en los tipos de cambio.

UNIT 12: EL PATO COJO

Hace algunos años muchas familias tenían sirvientes que se ocupaban de las labores domésticas. Cada uno de estos criados tenía una tarea determinada y el cocinero era un miembro muy importante. El cocinero era tan esencial que algunos de ellos eran bastante osados con sus señores. Una tarde un amo llamó a su cocinero y le dijo: "Ten preparado el mejor pato para mañana a las doce y media, pues tengo una visita importante". Al día siguiente, cuando el cocinero tenía el pato, ya guisado, sobre la mesa de la cocina, le asaltó una irresistible tentación: cortó una de las patas y se la comió en el acto allí mismo. Cuando le sirvió el pato con una sola pata, el amo se enfadó mucho, pero el cocinero tenía una excusa preparada: "Señor, algunos patos tienen una sola pata". El señor no estaba muy convencido pero, considerando los deliciosos platos que el cocinero era capaz de preparar y la dificultad que tendría para encontrar otro cocinero, dijo simplemente: "Basta". Unos días después el cocinero, viendo que había un pato de pie sobre una sola pata, dijo: "Mire, señor, hay otro pato con una sola pata". "Espera un momento", dijo el amo mientras restallaba su látigo, e inmediatamente apareció la segunda pata. "¡Ah, ojalá hubiera usted tenido el látigo el otro día cuando estaba sentado a la mesa!" dijo el cocinero.

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