El esperpento de Valle-Inclán

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El esperpento de Valle consiste en distorsionar sistemáticamente el entorno y reflejar lo de forma crítica, ridiculizando la realidad social y política. Consiguiendo expresar lo trágico, lo grotesco y lo absurdo de la vida española. Esta distorsión de la realidad no es exclusiva de Valle-Inclán, pues también se aprecian en cuadros de Goya, en poemas de Quevedo o en el cine expresionista alemán de los años veinte. Valle-Inclán teoriza sobre el esperpento en la escena XII de Luces de bohemia, donde asegura que los reflejos de la calle del gato representan el esperpento, o el del fondo del vaso.

Procedimientos para lograr el esperpento

Para conseguir dicho objetivo, Valle-Inclán emplea múltiples procedimientos, entre los que destacamos la ridiculización de la realidad. La naturaleza del esperpento es crear una antitragedia, así en la obra de Luces de bohemia asistimos a un drama a nivel colectivo (la situación social española) y a nivel individual (la muerte de Max y el suicidio de su mujer e hija); que es contrastado con ridículos personajes que le da vida. La muerte de Max es el ejemplo más claro; agoniza en la calle, no tiene nada de solemne su fallecimiento y su velatorio una burla risible y cruel.

Puntos de vista y degradación de los personajes

El esperpento lo logra también gracias al punto de vista desde el que mira Valle a los personajes de la obra (Luces de bohemia). Existen tres puntos de vista posibles: de rodillas, que da lugar a una visión idealizada de los personajes (Homero) y quedan estos por encima del autor; en pie, es una visión más identificadora donde el autor se identifica con los personajes de igual a igual (Shakespeare); y por último desde el aire, una visión que degrada a los personajes y donde el autor es superior a ellos (Quevedo o Goya). En esta última visión es donde se situaría Valle-Inclán, mostrando siempre lo peor de los personajes.

Degradación de los personajes

Esto da lugar a una degradación de los personajes a través de diferentes recursos estilísticos: la animalización (Don Latino es presentado como el perro de Max), la cosificación ('se mueve el bulto de un hombre') y la muñequización (sirva como ejemplo la escena segunda, en la que Don Latino y Zaratustra engañan a Max con la venta de los libros, transformando de este modo al propio protagonista en un fantoche).

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