La evolución del yo y la libido según Freud

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Evolución del yo y la libido

El “yo” evoluciona del régimen del principio del placer al del principio de la realidad, a la vez las pulsiones sexuales experimentan las modificaciones que las conducen desde el autoerotismo pasando por distintas fases, hasta el amor objetivado que está al servicio de la actividad reproductora. Las distintas neurosis dependerán de las fases en la evolución del “yo” y de la libido, dónde se hayan dado inhibiciones en su desarrollo.

Procesos reprimidos

El carácter de los procesos reprimidos consiste en que la realidad mental se equipara en ellos a la realidad exterior. Es difícil distinguir entre fantasías inconscientes y recuerdos devenidos que se han vuelto inconscientes.

2 Conceptos:

  • Libido: Freud reconduce la vida humana a una libido originaria, a una energía conectada básicamente con el deseo sexual: “análoga al hombre, en sentido general la libido designa la fuerza a través de la cual se manifiesta el instinto sexual, al igual que el hombre designa la fuerza a través de la cual se manifiesta el instinto de absorción de alimentos”. Los deseos del hombre y la sed no son pecaminosos y no están reprimidos, pero las pulsiones sexuales sí se reprimen, reapareciendo más tarde en los sueños y en las neurosis. El psicoanálisis descubre que los síntomas patológicos están ligados a la vida amorosa del enfermo casi siempre. La sexualidad reprimida explota mediante una enfermedad o simplemente retorna a través de diversos sueños.
  • Sublimación: La sexualidad se manifiesta a los tres o cuatro años. En este período se constituyen los poderes anímicos (diques) que se opondrán a la pulsión sexual (libido) y la canalizarán. Freud asegura que esto queda fijado por la herencia, aunque la educación puede influir en la construcción de estos diques. Estos diques tienen que ver con los impulsos infantiles que no dejan de fluir y cuya energía es desviada de la utilización sexual hacia otros fines. Este proceso de desviación es el proceso llamado sublimación; este mecanismo proporciona poderosos elementos para todas las funciones culturales, y comienza ya en el período de latencia (4 años). Los impulsos sexuales del período de latencia son inaprovechables, pues no hay función reproductora. Es en este momento cuando surgen fuerzas psíquicas contrarias a la pulsión sexual que erigían nuevos diques (repugnancia, pudor, moralidad, …) En los años infantiles, con frecuencia, tiene lugar una elección de objeto; todas las pulsiones sexuales se orientan a una única persona. Los fines son infantiles. La elección de objeto se detendrá en la época de latencia.

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