La estética de la recepción literaria

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6. La estética de la recepción o Rezeptionsaesthetik se fundamenta en el lector como figura central de la comprensión del fenómeno literario. Desde la catarsis aristotélica hasta críticos como Riffaterre, ya se había percibido la importancia del receptor:

  • Los formalistas incluyeron la percepción estética al definir la obra de arte como la suma de sus artificios y al atender al proceso de interpretación.
  • El estructuralismo del CLP concebía el arte como un significante dinámico, y teóricos como Mukarovsky incorporaron la sociología al sistema semiológico.
  • La fenomenología de Roman Ingarden considera toda obra de arte como un objeto intencional que es completado, estructuralmente, por el lector.

Hermenéutica de Hans Georg Gadamer

La hermenéutica de Hans Georg Gadamer insistió en la naturaleza histórica de la interpretación. La experiencia estética modifica a quien la tiene, con lo que se llega al problema de la mediación entre el mundo de la obra y el mundo del lector, el problema de la integración en el mundo del lector de obras escritas en otros mundos.

Sociología de la Literatura

La Sociología de la Literatura ya refleja la importancia del lector con la sociología del gusto de Levin Schücking. Así mismo, durante bastante tiempo la crítica literaria ha valorado la obra literaria desde el punto de vista de la producción de esta, basada en el objeto más que en el consumidor literario.

Wolfgang Iser y la estética de la recepción

La estética de la recepción literaria tiene a Wolfgang Iser como uno de los principales exponentes de esta perspectiva para entender el texto. Una de las ideas más interesantes formuladas por Iser es, sin duda, lo que denomina: acto de concretización. Según Iser la obra posee dos niveles: el artístico que remite al texto creado por el autor y el estético, es decir la concretización que realiza el lector. Iser considera que el rasgo distintivo de la literatura es la indeterminación textual, es decir, la ausencia de una correlación exacta entre los fenómenos descritos en los textos literarios y los referentes extratextuales, osea la imposibilidad de verificación.

Según Iser se le presentan dos posibilidades para llegar a normalizar la indeterminación: o bien proyecta sobre el texto sus propias concepciones previas o bien las reordena. El texto activa nuestras propias facultades capacitándolas para recrear el mundo que presenta. El producto de esta actividad creativa es lo que podríamos llamar la dimensión virtual del texto, la que le otorga realidad: es la unión entre el texto y la imaginación. Para Iser ninguna lectura puede agotar todo el potencial de un texto, sino que tiene la posibilidad de prestarse a diversas concretizaciones. En definitiva para Iser el lector está destinado a ser el factor primordial del acto de lectura, pues mediante el criterio de la indeterminación se exige una respuesta por parte de éste. Para la estética de la recepción la complejidad de un texto reside en lo no dicho pues un texto está plagado de elementos no dichos. De esta manera el texto se emite para que alguien lo actualice.

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