La estética musical en el Romanticismo

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Paralelamente a la revalorización de la música instrumental

Respecto a la vocal, gracias a su mayor poder expresivo, en el Romanticismo podemos encontrar otra tendencia. Esta pretende encontrar una justificación estética a las nuevas formas (poema sinfónico, música descriptiva, música programática y teatro musical), consideradas por Berlioz y Liszt nuevos instrumentos para ir más allá de las constricciones formales. Por otra parte, la combinación de la música con las otras artes es contemplada como una superación de los compromisos impuestos por un solo arte, para alcanzar una expresión completa. Así, se consigue la aspiración romántica de la convergencia de las artes bajo el dominio de la música.

7.3 Wagner y la obra de arte total

7.4 Del formalismo a la sociología de la música

La primera mitad del siglo XIX está caracterizada por un creciente interés por la música y sus problemas, por parte de los músicos, literatos, poetas, filósofos, hombres de cultura. Los problemas inherentes a la especificidad técnica del lenguaje musical no interesan ni al músico ni al crítico ni al filósofo. La música representa para el hombre romántico el punto de convergencia de todas las artes por su carácter exclusivamente espiritual, ausencia de elementos materiales, por su asemanticidad respecto al lenguaje verbal. En la segunda mitad del siglo, con la primera reacción positivista contra la filosofía y la estética romántica, el pensamiento y la crítica adquirirán una nueva fisonomía, dirigiendo la atención hacia la experiencia musical en general.

Eduard Hanslick, crítico, historiador y colaborador de importantes revistas, escribió “De lo bello en la música”, obra en la que sentó las bases del formalismo musical que de tanta fortuna gozaría hasta nuestros días. Schumann dijo que la estética de un arte es igual a la de otra, sólo cambia el material. Hanslick responde a esto rechazando que la estética de un arte sea totalmente diferente de la de otro porque la materia sea distinta: “las leyes respecto a la belleza de cada arte son inseparables de las características de su material, su técnica”. La técnica musical no es un medio para expresar sentimientos o suscitar emociones, es la música misma y nada más. Por eso, no tiene sentido establecer jerarquías de valores entre las artes porque cada arte es autónomo y no expresa nada fuera de sí mismo, exhibiendo su respectiva y peculiar belleza. El primer objetivo del ensayo de Hanslick es la estética del sentimiento, y en particular la estética wagneriana. Toda la argumentación está animada por un espíritu de objetividad científica, contraponiéndose a la estética romántica de los diletantes. “El estudio sobre lo bello tendrá que aproximarse al método de las ciencias naturales”. No obstante, afirmar que la música es pura forma sin finalidad alguna y que no expresa ningún sentimiento, porque las ideas expresadas son puramente musicales, no significa que no guarde relación con nuestro mundo emotivo. La música puede representar la dinámica de los sentimientos, pero el movimiento es sólo una particularidad, una fase del sentimiento, y no el sentimiento mismo. Si la música no remite de modo directo a algo distinto de sí, ello quiere decir que siendo significativa agota en sí sus significados. Cualquier analogía entre música y lenguaje ya no podrá ser mantenida: la música es asemántica, intraducible al lenguaje ordinario.

Desde la mitad del siglo XIX hasta nuestros días, Hanslick será un punto de referencia, tanto para la estética musical de orientación formalista como para la antiformalista.

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