Evolución del teatro español desde 1940

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El teatro desde 1940 a nuestros días

El teatro español ha evolucionado durante este periodo desde la evasión y humor de posguerra, pasando por el teatro realista y social, hasta la renovación formal o vanguardista.

El teatro fue el género más afectado negativamente por la Guerra Civil y sus consecuencias. La más inmediata sería el exilio de dramaturgos como Alberti y la muerte de otros como Valle-Inclán y Lorca. Durante la posguerra el teatro sufrió muchas limitaciones ideológicas debidas a la censura. Por ello predomina un teatro conservador, de evasión que pretende entretener y moralizar.

El teatro de humor se desarrolló en la década de los 40. Destacan Jardiel Poncela que cultiva un humor sin acidez y bienpensante, tan inverosímil que fue muy criticado, por ejemplo en Eloísa está debajo de un almendro (1940) y Miguel Mihura que escribió en 1932 Tres sombreros de copa. El verdadero mérito de la obra estriba en una comicidad insólita de situaciones, personajes y de lenguaje verbal. Si no se hubiera tardado veinte años en estrenarla, Mihura habría sido considerado un revolucionario del teatro europeo, concretamente del teatro del absurdo.

El teatro realista o teatro social se abre en 1949 con Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo y continúa durante toda la década de los 50. Buero Vallejo optó en sus obras por lo que se llamó tendencia posibilista que consistía en escribir obras que pudieran ser representadas pasando la censura sin renunciar a su carga comprometida o social. Su larga trayectoria se puede dividir en tres etapas: Realista en sus primeras obras en las que reflexiona sobre la angustia existencial (la tragedia de vivir, las ansias de libertad frustradas) en un escenario único en las que se abordan también cuestiones sociales y de la realidad del momento; Reflexión histórica en la que ahonda en los problemas sociales a través de personajes y ambientes históricos. Usa escenarios múltiples, elipsis temporales e introduce los efectos de inmersión (El concierto de san Ovidio, 1962) y por último la Subjetiva en la que continuó con su renovación de las técnicas teatrales (La fundación, 1974). Otros autores de esta tendencia fueron Alfonso Sastre y Lauro Olmo.

El teatro de renovación formal o vanguardista surge a partir de los años 60.

Autores como Francisco Nieva (Pelo de tormenta, 1962) o Fernando Arrabal (El jardín de las delicias, 1967) crearon un teatro simbólico y alegórico, de influencia vanguardista, que acentúa los aspectos visuales, sonoros y musicales para ofrecer un espectáculo total. Más adelante a partir de los 80 siguieron esta misma línea vanguardista grupos de teatro independiente que creaban sus obras conjuntamente y cambiaron la concepción del lugar teatral al llevar sus montajes a fábricas, calles, universidades, etc. Entre los más destacados que siguen representando en la actualidad cabe mencionar Els joglars, La fura dels baus ambos de Barcelona y La Cuadra de Sevilla.

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