La Fe: Adhesión a la Revelación Divina

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La fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y sus palabras.

Creer entraña pues una doble referencia a la persona y a la verdad, a la verdad por confianza en la persona que atestigua.

No debemos creer en ningún otro que no sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La fe es un don sobrenatural de Dios, para creer el hombre necesita los auxilios interiores del Espíritu Santo. Creer es un acto humano consciente y libre que corresponde a la dignidad de la persona humana. Creer es un acto eclesial. La fe de la Iglesia precede, engendra, conduce y alimenta nuestra fe. La Iglesia es la madre de todos los creyentes. Creemos todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios escrita o transmitida y son propuestas por la Iglesia para ser creídas como divinamente reveladas. La fe es necesaria para la salvación. El Señor mismo lo afirma. 'El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea, se condenará.'

La fe es un gusto anticipado del conocimiento que nos hará bienaventurados en la vida futura.

Credo Nicenoconstantinopolitano:

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

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