ÉTICA de platón

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4. RESUMEN DE LOS LÍMITES DE LA AUTORIDAD DE LA SOCIEDAD SOBRE EL INDIVIDUO. ESQUEMA DE LOS TEXTOS DE ESTE CAPÍTULO: ENTRA EN SELECTIVIDAD 1. Origen de la sociedad no contractual. 2. El individuo ha de compensar la protección que la sociedad le proporciona: 2.1. No perjudicando los intereses - derechos - de los demás. 2.2. Cooperando en la defensa de la sociedad. 3. La sociedad no puede castigar los actos individuales perjudiciales cometidos por personas mayores de edad y con discernimiento ordinario contra ellos mismos o contra los demás si no violan sus derechos, aunque no cuenten con su aprobación. 4. Nadie está legitimado para imponer a un individuo maduro una conducta distinta a la que él entienda que le procura mayor beneficio porque nadie está más interesado que uno mismo en su propio bienestar y nadie conoce mejor las circunstancias de su caso particular. Los demás pueden ofrecerle con franqueza consideraciones y exhortaciones, pero no imponerle lo que consideran beneficioso para él.Se puede aconsejar o exhortar al individuo un determinado comportamiento, pero no imponérselo. 5. En el ejercicio de nuestra propia libertad podemos evitar su compañía sin alardear de ello y expresarle nuestra antipatía. Podemos elegir los servicios de otros si ello no conlleva injusticia o impide su mejora y tenemos también el derecho y, posiblemente, el deber de prevenir a otros contra él, pero sin perturbar su vida por considerarlo enemigo de la sociedad.  6. Pero, debe evitarse la violación de sus de­rechos; el acto de infligirles alguna pérdida o daño no justifi­cable por sus propios derechos; la falsedad o duplicidad en las relaciones con ellos; el uso ilícito o poco generoso de ventajas sobre ellos; hasta la abstención egoísta de defender­les contra el mal, son objetos propios de reprobación moral y hasta en casos graves de animadversión y de castigo. 7. Algunos críticos contra estas propuestas considerarán que ninguna acción individual es inocua para la sociedad porque: 7.1. Cada acción personal repercute directa o indirectamente en los individuos más próximos y, en menor medida, en los más distantes.



7.2. Su ejemplo será perjudicial. Pero no me explico - dirá Mill - cómo los que esto creen pueden dejar de pen­sar que este ejemplo, en general, es más saludable que perni­cioso al poner de manifiesto las penosas y degradantes consecuencias que, si la conducta es justamente censurada, debe suponerse la siguen en la mayoría de los casos. 7.3. La sociedad está obligada a intervenir contra los incapacitados para gobernarse a sí mismos.  respuesta MILL: la sociedad ha tenido un poder absoluto sobre ellos durante toda la primera parte de su existencia; ha tenido todo el período de la infancia y la me­nor edad para tratar de hacerles capaces de una conducta ra­cional en la vida. Si la sociedad permite que un número considerable de sus miem­bros crezcan como si fueran niños incapaces de obrar en vis­ta de una consideración racional de motivos lejanos, es a sí misma a quien debe condenar por las consecuencias. 7.4. La sociedad debe policialmente vigilar y castigar todo lo que la experiencia ha mostrado inútil e inadecuado para el individuo y la sociedad. Hay muchos que consideran como una ofensa toda conducta que les disgusta, tomándola como un ultraje a sus sentimientos. Es fácil imaginar un ideal público que deje intactas la libertad y elección de los individuos en todas las materias inciertas, y sólo les exija abstenerse de aquellas maneras de conducirse que la experiencia universal ha con­denado. Por atraparte, hemos de tener cuidado con la pro­pensión universal humana consistente en extender los límites de la que puede ser llamada policía moral para coartar las libertades legítimas del individuo: cita Mill la prohibición mahometana de comer cerdo, el rechazo católico al matrimonio del clero protestante, el rechazo de puritanos, calvinistas y metodistas a la música, baile, teatro y otros entretenimientos, la ley seca estadounidense, la tendencia democrática de considerar inmoral a los que destacan y de inmiscuirnos en asuntos ajenos como la poligamia mormona mientras las “victimas” no tengan conciencia de serlo.

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